Nuestra crítica de «Danças Líquidas» de Bifannah dice que es disco que te abre la percepción a base de psych, chill rock y una buena ración de tropicalismo.
La famosa cita del poeta William Blake contenida en su obra “El Matrimonio del Cielo y el Infierno” a la que The Doors recurrieron para bautizarse afirma que “si las puertas de la percepción se purificaran, todo se le revelaría al hombre tal y como es: infinito”. A partir de este verso, Aldous Huxley planteó en su ensayo “Las Puertas de la Percepción” que, bajo determinados efectos alucinógenos, el cerebro se abre de par en par y el espacio y el tiempo se vuelven irrelevantes. Es decir, que dejarían de ser rígidos conceptos físicos y cronológicos y permitirían ir hacia adelante y hacia atrás, más lejos o más cerca, al antojo de quien se embarcara en ese viaje.
Bifannah llevan navegando sobre ese océano inmaterial desde su álbum de debut, “Maresia” (The John Colby Sect, 2017), en una travesía en la que, como The John Colby Sect -el sello de la banda gallega- desliza, su música no entra por los oídos, sino por los ojos. Su música, por tanto, posee propiedades sinestésicas: cada nota desprende un color y un aroma especiales. ¿Y a dónde y cuándo trasladan al oyente Bifannah? Al Brasil de los años 60, cuando irrumpió la ola tropicalista y el movimiento Jovem Guarda. Guillermo V. Zapata (voz y guitarra), Antía Figueiras (voz y bajo), Antón Martínez (batería) y Pablo Valladares (teclados y guitarra) practican ese salto geográfico y temporal con una naturalidad pasmosa, como si vinieran directamente de aquel lugar y aquella época para demostrarnos a nosotros, seres del presente, que es posible huir de la cruda realidad hacia un paraíso utópico.
Esa vía de escape abierta por Bifannah se basa en el pop lisérgico primigenio que cruza el Atlántico, da un rodeo a Río de Janeiro, se introduce en el Amazonas y vuelve haciendo ese recorrido a la inversa. Así, hasta el infinito, como decía William Blake. Y, como sostenía Aldous Huxley, en un trayecto sin límites con la mente totalmente liberada. Siguiendo esas directrices de cara a su segundo trabajo, “Danças Líquidas” (The John Colby Sect, 2019), Bifannah expandieron su particular estilo apoyados en sonidos latinos, el funk añejo y la bossa nova para aplicar ritmos más bailables a sus caleidoscópicas canciones. Algunos datos técnicos ayudan a perfilar las coordenadas entre las que flota el álbum: fue grabado en directo de forma analógica en los madrileños estudios Brazil, producido por Frank Maston (Jacco Gardner) y masterizado por Jasper Geluk (Altın Gün).
Unan los puntos subrayados y obtendrán la senda seguida por Bifannah que comienza a partir de la portada vintage de “Danças Líquidas”, un umbral abstracto que da acceso a una dimensión paralela en la que resuena una psicodelia de tintes cariocas -y, por momentos, selváticos- repleta de groove y ejecutada a la vieja usanza. “Capri”, deliciosa píldora de garage-rock ácido que adelantó las líneas maestras del álbum, actúa de eje central alrededor del cual orbitan en la primera parte del LP el tropicalismo con toques lounge-pop ricamente arreglado de “Já Ganhou”, la refrescante neopsicodelia lusófona activada a bajas revoluciones de “Novíssima Guarda” o la exuberante y narcótica bossa nova de “Coraçao Preto”.
Estas bocanadas de aire cálido preparan el cuerpo para escuchar y sentir a los Bifannah más dinámicos. La comparación entre el cuarteto gallego y Altın Gün no se sustenta solo en el hecho de que en los trabajos de ambos grupos aparezca el nombre del mencionado Jasper Geluk, sino que también se ilustra con un tema como “Danças do Demo”, que vendría a ser la reinterpretación en portugués del sonido de la banda turca de moda cuyo ritmo exultante y burbujeante se extiende a “Salgada”. A medida que transcurre “Danças Líquidas” se constata que es un disco salpicado de contrastes: así como estimula las extremidades, también acaricia la piel mediante la sensual “Não Acredite” -en la que Antía lleva la voz cantante- y la escueta pero magnética “Um Flush”.
“Danças Líquidas” funciona como un péndulo que oscila con suavidad entre la fogosidad y la seducción, entre el psych y el chill rock, entre el hoy y el pasado y entre las dos orillas del Atlántico con Brasil como epicentro. Sus hipnóticos balanceos crean un estado de consciencia que difumina cualquier barrera tangible y espiritual. A William Blake y Aldous Huxley les habría encantado internarse en este universo imaginario tan real… [Más información en el Bandcamp de Bifannah // Escucha «Danças Líquidas» en Apple Music y en Spotify]