Entrevistamos a Bàrbara Alca para que nos lo explique todo sobre PizzaChica, un personaje que es puro reflejo de la Generación Millennial.
Bàrbara Alca ya había publicado sus trabajos en medios como El País o El Jueves y, sobre todo, se había ganado una verdadera legión de fans a mostrando su trabajo en internet y (especialmente) en redes sociales. También brilló (y brilla) en el campo del fanzine, y publicó un cuento sobre Ella Fitzgerald en la colección Pequeña y Grande de la editorial Alba. Al fin y al cabo, era inevitable que su visión artística conectara inmediatamente con la cultura del meme: sus piezas suelen entenderse a un primer vistazo, incluso cuando trascienden la ilustración y se dirigen hacia el terreno de la tira cómica con diversas viñetas. Son pildorazos que supuran ironía y cachondeo a la hora de restar drama a la existencia de una generación que, mira, en serio, ya tiene suficiente drama con el mundo que han heredado de los que les precedieron.
Pese a ello, el verdadero salto de gigante en la carrera de Alca aconteció cuando la editorial Sapristi publicó su «PizzaChica y Las Lloronas» hace tan solo unos meses. Inmediatamente, el cómic se convertía en algo así como un himno generacional en versión ilustrada. Y no era para menos: las disertaciones sobre la vida de la generación Millennial se convertían en sus manos en una especie de «BoJack Horseman» cruzado genéticamente con «La Mazmorra» de Trondheim y Sfar. O en algo así como «Hora de Aventuras» soñado por Simon Hanselman. ¿Suena bien? Pues se lee mejor todavía y, sobre todo, te deja con esa sensación de que quieres saber mucho más de los protagonistas.
Precisamente por eso, porque yo también quiero saber más (¡mucho más!), a continuación viene mi conversación con Bàrbara Alca.
Para empezar, la pregunta inevitable: ¿cuánto hay de Pizza Chica en ti y cuánto hay de ti en PizzaChica? La mayoría de vivencias de PizzaChica son propias, más o menos exageradas. Al final resulta ser una caricatura de los aspectos que me gustan menos de mí misma… Es como una manera de regañarme por ser como soy (hasta humillarme).
Antes de seguir con PizzaChica, hagamos un pequeño alto en el camino para hablar de ti. ¿Cómo nació tu interés en el cómic y la ilustración? Lo de la ilustración viene de siempre. Quiero decir, todos dibujamos de pequeños y lo dejamos en algún momento de nuestra vida (cuando YA SOMOS MAYORES PARA ESO), pero hay unos pocos que no. Y ahí estoy yo, siempre infantil y nunca ininfantil.
¿Ha sido duro labrarte un camino en este ámbito cultural (que todos sabemos que no es el más fácil ni el más lucrativo)? Lo dices como si ya no lo pasara mal… Jajajajaja. Han sido muchos años de trabajar en cosas que no me gustaban y dedicarle mi único día libre de la semana al dibujo.
Estás a punto de cumplir 30 años… ¿Cómo valoras tu carrera hasta ahora? Sigo sintiéndome una adolescente que no tiene ni idea de lo que está haciendo la mayoría de las veces.
¿Cuáles serían los tres momentos más importantes de esa carrera y por qué? El primero sería cuando me encargaron las ilustraciones para el cuento de la colección Pequeña y Grande, que hizo que me decidiera a dejar mi trabajo de oficina infernal. Después, la publicación de «PizzaChica«, que para mí fue de lo mejor porque era algo que contenía mi voz en todos los aspectos… Y la tercera cuando me pidieron participar en un proyecto del que aún no puedo hablar.
Y, ahora, volvamos a PizzaChica… ¿Cómo nace un personaje tan sumamente especial y todos los que le rodean? Leyendo muchos cómics de Hanselmann. Quería hacer un mundo ‘monstruo’ porque, por mis movidas (desde que nací me han operado del corazón varias veces y tengo cicatrices como un personaje de «Pesadilla Antes de Navidad«), siempre me he sentido más identificada con los monstruos que con los humanos (vaya movida, por eso me siento tan incomprendida). Y, como he tenido la suerte (o desgracia) de rodearme de verdaderos personajes, lo demás no fue muy difícil.
¿Hay algún colega o alguien de tu entorno que se haya visto reflejado (con o sin razón) en alguna de las lloronas? Todos. Todos los personajes están basados en alguien de mi alrededor. A veces son un mix de dos personas, según sus cualidades. Por ejemplo, mis ex (los que fueron un poco capullos, los otros no) aparecen como Papanazzi, Perra2000 son dos amigas mías (y a veces yo). Y, por otra parte, Princess Bridget son mis mejores amigas.
Está claro que tu principal finalidad es retratar una generación concreta y un momento generacional particular. ¿Por qué? ¿Crees que esta generación no se está retratando de forma fidedigna en la cultura actual? No creo eso. Creo que lo que pasa es que no tengo otro referente más que mi generación y mi día a día. No era mi intención hacer una crítica social (aunque después no hay quien me calle cuando empiezo hablar del capitalismo). Pero creo que precisamente ha podido impactar más a las generaciones que no son la mía, pues no sabían que vivíamos de esta manera de manera involuntaria. La próxima vez que me hablen de nesting les voy a lanzar una olla de agua hirviendo a la cara.
Lo que está claro es que esta generación suele describirse como frívola y superficial. ¿PizzaChica es una celebración de estos valores o una reacción contra esta percepción? La superficialidad de la que se nos acusa viene directamente de nuestro miedo a intimar, a comprometernos con cualquier cosa, porque precisamente no sabemos qué va a ser de nosotros en unos meses. No se pueden hacer planes a largo plazo ni apegarse de las personas porque estamos en un purgatorio de la vida adulta y nadie se esperaba esta inestabilidad económica y precariedad. Y, por lo tanto, no hemos podido aprender a gestionarlo. PizzaChica lucha contra eso, con la incapacidad de apegarse por la incertidumbre y el ansia por intimar y tener verdaderas conexiones.
Lo interesante es que hay momentos de “PizzaChica y Las Lloronas” que no se cortan un pelo a la hora de mostrar cierto patetismo en el tipo de vida (y en las decisiones) de sus personajes. ¿Reírse hasta de tu sombra es la mejor filosofía para el siglo 21? Con la que nos ha caído, no podemos hacer otra cosa que llevarlo con humor. Resistirse a pensar que esta situación es una realidad y que lo podríamos vivir de otra manera solo generaría más sufrimiento. Los de la Gen Z son muy cracs en esto.
A su vez, también queda claro en el cómic que las dos grandes coordenadas generacionales son el amor y la amistad… Pero el amor aparece jodido si las únicas opciones son Papanazzi y Lobo Tommy, ¿no? Jajaja. A ver, eso es un poco el movidote que estaba sucediendo a medida que hacía el cómic. POR FAVOR, no es ninguna guía para la vida, y no le recomiendo a nadie que se meta por esos lares. Hablad siempre las cosas primero y os ahorraréis mucho drama. Aunque, ¿qué mejor manera de evadirse de 42 horas a la semana de trabajo precario que un buen drama?
Tampoco es una visión muy optimista la de la amistad, con una traición como la de Perra2000… ¿O las traiciones son inevitables en toda amistad? Las amistades en «PizzaChica» (y, por consiguiente, PizzaChica como amiga) a veces pecan de lo que decía antes, de esa falta de compromiso y esa aversión al apego por no saber qué pasará. No creo que las traiciones sean inevitables porque, de hecho, si tienes dos dedos de frente, sabes a quién dedicarle tiempo y con quién mantener cierta distancia.
La forma en la que abordas la historia de PizzaChica es a través de micro-episodios, a veces de dos páginas, a veces de menos, que se encierran en sí mismos a modo de aforismo o mini-fábula. ¿Por qué este formato y no desarrollar la historia de forma más horizontal y clásica? Creo que es por influencia de las series. Así como puedes decir «ok, un capítulo más y ya estaré«, quería que fuera igual con mi cómic. Además, me gustaba la idea de que una historieta se centrara más en un tema, y en otra se hablara de otra cosa.
¿Crees que este formato conecta mejor con una generación acostumbrada a las tiras cómicas de Instagram (que se leen en un plis y son autoconclusivas)? No lo sé, pero supongo que sí. Ahora ni leemos la letra pequeña de la noticia y nos quedamos con la foto de clickbait con el titular en letras muy grandes. Hablo en primera persona plural porque espero no ser la única que hace esto.
No hace falta que invoque a “BoJack Horseman” como referencia porque ya lo haces tú al final del cómic. Otro ejemplo de retrato generacional aparentemente optimista pero trufado de cierto existencialismo (y pesimismo)… ¿Por qué te gusta tanto BoJack? Me gusta BoJack porque de primeras te presenta un personaje bastante detestable, y te muestra capítulo tras capítulo por qué es como es. Llegas entonces a tenerle cierto cariño (así como al resto de personajes, que también tienen su drama personal). Al fin y al cabo, es una serie que relativiza el hijodemierdismo que hay en el mundo. No quiero caer en la paradoja de la tolerancia, pero creo que es una serie que te ayuda a entender que muchos de los gilipollas que estamos aquí fuimos víctimas y que no tienes que tomarte las cosas como algo personal.
¿Y qué otras referencias te han influido a la hora de crear a PizzaChica? Bridget Jones, Simon Hanselmann como he dicho antes, «Los Motoratones de Marte«, Kimmy Schmidt, «Hora de Aventuras«, «Seinfeld«…
¿Vas a seguir explorando la vida del personaje? He pensado muchas veces en matarlos a todos, pero me pasa como con BoJack. En mi cabeza tengo el background de cada uno y, por muy antihéroes que sean, entiendo su situación y me gustaría seguir trabajando con ellos para poder explicarle al resto por qué son como son.
Entonces, ¿cómo ves a Pizza Chica de aquí a diez años? Buff.
¿Y al resto de personajes que le rodean? Si sigo con este universo, es probable que algunos se vayan y otros se queden. Así como PizzaChica ya ha aprendido a no acercarse a personas que cumplan el bingo de Papanazzi, creo que llegará un momento en el que este personaje desaparecerá y llegará otro en calidad de compañero de trabajo, o quizás mascota fantástica. Sky is the limit.
¿Y cómo te ves a ti misma de aquí a diez años? Ni siquiera puedo verme a mí misma dentro de dos meses. Solo espero no estar muerta. [Más información la web de Bàrbara Alca y en la de la editorial Sapristi Comic]