Bad Bunny ha lanzado por sorpresa su nuevo «YHLQMDLG»… Y ya está, ya tenemos el faro guía que alumbrará el reggaetón para los próximos tiempos.
En la historia musical más reciente podemos, si rememoramos unos segundos, señalar momentos de ruptura, de cambio, intersticios a través de los que podemos vislumbrar un nuevo paradigma, una forma inédita de comprender la música. Si pensamos en el siglo XX, nos acordamos de Elvis, Dylan colgándose la guitarra eléctrica para convertirse en Judas, David Bowie y su Ziggy Stardust, la llegada de la música electrónica, el nacimiento del hip hop y un larguísimo etcétera.
Llevamos veinte años de siglo y todavía es pronto para poder hablar de esos intersticios. Pero, sin duda, sería inevitable fijar la mirada en la nueva ola de la música urbana latina. Artistas como J Balvin han ayudado a redefinir el reggaetón, gracias a ideas conceptuales hasta hace poco impensables para este género. La llegada del trap y los nuevos sonidos también han ayudado a dinamitar esta escena, sumando matices y texturas. Y es que el reggaetón -y la música latina en general- ha sido el género musical que mejor ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, fusionándose y derribando barreras a base de perder los prejuicios que siempre le han perseguido.
Uno de los abanderados de este nuevo movimiento es Benito Martínez, mejor conocido como Bad Bunny, un puetorriqueño que, de la noche a la mañana, pasó de ser cajero en un supermercado a una de las mayores estrellas de la música internacional. Desde sus primeros temas, BB demostró que traía una propuesta propia, personal y revolucionaria, sustentada en un discurso totalmente nuevo dentro del reggaetón y el trap. Después llegaría «X 100PRE» (Rimas, 2018) su primer álbum de estudio, lanzado de forma independiente, un trabajo que pondría patas arriba la totalidad de la industria. Para entonces, ya era una rotunda estrella, pero el disco serviría para presentar sus credenciales de forma oficial. Más tarde sería el momento de «Oasis» (Universal, 2019), una pequeña joya concebida a medias con J Balvin y que se ha convertido en un trabajo capital para toda una generación. Si no me creéis, al tiempo.
Sold outs alrededor de todo el mundo, cabeza de cartel en casi todos los festivales importantes, polémicas apariciones televisivas, mensajes de apoyo a colectivos minoritarios como el feminista o el LGTBIQ+, descaro, una desbordante libertad creativa y, por encima de todos, auténticos bangers: un cóctel que acabó por convertir a Benito Martínez en un absoluto game changer. Aun así, Bad Bunny parece no tener techo, y alcanza en su reciente «YHLQMDLG» (Rimas, 2020) su cima creativa hasta el momento. Y es que, tal y como indica el título de su segundo álbum en solitario, el puertorriqueño ha decidido hacer lo que le ha dado la gana, un arriesgado viaje entre el perreo y el llanto.
«YHLQMDLG» son las siglas de «Yo Hago Lo Que Me Da La Gana«, sí, y es un disco que empieza incluso antes de escucharlo, desde la propia estrategia de lanzamiento. Sin aviso previo, sin multinacional detrás y en sábado (cuando los grandes lanzamientos son publicados los viernes), este álbum supone toda una patada en la cara de la industria musical. Algo que, un artista de la repercusión que ostenta BB no suele hacer.
Lo siguiente que vemos, claro está, es la portada: una portada cargada de simbolismo y que, a diferencia de la gran mayoría de las de su género, tiene algo que contar. En ella vemos a un niño -el alter-ego infantil del propio Bad Bunny– sobre una bicicleta, en un escenario casi postapocalíptico que nos puede recordar al imaginario cinematográfico de los 80. Una portada que nos introduce al sentimiento que va a sobrevolar todo el álbum, la nostalgia. Este mismo niño será el protagonista de los clips que acompañan a la gran mayoría de los temas de «YHLQMDLG«. Este, el visual, es otro de los grandes apartados de esta obra, y parte culpable de que el segundo disco en solitario del artista se sienta como un trabajo en 360 grados y no un simple álbum más.
Y ya entramos en lo verdaderamente importante aquí, que es la música. «YHLQMDLG» es un disco largo, compuesto por ni más ni menos que veinte canciones y plagado de colaboraciones con grandes referentes de la vieja y de la nueva escuela. Y es que este álbum es justamente eso: un punto de quiebra entre estos dos mundos, plagado de referencias a los grandes clásicos del género, pero que también visualiza y materializa el camino que ha de recorrer en el futuro más inmediato.
Benito, como ya hemos dicho antes, nos lleva a un viaje entre el perreo y el llanto. Y, lejos de ser esta una afirmación manida (que lo es), es una realidad. Al inicio de «Si Veo A Tu Mamá«, el primer corte del disco, un hombre está a punto de meter su cabeza en una soga. En ese momento, aparece el alter-ego infantil del boricua que ya aparecía en la portada para decir a ese hombre a punto de suicidarse que él, cuando está triste, siempre escucha a Bad Bunny y eso le ayuda. Este es, sin duda, el mejor resumen posible de «YHLQMDLG«.
En lo musical nos encontramos con producciones magníficas que, en ocasiones, se alejan de los terrenos recorridos con anterioridad por BB. Por lo general, predominan los sintetizadores etéreos, los samples tristones plagados de guiños al reggaetón antiguo. Sin embargo, de esta nostalgia también brota, de vez en cuando y en el momento más inesperado, la rabia y la alegría y el baile y todo aquello que nos aleja del oscuro pozo de la tristeza. Una vez más, Bad Bunny se revela como un rompedor de géneros. Y es que, a lo largo del disco encontramos producciones cercanas a otros géneros como el reggae, el rock e incluso los sonidos electrónicos que nos hacen recordar a lo mejor de Daft Punk.
Pero es en los textos donde Benito alcanza su cúspide hasta el momento. El artista no nos muestra nada nuevo, ahí están sus mensajes sociales, sus letras hedonistas e hinchadas de egotrip. Y, aun así, nos demuestra que no hace falta inventar la pólvora para ser un letrista eficaz. Bad Bunny no es Dylan, ni Cohen, ni Kendrick Lamar, pero es que tampoco le hace falta para conseguir tocarnos las distintas fibras que componen toda nuestra paleta de emociones.
Por lo pronto, sabemos que dentro de nueve meses tendremos un nuevo disco de el Conejo Malo, tal y como anuncia en la última canción de «YHLQMDLG«. Pero también nos dejá entrever que, después de este siguiente disco, quizá se retire. Por supuesto, es pronto para hablar de eso. Por el momento nos quedamos con lo esencial, y es que «YHLQMDLG» no es únicamente uno de los mejores discos en lo que va de año, e incluso de siglo si nos limitamos únicamente al género latino, sino que servirá de guía y faro para explorar nuevos caminos y, sobre todo, para llevar el reggaetón a un nivel que hasta ahora no habíamos podido conocer. Bad Bunny es -y quién lo diría hace unos años- todo lo que necesitamos ahora mismo. [Más información en el Instagram de Bad Bunny // Escucha «YHLQMDLG» en Apple Music y en Spotify]