A falta de novedades recientes sobre el gigante Animal Collective, bien está saber que sus componentes siguen inmersos en un estado de hiperactividad admirable: después de promocionar a lo largo del año su experimento audiovisual ODDSAC e intervenir en la performance artística de su amigo y director de videoclips Danny Perez (“Transverse Temporal Gyrus”), Noah Lennox (Panda Bear) está a puntito de publicar su esperado disco “Tomboy”, continuación del aclamado “Person Pitch” (Paw Tracks, 2007), y Deakin ultima los detalles del que será su debut en solitario, previsto para 2011. Sólo Geologist y, hasta hace poco, Avey Tare no habían presentado sus credenciales como músicos autónomos, al margen de sus múltiples proyectos paralelos con colegas del gremio de diverso pelaje. Era cuestión de tiempo (y de justicia poética) que el segundo de ellos, la voz principal del colectivo animal, se decidiese a dar el paso al frente sin su compañía habitual (bueno, Deakin ejerció de productor en su nueva aventura), la de Terrestrial Tones (junto a Eric Copeland, de Black Dice) o la de Kría Brekkan (es decir: su ex mujer, front-woman de múm: Kristín Anna Valtýsdóttir). Ese gesto, más que como un mero capricho impulsado por la inercia de “Merriweather Post Pavillion” (Domino, 2009) habría que catalogarlo como un atrevimiento (en el buen sentido de la palabra), dado el estatus logrado gracias a su banda y, no hay que negarlo, el reconocimiento obtenido por Panda Bear con su primer álbum personal. Sin embargo, el hecho de que los miembros de la REFERENCIA (así, con mayúsculas) de lo que llevamos de siglo XXI salgan airosos de sus tentativas individuales demuestra que su talento no sólo explota cuando trabajan en conjunto.
Lo más fácil para Avey Tare sería imitar punto por punto los procesos creativos de Animal Collective (aunque algo de eso hay…) o indagar en la fórmula de Panda Bear, la cual, dicho sea de paso, no se alejaba tanto (ni se alejará: atentos al inminente “Tomboy”) del sonido primigenio del combo de Baltimore / Nueva York. Pero lo que intenta es virar hacia derroteros más oscuros, incrustados en paisajes difuminados, sin perder de vista los elementos que lo convirtieron en lo que es: un pequeño genio extravagante de la neo-psicodelia, capaz de generar sensaciones extrañas a través de un avant-pop reconocible a la par que renovado. Así se podría definir este “Down There” (Paw Tracks / Green Ufos, 2010) que, como su título indica, desciende hasta llegar “allá abajo”, un concepto abstracto relacionado con los avatares de su propia vida que Avey pretende concretar en piezas de extensión corta, demostrando que la depuración del pop puede concentrarse en cápsulas breves y compactas. Este LP es un reflejo de los recovecos más sombríos de su interior (aquí no se hablan de chicas, bailes y veranos cósmicos), pero no huye de la luminosidad del último tercio de la discografía de Animal Collective, sino que la atrapa y la encierra en tarros de cristal opaco.
La inicial “Laughing Hieroglyphic” (la única que no cumple con el canon del minutaje reducido antes comentado) arranca con una misteriosa y amenazante voz distorsionada que pone sobre aviso acerca del aspecto del contenido de “Down There”: secuencias, bucles y bases sintetizadas que actúan de apoyo de un discurso sereno y libre de adornos. Todo lo contrario sucede en “3 Umbrellas” (repleta de coros galácticos) y “Lucky 1”, en las que aparecen la melodía pegajosa y los ecos infinitos marca de la casa, aunque su fondo minimalista las sitúa como el reverso de “My Girls”. Al mismo tiempo, Avey aprovecha la ocasión para darse todo un festín vocal, manipulando y filtrando a su antojo su voz, que destaca en primer plano al no aparecer enredada en las telas de araña sonoras características de su grupo: “Oliver Twist” reduce el número de capas superpuestas y muestra una textura fina, casi transparente, y líquida, que conecta directamente con el transcurrir reposado y progresivo de “Ghost Of Books”. Todo este proceso introspectivo desemboca en la suavidad hipnótica de “Cemeteries”, sólo rota por, otra vez, una lejana y deformada voz de ultratumba. En cambio, “Heads Hammock” y “Heather In The Hospital” relajan esa tensión ambiental y retoman el relativo brillo formal de “Down There” recurriendo a letras basadas en la realidad y bañadas en lisergia de corto alcance.
Un disco como este, profundo y de cierta sencillez, nada revolucionario y muy apegado a la poliédrica personalidad de Avey Tare, puede interpretarse como una vía que abra nuevas posibilidades en el diseño del próximo largo de Animal Collective, a pesar de que lo que ocurra al final sea que las mentes inquietas del cuarteto (es más que probable que Deakin colabore no sólo en sus directos, sino también en el estudio, aunque no como miembro oficial) armonicen de tal manera que el resultado vuelva a caer como una bomba y deje ojiplático hasta al ser más inerte del planeta Tierra. Mientras se mantiene la espera, qué mejor que degustar este aperitivo ligero y digestivo, aunque nos haga caminar entre penumbras inesperadas.
Lucky 1 from Abby Portner on Vimeo.