Desde su fundación, Clift ha sido un fanzine que hemos seguido bien de cerca… Será porque los que lo editan son unos tipos osados a los que no se les caen los anillos a la hora de dedicarle un número a la caca (aquí), al fanart (aquí) o al aerobic y al culturismo (aquí): su aproximación a todos estos temas es cachonda pero profundamente literaria, a veces sesuda y comúnmente elocuente. Así que, cuando transcurren un par de meses y todavía no tenemos entre nosotros un nuevo número de Clift, nos preguntamos: ¿qué estarán tramando estos señoritos? En este caso, la respuesta acaba de aterrizar en nuestras bandejas de mail, donde brilla con especial fulgor el anuncio de que el número siete de Clift ya está a la venta y que se centra en un concepto tan abstracto como el bucle: esa repetición y ese infinito que tan lejos está de la capacidad interpretativa y cognitiva de la mente humana pero que, sin embargo, nos obstinamos en entender y explicar desde la pura fascinación.
Para ello, en esta ocasión Clift se ha hecho con colaboraciones como las de Rubén Martín Giráldez, Nicholas Stevenson, Marta Sanz, Filip Fröhlich o Javier Avilés en un total de 48 páginas de ensayos, relatos, ilustraciones, poesía y fotografía que conforman una constelación de 21 exploraciones diferentes al mencionado tema, ya sea intentando ofrecer una visión global del bucle o quedándose atrancado en la palabra «etcétera», indagando en los orígenes de la Matrioska o planteando el parque de atracciones como metáfora de la repetición vital. Y, como no podía ser de otra forma, un número-bucle debe ser presentado en una fiesta-bucle que incluirá una actuación-bucle a cargo de Robert Martínez y su espectáculo Zónula. Será el 12 de diciembre en la Galeria Visions y también habrán cervecitas de Moritz bien frescas, pero tomártelas en bucle o no es algo que ya corre bajo tu cuenta y riesgo.