Por ahí dicen que «Autodefensa» es la serie definitiva en términos zillennials y feministas… Pero lo cierto es que es mucho más que eso. Y vamos a demostrarlo.
La autodefensa es un instinto de preservación que nos impulsa a sobrevivir en medio de un entorno hostil. Y, si algo está claro aquí y ahora, es que hace ya algunas décadas que todos vivimos no solo en un entorno hostil, sino en dos: el mundo en general parece haberse vuelto loco a base de guerras, pandemias, crisis y otras mandangas; pero es que ese otro mundo que todos habitamos también, el virtual, no se anda con chiquitas en lo que a hostilidad se refiere. Al fin y al cabo, un mundo es reflejo del otro. Y a la inversa.
El problema, además, se ve agravado por el hecho de que el capitalismo salvaje llevaba varias décadas inculcando el culto a un lema, «la mejor defensa es el ataque«… Hasta que todo petó y el mundo se polarizó entre ofensores y ofendidos y la Gen Z dijo que ya está, que basta, que a la mierda con todo. Y cualquiera puede pensar que esto es algo que han dicho todas y cada una de las generaciones anteriores a la zillennial, pero hay que reconocer que todas esas generaciones anteriores lo que hicieron fue revelarse en su juventud para acabar integrándose en el status quo en cuanto tuvieron ocasión.
Pero lo de la Generación Z parece definitivo. Y no es de extrañar. Porque puede que los punks arrojaran el lema del «no future» en los años 70, pero esa imposibilidad de un futuro nunca se ha visto tan cercana, clara, preocupante y urgente como en pleno año 2022. Es totalmente comprensible, por lo tanto, que los zillennials reaccionen con un instinto de preservación que pasa por la autodefensa. Y también por la «Autodefensa«, la serie creada por Berta Prieto, Belén Barenys y Miguel Ángel Blanca para Filmin.
Seamos fieles a la verdad, eso sí: «Autodefensa» es el show de Berta Prieto y Belén Barenys, porque son ellas quienes soportan todo el peso de la (no tan) ficción y las que se intuye que han acotado el universo temático y estético de la serie. Un universo que resulta realmente rupturista con todo lo que el mundo y sobre todo la industria de 2022 considera que es y debe ser una ficción serializada televisiva.
Empezando por la forma. Obvio. Contra el síndrome Netflix que afecta cada vez a más series con temporadas larguísimas a las que les sobran la mitad de capítulos y en las que a cada episodio le sobran veinte minutos (como mínimo), «Autodefensa» apuesta por pildorazos de veinte minutos o menos. Porque el hecho de que las plataformas de streaming no estén encorsetadas por las parrillas de la televisión no significa que todo el monte sea orégano y que de repente parezca que un capítulo de una serie debe durar una hora como mínimo. Así que la primera en la frente: contra la expansividad que demanda un esfuerzo temporal para el espectador, Prieto y Barenys apuestan por la síntesis y la concreción. Gracias.
La ruptura sigue, obviamente, por el género. Porque vivimos en una sociedad cada vez más fluida, y eso tiene que reflejarse en la cultura que consumimos. Las ficciones más interesantes de los últimos años se revelan por completo a la coherencia de un único género (piensa en «Titane«) y apuestan por fragmentar los géneros y saltar de uno a otro según les venga en gana. «Autoficción» es así precisamente: tiene capítulos que son pura comedia de situación (los dos primeros, por ejemplo, que presentan a Barenys y Prieto a través de sus muy libres visiones del sexo), otros se debaten entre el cine sensorial y la poesía conceptual («Ser un concepto» y «Buscando after«, chapeau), algunos se aventuran a la docuficción social (como el que retrata uno de los grandes rasgos de esta generación: «Ansiedad«) e incluso a la refínadisima crítica metacinematográfica (en el incisivo capítulo «Actos Colectivos«).
Esta ruptura con la coherencia de género va de la mano de otra ruptura mucho mayor: la intención de quebrar los huesos de las formas del pasado. Y aquí entran todas las formas posibles: «Autodefensa» es brutalmente honesta con cómo esta generación concibe conceptos tan dispares como la amistad (contra las amistades femeninas bitchy y competitivas de ficciones que siguen coleando del tipo «Venganza Ya«, una sororidad que realmente está por encima de todas las cosas y que es un hogar para las dos personas que la comparten), el fin de la dictadura de las apariencias (y su substitución por lo que muchos ven como feísmo cuando en verdad es simplemente un relajarse y dejarse llevar), las drogas (normalizadas incluso desde el choteo máximo del episodio con las llamadas al dealer), las aspiraciones laborales (vapuleadas desde la asunción de la precariedad), la transmisión de la herencia (destilada aquí en un supurante «Odio a los hombres«)…
Y, claro, obviamente también el empoderamiento y el feminismo. Que, al parecer, son los rasgos que más han llamado la atención de los medios de comunicación cuando, al final, ambos temas están imbricados en ese algo más grande del que estamos hablando. Por ahí se está intentando encorsetar a «Autodefensa» en términos feministas por el mero hecho de que sus dos protagonistas son mujeres que sostienen la mirada a la cámara y que no necesitan personajes masculinos para construir sus micro-argumentos ni sus macro-discursos. Pero es que ya sabemos que, si algo no perdona el heteropatriarcado pollaviejo, es precisamente que las mujeres hablen en sus propios términos sin necesidad del marco de tradición masculina y familiar.
La libertad es, precisamente, el mecanismo de autodefensa que propone «Autodefensa«. Una libertad que se olvida del «la mejor defensa es el ataque» porque, definitivamente, le suda un coño lo que pienses tú porque lo importante es cómo se sienten ellas. Una libertad que puede ser malinterpretada como irreverencia o como loquesea-fobia contra los valores y las morales tradicionales. Cuando, en verdad, es un mero acto de priorizarse a una misma en pos de su salud mental, por mucho que eso sea insultante para aquellos que se sientan atacados ante el desdén de dos mujeres tan poderosas. Porque ser poderosa es mucho mejor que estar empoderada. Y si tú te tomas eso como un ataque, ese es tu problema. [Más información en la web de «Autodefensa» en Filmin]