No podemos quejarnos: en un momento en el que precisamente se pone en tela de juicio el papel de las grandes editoriales, los más pequeños (aunque esto de “pequeño” es algo relativo) son los que siguen dándole caña al concepto real de editor como prescriptor, como selector y como cohesionador de unas tendencias e inquietudes literarias. No dejaremos nunca de alabar a ese respecto el papel de editoriales como Errata Naturae, quien acaba de demostrar una vez más su valía en el panorama patrio con la edición del más que atractivo “El Juego del Otro”, un recopilatorio con textos que giran en torno al placer de la impostura inherente a la figura del escritor. El plantel de escritores que se han prestado al juego es de quitar el hipo: Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Barry Gifford y Jean Echenoz son las grandes espadas de este ejército… Pero tampoco hay que menospreciar la significativa aportación de Paul Klee y Sophie Calle. Todos tienen algo que decir sobre la impostura porque, al fin y al cabo, todos tenemos algo que decir sobre la impostura. ¿O acaso alguien osa llevarnos la contraria a este respecto?