Los discos de remezclas (así como los de versiones) caminan, una vez que salen a la luz, entre sombras de sospecha. Las razones de su existencia no suelen quedar claras, sobre todo si están destinados a revisar de arriba a abajo un disco completo. La nueva presa en caer en la trampa es “Still Night, Still Light” (Cooperative, 2009), último trabajo del trío femenino de Brooklyn Au Revoir Simone, rebautizado para la ocasión como “Night Light” (Moshi Moshi / Nuevos Medios, 2010). Tampoco es que haya que demonizar este tipo de experimentos, pero uno se pregunta si son realmente necesarios dada la consolidación del EP o maxi-single como contenedor de reconstrucciones de una o varias canciones o de las numerosas plataformas virtuales que permiten mostrar toda clase de trucos ejecutados por magos profesionales o por prestidigitadores domésticos gracias a la creciente democratización tecnológica… Incluso algunos grupos (Maxïmo Park u OK Go) siguieron la reciente moda de abrir concursos globales en la red con el objetivo de que sus fans aplicaran sus ideas con respecto a los temas de alguno de sus álbumes. Así que, un LP de estas características, pensado y diseñado para exprimir las infinitas posibilidades de su original, sólo funcionará si actúa como una sala de espejos en la que una figura humana puede verse de tanta formas como la mente alcance imaginar: sea cual sea el punto de inicio del que se parta, los cortes remozados deben refrescar, potenciar y, si es posible, mejorar el aspecto del repertorio ya conocido.
En el caso de “Night Light”, se añade la dificultad de aportar ciertas dosis de sorpresa cuando el disco nodrizo lleva más de un año en el mercado y su tracklist ya está más que digerido. La papeleta de solventar ese problema recae en la amplia nómina de productores invitados, que incluye artistas conocidos y otros por descubrir. Entre los primeros nos encontramos con sugerentes nombres que no tienen ningún reparo en llevar los temas elegidos a su terreno sin aportar novedades significativas fuera de su estilo. Uno de los sencillos más rotundos de “Still Night, Still Light”, “Another Likely Story”, se convierte en una evocadora pieza de chill-wave cósmico en manos de Neon Indian, que la eleva (no podía ser de otra manera) a un estado de ensoñación permanente entre estrellas, cometas y asteroides; y Aeroplane (sin duda, 2010 es el año de la explosión definitiva del belga) recicla su fondo comatoso en un decorado extrañamente melancólico repleto de sintetizadores y lo transforma en un hit bailable con una línea de bajo arrebatadora (quizá suene exagerado, pero puede considerarse uno de los mejores remixes del año). El otro single claro del largo más reciente de Au Revoir Simone sería “Shadows”: el sueco Jens Lekman ralentiza su tempo y la sitúa entre los marcos de su suave y candoroso pop de cámara; y, por su parte, Tanlines se olvidan por un momento de su habitual batidora electro-tribal y se dejan llevar por los efluvios celestiales de las voces de Erika Foster y Annie Hart. Silver Columns y Clock Opera cierran la lista de colaboradores (más o menos) ilustres reconduciendo “We Are Here” y “Tell Me”, respectivamente, a su pop electrónico (minimalista el de los primeros, más convencional el de los segundos).
Otro de los grandes peligros de productos como “Night Light” es que, una vez repasada la lista VIP, parezca complicado separar el grano de la paja en el resto del minutaje. Para no marear demasiado la perdiz, se salvarían la pátina soul con la que el dúo norteamericano Jensen Sportag cubre “All Or Nothing”, el refuerzo rítmico que el canadiense Montag aplica a “Trace A Line” y la reformulación extendida en clave ambient horizontal de “Take Me As I Am” pergeñada por el británico Max Cooper. Es decir: se aprovechan (y se disfrutan) dos tercios del conjunto, lo que indica que, a pesar del tipo de disco que es, no se trata del típico artefacto dj-friendly ni de un cajón de sastre arty insufrible. Buen balance final.