«Core» es el discazo en el que los Atención Tsunami quiere recuperar y reimaginar el futuro… De esto y de mucho más hablamos en esta entrevista.
Cuando Atención Tsunami publicaron “Vltra” (Récords del Mundo, 2019), su cuarto álbum, nos encontrábamos en medio de un panorama salpicado de momentos convulsos ante los que necesitábamos música certera y afilada que llegase a nuestros oídos empacada en discos contundentes. Y así era “Vltra”. Hablando de ese trabajo, decíamos que durante los años anteriores habíamos ido de mal en peor. Por tanto, teniendo en cuenta la deriva en la que entramos después de sufrir una pandemia y sabiendo cómo está el actual ambiente sociopolitico, ¿qué debemos pensar sobre lo que sucede en 2024? Seguramente nos faltarían palabras…
Pero de nuevo han aparecido Atención Tsunami para agitar nuestras conciencias y despertar nuestras mentes. Álvaro Marcos, Miguel Bellas, Aarón Palazón, Dave y Choco están acostumbrados a coger a sus oyentes de las solapas y sacudirlos sónica y líricamente para que abran bien los ojos y sean conscientes de la auténtica realidad que los rodea. En ese sentido, “Core” (Raso Estudio, 2024), su nuevo disco, no se diferencia demasiado de “Vltra”. Bueno, sí que se distingue en algo: refleja los males de un presente que, durante más de cuatro años, se ha degradado hasta niveles insoportables.
A lo largo de ese período, la banda madrileña se mantuvo en un silencio casi sepulcral obligada por las circunstancias, pero bien atenta para capturar en sus canciones el zeitgeist de la era dominada por la tecnología, las redes sociales, la falsedad, la maldad, la locura capitalista o la ansiedad, temas que penetran hasta el núcleo de “Core”. Aunque el corazón del disco también late alimentado por la sangre del amor y de la esperanza, que se abren paso entre latigazos guitarreros, spoken word amenazante, gritos enfurecidos y las características mutaciones eléctricas de Atención Tsunami que los traslada a sus raíces, tanto musicales como personales.
Eso sí, que nadie crea que “Core” -producido por Raúl Pérez en su estudio de La Mina– es una máquina que Atención Tsunami utilizan para viajar atrás en el tiempo en busca de la juventud perdida… Todo lo contrario: el disco confirma su vigencia como grupo que aplica su veteranía a una forma flexible, osada e implacable de entender el rock y sus ramificaciones. Mientras el mundo se cae a pedazos y la modernidad aplasta nuestras cabezas, Álvaro nos cuenta cómo los cinco amigos de siempre continúan en la brecha atacando, defendiéndose y contraatacando.
Han transcurrido más de cuatro años desde “Vltra”, vuestro anterior disco. A la velocidad que avanza el negocio musical hoy en día, parece un lapso muy largo, aunque no hay que olvidar que hubo una pandemia de por medio… ¿Cómo ha sido la vida de Atención Tsunami en ese tiempo? Han pasado muchas cosas… La pandemia fue importante porque tuvimos la mala suerte de que el confinamiento llegara justo cuando acabábamos de publicar “Vltra”. Como otros grupos que sacaron discos a principios de 2020, nos quedamos sin gira. “Vltra” era un disco en el que habíamos puesto mucho esfuerzo, habíamos trabajado muchísimo en el estudio y habíamos currado también mucho para prepararlo de cara al directo. Pudimos presentarlo en la sala El Sol en Madrid y se acabó… El siguiente concierto que teníamos era en el Esmorga Fest en Galicia, nos confinaron y se canceló el festival. La pandemia nos afectó mucho al comienzo porque “Vltra” se quedó sin recorrido en directo y nos quedó una espinita clavada. Luego, la vida fue pasando como un bulldozer. Choco, nuestro guitarrista, se fue a Países Bajos por trabajo y yo me fui a vivir a Barcelona, con lo cual nos dispersamos geográficamente. Además, Aarón, nuestro batería, fue padre. Entre unas cosas y otras, se ha reducido mucho el tiempo que tenemos para estar juntos haciendo música. Por eso lo aprovechamos y lo valoramos más que nunca.
También tardasteis varios años en volver al directo, hasta noviembre de 2023. Sí, con alguna excepción contada, como en un festival de la provincia de Málaga hace dos años y pico. Ese concierto al que te refieres, que dimos en noviembre en la Moby Dick con Pena Máxima, fue prácticamente el único en ese tiempo.
¿Y cómo os sentisteis en aquel regreso a los escenarios? Fue muy emocionante… Y lo digo de verdad, no es un cliché. Hacía mogollón que no nos juntábamos para tocar y, en las circunstancias que tenemos ahora, esta es la manera de vernos, porque también somos muy buenos amigos, no solo compañeros de grupo. Teniendo en cuenta la entropía propia de las vidas adultas, el grupo es un buen motivo y una excusa para juntarnos y ponernos al día. Ese concierto salió sorprendentemente bien, a pesar de que nos atrevimos a tocar canciones del nuevo disco. Fue un experimento arriesgado porque habíamos tenido poco tiempo para ensayar, pero para nosotros fue una comprobación de que la maquinaria estaba sorprendentemente engrasada. Nos dimos cuenta de que llevamos veinte años tocando juntos y, al final, eso se nota. También fue una experiencia muy emocionante por la respuesta del público. Teníamos la incertidumbre de creer que, quizá, mucha gente pensaba que ya no existíamos. Sin embargo, ver la sala llena, cómo respondió la gente y cómo salió el concierto fue la mejor manera de volver y de reafirmarnos. Fue un buen ensayo previo antes de la gira de “Core”.
A estas alturas, ¿os veis más como una banda de directo o de estudio? ¿Qué ambiente preferís o en cuál crees que os desenvolvéis mejor? Muchos grupos dirán que lo que más disfrutan es el directo… La sensación que tengo es que, tradicionalmente, el público siempre nos ha visto como un grupo mucho más potente o intenso en vivo que en disco. Aunque, poco a poco, hemos aprendido a defendernos mejor en el estudio para trasladar esa intensidad y a disfrutar bastante de la parte un poco más cerebral o pausada de la composición. Pero tocar en directo es lo que más disfrutamos, porque de eso se trata: de comunicar y de compartir el mismo espacio con la gente.
“Core” es el primer trabajo que publicáis con Raso Estudio, vuestro nuevo sello. Y lo hacéis después de haberos embarcado en la aventura de tener el vuestro propio, Récords del Mundo. ¿Por qué decidisteis dar ese paso? Por una cuestión práctica y precisamente por el hecho de que nuestras vidas adultas estaban cada vez más separadas y nos absorbían más tiempo. Se hacía complicado llevar una discográfica barata como plataforma de autogestión. Si ya es difícil sacar tiempo para mantener vivo nuestro proyecto, peor todavía resultaba mantener vivo el sello. En este caso, habíamos tenido alguna conversación previa con Alan [Queipo] de Raso, al que conocemos desde hace muchos años y con el que tenemos buena relación. Se lo comentamos y nos pareció una manera amable y próxima de sacar el disco bajo un paraguas con el que estamos cómodos y con una persona en la que confiamos y con la que nos sentimos muy a gusto. Su estructura, aun siendo limitada, es más grande que la nuestra y, gracias a ello, podemos llegar a un poco más de gente. Además, Raso nos descarga de la parte del trabajo que antes hacíamos nosotros como grupo autogestionado.
“Vltra” era un disco con una acentuada carga política y “Core” no se queda atrás… Políticamente, Atención Tsunami está claramente situado desde hace mucho tiempo, las letras no dejan lugar a dudas. Para nosotros es algo natural, hablamos de cosas que nos interpelan de verdad y desde algún ángulo que siempre es político. Dependiendo de los temas que toquemos, es insoslayable que haya una posición política.
Si “Vltra” ya era explícito en cuanto a su discurso, “Core” incluso lo supera. Creo que sí. O, al menos, hay un ánimo de comunicar las cosas con claridad y de expresarnos o emocionar utilizando menos elementos y más esenciales. Eso se nota en el discurso, en las letras y también en la instrumentación: cada instrumento tiene mucho más espacio, hay menos capas, algo en lo que tuvo mucho que ver la labor que hicimos con Raúl, que esta vez se implicó en la producción desde el principio. Decidimos abrir por fin ese proceso, siempre hemos producido nuestros discos y en “Core” fue un acierto extenderlo a Raúl.
El actual clima político en España os ofrece un buen alimento lírico y creativo… Se diría que un grupo de rock, sobre todo como Atención Tsunami, debe capturar esa realidad y volcarla en sus canciones. Hablar de política y arte daría para varias tesis… No soy quién para predicar de qué tiene que hablar una banda o un artista en sus canciones, pero lo que sí puedo decir, desde mi punto de vista personal, ya que soy quien hace las letras en Atención Tsunami, es que si estoy expresando cosas que me interpelan o que tienen que ver con mi cotidianidad, estarán tocadas por cuestiones que me atraviesan: la precariedad, la salud mental, la ansiedad… Un montón de temas que están reflejados en las letras y que forman parte de mi día a día y también de nuestras vidas.
¿El rock como género ha perdido su espíritu combativo o aún sirve como respuesta y protesta ante determinadas situaciones que suceden en la actualidad? Me parece que la protesta siempre está más en las actitudes de los artistas que en los propios géneros, que siguen un recorrido y pueden tender a fosilizarse o a estancarse. Concibo los géneros como canales para expresarse de alguna manera y todos pueden valer. Es normal que cuando vienen generaciones nuevas traten de explorar cosas rompedoras. El rock o el punk ya llevan unas cuantas décadas a las espaldas, lo que no impide que puedan reconvertirse y ser una herramienta de expresión política válida todavía.
Al principio me explicabas que los componentes de Atención Tsunami os encontráis dispersados… Con todo, siendo un grupo procedente de Madrid, ¿saber cómo está el panorama político tanto en la ciudad como en la comunidad autónoma os sirvió de gasolina desde la distancia para las canciones de “Core”? [Risas] Llevo dos años emigrado de Madrid, pero creo que, y hablo en nombre de todo el grupo, el ambiente en Madrid es súper hostil y existe una degradación absoluta e intencionada de lo común, desde las asociaciones al propio espacio público. Es brutal. No sé si lo señalaría cómo el origen del mood de “Core”, pero por supuesto eso es algo que nos afecta.
Sin embargo, a nivel artístico, en Madrid ha surgido otra nueva ola rockera, con Biznaga, Error 97, La Paloma, Charnego, Camellos… Parece que algo se está moviendo otra vez en el subsuelo madrileño. En una ciudad con tres millones y pico de habitantes, siempre va a haber algo por puro choque de moléculas. También sucede en ciudades más pequeñas, pero en lugares como Madrid, con tanta gente, es un proceso continuo en escenas diferentes. Siempre están pasando cosas interesantes y no dejarán de pasar.
¿Definirías “Core” como un álbum postpandémico, algo que está muy en boga con múltiples referencias al asunto en muchas canciones? ¿O buscasteis alejaros de esa línea? Es complejo, porque en “Core” conviven unos materiales compuestos o esbozados antes y otros durante la pandemia. Lo grabamos en 2020, estaba todo súper reciente, pero me costaría calificarlo de postpandémico. No creo que haya una vinculación muy fuerte del disco con la pandemia. Lo cual no es necesariamente bueno ni malo, no me parece mal que haya trabajos, discos y obras artísticas que lo estén reflejando. Resulta muy chocante comprobar lo pronto que nos hemos olvidado de lo que pasó, parece un recuerdo lejano y borroso para mucha gente, sobre todo la que no tuvo que lamentar nada ni pérdidas personales.
Más allá de su carácter político, ¿cómo definirías “Core” con respecto a vosotros mismos como banda? ¿Qué ha supuesto para Atención Tsunami este disco? Después de las dificultades de estos últimos años, para mí hay una parte clarísima que es el gozo de tocar juntos y de valorar que somos los mismos cinco amigos que empezamos hace veinte años. El disfrute de ponernos a improvisar en un local o a componer los cinco se mantiene intacto. En mi cabeza, el disco desprende parte de ese gozo de seguir haciendo música juntos. Luego, nosotros lo llamamos medio de coña, medio en serio nuestro disco de madurez, nuestro disco pureta [risas]. Es cierto que el disco, musicalmente para nosotros, tiene algo de reencuentro con las músicas que nos unieron cuando éramos jóvenes traídas al presente. En otros discos hemos sido más aventureros, hemos explorado el rock matemático o la parte más bailonga del post-punk o incluso llevándolo hacia terrenos un poco afro. En ese sentido, “Core” es menos exploratorio, pero por esa razón más compacto y estilísticamente más esencial. Todo ello tiene que ver con músicas que nos marcaron a todos y que nos juntaron cuando éramos cinco veinteañeros.
En comparación con “Vltra”, que era un disco expansivo hacia el post-punk, el krautrock o el uso de sintetizadores, en “Core” dais una vuelta hacia atrás a vuestro sonido, por decirlo así. No nos gustaría verlo como un rollo regresivo o retro, pensamos que hemos sabido traer esas esas raíces al presente. El disco, por la producción y el ángulo que tiene, suena a 2024, no a un disco de los 90 o los primeros 2000. Pero hay una parte de homenaje dentro del destilado de capas que hemos hecho para obtener un sonido más puro que sí remite a esos orígenes.
¿Es “Core” para vosotros el disco más completo de Atención Tsunami? Creo que es el disco estilística, artística o estéticamente más compacto que hemos grabado. Es algo que me parece importante y de lo que estamos orgullosos porque refleja toda la experiencia que tenemos para, en vez hacer las cosas complejas que en un determinado momento nos atraían, destilar algo en apariencia más sencillo, cada elemento brilla más. También el hecho de que tuviéramos que juntarnos para componer el disco con poco tiempo -y este ya es un factor circunstancial- provocó que tuviéramos menos margen para darle vueltas. Los Tsunamis, siendo cinco y dándonos mucho tiempo, podemos llegar a darle muchas, muchas vueltas a cada canción [risas]. En este aspecto, el margen que teníamos, la figura de Raúl más el impulso que ya traíamos de hacer algo que se expresase con más claridad y con menos elementos dieron como resultado nuestro disco, como decía, más compacto.
Y, ya que lo has nombrado varias veces, hablemos de Raúl Pérez. Dada su función de productor, supongo que influyó en todo ese proceso que has descrito. Se ha convertido en prácticamente en un gurú para vosotros en el estudio. Hemos trabajado con él en cuatro discos. Está claro que, si hemos repetido con él y encima dándole cada vez más peso dentro del proceso creativo, es porque confiamos muchísimo en su criterio y en su sensibilidad, que son dos factores fundamentales. Además, hay que añadir su manera de ser. Creo que en el papel de un productor hay un tanto por cien, quizá un 80%, que se basa en la psicología.
Como si ejerciera de entrenador de un equipo deportivo. Completamente. Manejo de grupos, manejo de egos… Raúl hace eso muy bien también. Sabe transmitir mucha serenidad y trabaja muy astutamente desde el silencio y la tranquilidad.
Se lo pregunté a Biznaga en su momento a propósito de su último disco y me ha venido a la mente la misma pregunta sobre Atención Tsunami. ¿Cómo manejáis prejuicios o etiquetas que se pueden aplicar a vuestra música o al grupo en sí, sobre todo, por el cariz ideológico de vuestro discurso? No somos conscientes de haber ahuyentado a gente por nuestro posicionamiento o que haya habido, por ejemplo, enfrentamientos en redes sociales o cosas así. Claro, nuestro radio de acción es mucho más limitado que el de Biznaga, que están en otra escala de exposición. Luego, en cuanto al tiempo que ya llevamos tocando, es posible que haya gente a la que le parezcamos menos interesantes a priori, supongo que pasará. Pero me llama más la atención la gente que sigue ahí [risas].
Los seguidores más fieles. Sí, lo valoramos mucho. Aunque también he de decir que, el día del concierto en la Moby Dick que hemos comentado, nos sorprendió mucho que, en primera fila, hubiera varios grupos de gente muy joven que no conocíamos. Nos hizo mucha ilusión, aparte de ver a los fieles recalcitrantes, que también hubiera allí sangre nueva entre el público.
Antes me refería a ese prejuicio que puede haber en relación a Atención Tsunami porque el primer single de “Core” que compartisteis fue “Rentistas”, un cañonazo contra el turbocapitalismo y la ideología neo / ultraliberal. De ese modo marcasteis muy bien el camino del disco. Hubo cierto debate interno sobre el primer single, pero curiosamente no era por la letra, sino porque es la canción más punk y más trallera del disco. La duda era si reflejaba o no musicalmente el resto de “Core”, pero sobre el mensaje sí que estábamos de acuerdo. En un momento social en el que la vivienda es un problema tan transversal que afecta a tantísima gente y que está tan ligado a un modelo económico fundado en el rentismo, nos parecía pertinente arrancar con ello, lo padecemos en nuestras carnes cada mes.
La apertura de “Core”, “Máquina Violenta”, establece el espíritu del disco, que tiende hacia lo sombrío, y pone al oyente en situación para lo que va a escuchar después. Aquí hubo también debate también sobre si abrir el disco o no con esa canción, porque somos conscientes de que es de las más largas. Tiene unos cuantos minutazos y de coña la llamábamos el veículo longo, como los trailers portugueses que no puedes adelantar en la carretera [risas].
El tono del tema define la atmósfera de “Core”. Sí, es como una puerta de entrada al disco, aunque puede actuar un poco como un muro. Si aceptas y estás dispuesto a prestar atención a esta canción, para adelante, bienvenido, hay más de esto aquí dentro. Además, creo que puede remitir estilísticamente a nuestros orígenes en el post-rock o el post-hardcore.
Hay otro tema muy significativo que es “Politiza tu Estrés”, que realiza una especie de llamada a la acción colectiva convirtiendo en arma uno de los grandes males actuales: la ansiedad. Para mí hay un nudo en el disco importante que, de hecho, une “Máquina Violenta” con “Politiza tu Estrés”: la primera es más bien un retrato sombrío de lo que puede ser el dolor mental y la neurosis y la soledad que conlleva; y con la segunda la idea era hacer una canción que recogiera eso mismo pero con un efecto movilizador que impulsara a compartir esa clase de sufrimientos y a descubrir que su origen no está en la culpa de uno mismo, sino que muchas veces es social y contextual. Nuestra ansiedad tiene un origen conectado con las estructuras que nos rodean.
En “Core” tampoco falta una crítica a la vida moderna y a las redes sociales, con su impostura y su artificialidad, que se escucha en “Gente Sonriendo en Fotos”. Parece que ya es un asunto recurrente, porque nos invade constantemente, y también queríais tratarlo en el álbum. Es una cuestión ubicua… Hay tanto sufrimiento producido por el ansia permanente de felicidad perpetua la red… Pero la canción también intentaba ir un poco más allá. En la estrofa, surge de fondo la idea de los algoritmos y de los determinismos, hay una defensa del azar y de la imaginación: “Los bosques de nuestra imaginación están talados”. La idea que está detrás consiste en recuperar la imaginación para imaginar un futuro mejor.
Lo que contáis con esa canción se podría extrapolar al escaparate de la música de hoy en día, porque también se basa en el algoritmo, en la fachada y no en el contenido. Da la sensación de que no hace falta presentar canciones, basta con lograr una buena cantidad de followers en las redes sociales. Recientemente, leí un artículo interesante de Nando Cruz al hilo de la crisis del periodismo musical, y el periodista norteamericano Ted Gioia también lo ha dicho alguna vez, que hablaba de cómo la escucha va siendo cada vez más pasiva y más determinada por los algoritmos. Lo que comentaba sobre “Gente Sonriendo en Fotos” y su intento de activar la imaginación se dirige precisamente contra esa pasividad, cada vez hay más cosas mecanizadas a nuestro alrededor que pautan conductas y ni siquiera nos damos cuenta. La pasivización de la escucha es una de ellas. No quiero caer en el fetichismo de lo que era abrir un disco antes y escucharlo de pe a pa, pero es cierto que la inercia con la que mucha gente escucha música ahora consiste en no saber por qué vericuetos le lleva el algoritmo e ignorar qué está escuchando.
Tienes razón al afirmar que ya no se escucha música como se hacía, por ejemplo, hace treinta o veinte años, lo que me lleva de algún modo al homenaje que dedicáis a A Room With A View mediante “Una Habitación con Vistas” o a “Emo”, un tema con una esencia similar. Da la sensación de que rememoráis una época que ya pasó y que no tiene nada que ver con la actual, como si propusieseis volver a ella mentalmente. ¿Tuvisteis ganas de volver a sentir, aunque fuese solo con una o dos canciones, cómo eran aquellos tiempos? Te diría que no… Si “Core” irradiase nostalgia, habríamos fracasado artísticamente. Dentro del grupo, escuchamos igual música antigua que nueva y, en ese sentido, mantenemos el entusiasmo y la pasión, vamos a ver bandas jóvenes… No creemos que el pasado fue necesariamente mejor. El asunto del que hemos hablado sobre la pasivización de la escucha y otras cuestiones relacionadas con la tecnología merecen un debate pero, al mismo tiempo, están pasando cosas interesantísimas en la música: ves a peña con veinte años y flipas con cómo toca, con cómo maneja toda la tecnología que tiene a su disposición y, sobre todo, con su falta de prejuicios. Los que crecimos en los 90 y los dos miles todavía arrastramos una inercia de grandes prejuicios que los chavales de las nuevas generaciones se han sacudido completamente.
A “Con Todas Nuestras Fuerzas” la denomino la canción trampantojo del disco porque muestra un contraste muy acusado con el sonido más incisivo del álbum por su aspecto sensible… hasta que estalla con un grito en el tramo final. ¿Esa explosión es un reflejo del estado emocional que transmitís en “Core”? Me parece que “Core” es muy emotivo. Esa probablemente sea la canción más poética y sentida del disco, ya que conecta con la defensa de los vínculos, de lo cercano y también del amor, recuperando un estribillo de El Último de la Fila. Se trata de reivindicar la segunda persona, como en “Una Habitación con Vistas”, que habla de una segunda persona que lo está pasando mal: a veces no puedes ayudar a los seres queridos, solo puedes estar ahí, pero estar es importante. Y en “Con Todas Nuestras Fuerzas” hay un agradecimiento a una segunda persona que hace ver algo al narrador de la historia de la canción.
Entonces, teniendo en cuenta ese sentimiento que fluye en “Core”, aquello que cantaban Sex Pistols de que no hay futuro no se corresponde con el mensaje del disco que deseáis que se fije en el receptor, sino todo lo contrario… Así es. De hecho, tengo mis más y mis menos con cierta vertiente desmovilizadora del nihilismo punk y con la estetización del malestar en un determinado momento. La historia del punk es curiosa, me parece fascinante, pero está llena de contradicciones. Con lo cual, si me sacas el “no future” de los Sex Pistols, nosotros estaríamos posicionados en el “hay que recuperar un futuro” y lo tenemos que imaginar nosotros, nadie lo va a hacer en nuestro lugar. [FOTOS: Iñigo de Amescua] [Más información en el Instagram de Atención Tsunami]