Aphex Twin nos convirtió a todos en gustosas ratas de laboratorio en una primera jornada de Primavera Sound 2017 que fue totalmente Unexpected Primavera.
Visto en retrospectiva, la jornada pre-inaugural del Primavera Sound 2017 el miércoles en el Fòrum bien sirvió como predicción de lo que parece que vaya a ser la tónica común de esta nueva edición del festival: bailoteos y colas. Ambas cosas, mover el bullate y quedarse como un árbol seco plantado en las interminables colinas de cemento del recinto esperando, se dieron el día 31 de mayo gracias a la expectación y el espectáculo que ofrecieron Steve Mackey y Jarvis Cocker, como no podía ser de otra manera.
Una hora de cola a las cuatro de la tarde para coger el ticket de acceso al Hidden Stage, único escenario del festival apropiado para acoger la estroboscópica propuesta Dancefloor Meditations: dos horas de repaso por la historia de la música dance a golpe de beat frenéticos y The Human League de la mano de dos integrantes del único grupo de pop británico que supo entender la música dance. Fair enough.
Viendo el panorama y sabiendo las colas que tocarían hoy para conseguir la entrada al concierto que estarán ofreciendo The Radio Dept. esta tarde en el Hidden Stage, ayer abrí el festival con calma y sosiego, disfrutando de la sensación de tener un poco de tiempo y no correr de un lugar a otro. Hacía tiempo que no veía a Triángulo de Amor Bizarro y llegué un poco tarde a su concierto, pero fue un gustazo comprobar que ya se movían como peces en el agua en un escenario de la envergadura del Mango. Los gallegos hicieron desfilar los temas de su trabajo más reciente, «Salve Discordia» (Mushroom Pillow, 2016), con contundencia y garra ante un público en el que incluso avistamos a más de un guiri disfrutando, lo que sin duda es un gran punto para Triángulo: no es fácil reunir a un público consistente en un escenario de Mordor y a las 7 de la tarde. A menos que seas uno de esos grupos que en más de diez años no ha facturado ni un solo tema malo, claro. Al cerrar con «De La Monarquía a la Criptocracia» consiguieron otro hito: prender mecha al siempre soso y adormecido público barcelonés, haciéndolo explotar en saltos y gritos al cielo y el aire sofocante de verano.
A veces creo que para llevar la web de Unexpected Primavera han cogido a un becario y que al pobre ya se le ha olvidado actualizar la página y se despertará el domingo en plan «uy. jeje«, pero ayer tuvimos la confirmación de que lo que más nos gusta a nosotros es imaginar historias de chiste fácil, y al Primavera echarte todos los planes por tierra. Los mensajes empezaron a correr entre los móviles, las sonrisas a hacerse cómplices y los pasos a acelerar: concierto sorpresa de Arcade Fire en un escenario de 360 grados con aforo limitado. Yo no incluida, pues estaba demasiado ocupada jugando a adivinar cuánta gente estaría encima del escenario dependiendo de la canción que tocaran Broken Social Scene (en la foto). Ocho, diez, ahora nueve, ahora once, los canadienses ofrecieron justo lo que habíamos ido a buscar: himnos tristes para chicas de 17 años. O de 22. Y para chicos. Y mucho más mayores. La tristeza es universal, y nadie puede resistirse a que te la canten como la rama más noventera del indie sabe hacer.
Y, a partir de allí, ya no hubo un sólo segundo en el que dejáramos de bailar, por mucho que Aphex Twin encalzara el deep solo para sabotearse a sí mismo y al público antes de que realmente pudieras lanzarte de corazón a la pista. Pero no adelantemos acontecimientos. Broken Social Scene fueron el final perfecto para la franja horaria diurna del Primavera: un sitio agradable en las gradas del escenario Ray-Ban y el sol poniéndose sobre velas entrando en el puerto y guiris rodando por colinas. La calma antes de la tempestad.
Lleno el estómago y ya entrada la noche, me deslicé con cierta incertidumbre hasta unos BadBadNotGood que, con toda franqueza, en disco me habían parecido un supremo coñazo. Pero a veces a una le gusta hurgar en ese tipo de heridas e ir a ver a un grupo que no es en absoluto santo de su devoción para poder luego regodearse ante su ágil intuición que ya decía que iban a dejar tanto que desear como en estudio. Y a veces uno se encuentra con que se había equivocado, y es mucho mejor. Los de Toronto destilaron elegancia y gusto a lo largo de todo el concierto, en el que fueron capaces de convertir el escenario Pitchfork en algo muy parecido a lo que te imaginas que son los exclusivos y refinados locales de jazz modernos.
Si tenemos que hacer honor a la verdad, a partir de aquí mi noche se vuelve un poco etérea, nebulosa y, por encima de todo, movida. Death Grips (en la foto) hicieron del escenario Primavera su campo de batalla y de tralla, y se hicieron con el público al completo convirtiéndolo en una gran y única bola de cabezas ondeantes; Aphex Twin, por su parte, se encargó de hacer justamente lo contrario. Retorciendo y retorciendo los sonidos hasta hacerlos irreconocibles, volviéndolos a ramificar en nuevas dimensiones bailables y apoteósicas para desintegrarlos justo antes de que tú, espectador, puedas hacer algo con ello, el titán de la electrónica experimental convirtió el mastodóntico escenario Heineken en su pequeño laboratorio musical. Y nosotros encantados de ser las ratas sobre las que hacer sus experimentos. Un salto al playero Bacardí Live que se convirtió de un segundo a otro en horas y horas… Y de repente es de día. Estó sí que es Unexpected Primavera.