Estamos tan fascinados con el concepto «anartista» de Etnia Barcelona que nos hemos preguntado: ¿qué personajes históricos fueron anartistas sin ser conscientes de ello?
¿Sabes ese punto de la historia en el que, de repente, alguien se saca de la chistera un concepto nuevo que acaba convirtiéndose en norma y que, además, permite contemplar el pasado en retrospectiva para revaluarlo? Ya, esto suena un poco raro, ¿no? Pero no lo es. Para nada. Recuerda, por ejemplo, el concepto de «flâneur» acuñado por Walter Benjamin a partir de la poesía de Rimbaud: a partir de entonces, hemos usado ese término hasta la saciedad, pero también lo hemos utilizado para refererirnos a figuras históricas pasadas que, de repente, casan a la perfección con la filosofía del «flâneur».
¿Se entiende ahora un poquito más lo que queremos decir? La cuestión es que, si nos ponemos tan filosóficos aquí y ahora es porque, hace ya algún tiempo, la marca de gafas Etnia Barcelona puso sobre la mesa el concepto anartista: una especie de mezcla pluscuamperfecta entre un artista y un anarquista que casa a la perfección con el mundo de la creatividad en el siglo 21… Pero también con muchos artistazos y personajes históricos del pasado que, de repente, resulta que fueron pioneros anartistas sin ser conscientes de ello.
Así lo prueba, por ejemplo, el hecho de que Etnia Barcelona lleva ya tres series (o campañas, como quieras llamarlo) demostrando que el concepto anartista es aplicable al arte clásico: con la ayuda del director de arte Biel Capllonch, hace tiempo que están revisionando cuadros de arte clásico pero en clave postmoderna. El último ejemplo de lo que decimos lo puedes ver en este artículo que publicamos en Fantastic con la excusa del reciente lanzamiento de la «Series 3» de esta acción englobada bajo el elocuente nombre de #BeAnartist.
Pero desde aquí queríamos aportar nuestro granito de arena… Y nos hemos planteado la gran pregunta: ¿qué anartistas han existido a lo largo de la historia y no han sido conscientes de haberlo sabido? Spoiler alert: nos han salido muchísimos, claro. Pero al final hemos querido elegir cinco de ellos que, de hecho, se ajustan a las mil maravillas a los once puntos del decálogo de #BeAnartist (que puedes refrescar aquí). Y no solo eso: a cada uno les hemos plantado unas gafas de la nueva colección de Etnia Barcelona para demostrar que, si vivieran en el año 2018, estas serían las únicas monturas que querrían en su vida. [Más información en la web de Etnia Barcelona]
JUANA DE ARCO (1412-1431). Ya no es solo que Juana de Arco haya sido una de las figuras más adoradas por el arte y la cutlura posterior a su -trágica- existencia… Es que, además, ella misma convirtió su existencia y su lucha en una forma de arte que, además, representa a la perfección uno de los mandamientos más metafísicos de #BeAnartist: «el artista tiene visión para ver lo invisible«. Ya sabes: Juana ahí, charlando con Dios y tal.
LEONARDO DA VINCI (1452-1519). Aquí el amigo Leo fue pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. ¿Hola qué tal? ¿Cómo te hace sentir eso con tu propia vida? Pero, bueno, no te preocupes, porque entre los anartistas hay niveles, y Da Vinci sería «nivel Dios», claro. Sobre todo porque hizo suyo el mandamiento de #BeAnartist que dice «el anartista reinventa el formato«… Lo que pasa es que él decidió reinventar TODOS los formatos del mundo. Y lo consiguió.
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791). «El anartista crea sin lógica y sin querer«, dice el decálogo de #BeAnartist. Y, en serio, ¿qué esfuerzo demuestra que Mozart fuera un crío precoz que supiera reproducir sinfonías al piano con tan solo haberlas escuchado una vez? ¿Qué lógica tiene que una única persona pudiera revolucionar el mundo de la música en todas sus disciplinas y que su influencia llegara hasta hoy, tantos siglos después? Esa es la magia de los anartistas. Ya ves.
OSCAR WILDE (1854-1900). Wilde no solo cumple a rajatabla uno de los dictados del decálogo de #BeAnartist… ¡sino dos! Por un lado, «el anartista cree en el caos y crea el caos«. ¿Hace falta que expliquemos esto a cualquiera que sepa de la atribulada vida de este hombre que incluso acabó en prisión por escribir abiertamente de su homosexualidad? Y un mandamiento lleva al otro: «el anartista también practica el sexo«. ¿Somos los únicos que pensamos que Wilde tenía que ser un buen prenda en la cama? Pues eso.
ALBERT EINSTEIN (1879-1955). Partamos de algo que a lo mejor hay a quien le parece un poco extraño: las ciencias puras son una forma de arte. De hecho, son una de las formas de arte más bellas que existen. Sobre todo, cuando las practica una mente privilegiada como la de Albert Einstein, quien también es culpable de encarnar a la perfección uno de los puntos del decálogo de #BeAnartist: «el anartista desafía el espacio«. Y eso es así.