Si todavía no has oído hablar de «Croqueta y Empanadilla», prepárate… Porque tienen madera de mitos generacionales. Hablamos con Ana Oncina, su creadora.
[dropcap]A[/dropcap]na Oncina acaba de ser coronada como la reina absoluta del Salón del Cómic de Barcelona: desde La Cúpula dicen que su «Croqueta y Empanadilla» no sólo ha sido el tomo que más han venido en su stand de la feria de la Ciudad Condal, sino que la autora fue la más reclamada en las ya tradicionales sesiones (maratonianas) de firmas. Y el motivo no es difícil de imaginar… Lo diré así, a las bravas: Oncina es la creadora de dos de los personajes más icónicos de las últimas hornadas de cómic patrio. La pareja formada por Croqueta y Empanadilla (que, evidentemente, son una croqueta y una empanadilla ¡literalmente!) llegó casi sin hacer ruido, sin necesidad de complejísimos planes de marketing que nos vendieran a los dos personajillos hasta la saciedad, pero no tardó en reverlarse como un bonito espejo en el que una generación cansada de la pose ultra-consciente y pseudo cool(tureta) tipo Moderna de Pueblo se podía mirar reflejada sin riesgo de parecer imbécil: la propuesta de Oncina opta por lo humilde y por lo sencillo, por la visión de una relación de pareja alejada tanto de la ñoñería como de la apología del absurdo tipo Reina del Hielo encumbrada por la chick lit.
De esta forma, sin prisa pero sin pausa, «Croqueta y Empanadilla» se convirtió no sólo en un best seller (va por su segunda edición), sino también en uno de esos cómics que se te quedan dentro a base de gags minúsculos: deudor del lenguaje de Tumblr y de la blogosfera, ese mismo lenguaje en el que prima la tira autoconclusiva por encima de los arcos argumentales, las aventuras parejiles de Croqueta y Empanadilla son algo así como pinceladas impresionistas que conforman el fresco de una pareja moderna, sin un duro pero con mucho amor. Que el chico sea una croqueta y la chica una empanadilla es lo de menos: ¿o no son esos momentos fugaces del cómics los que todos buscamos cuando tenemos pareja?
Así que, con una mano en el corazón y la otra en la cabeza, intentando no dejarme llevar por el chorrazo de simpatía y cariño que ha desatado en mí la lectura de «Croqueta y Empanadilla«, me dispongo a tener una rápida entrevista con Ana Oncina en la que mi prioridad es intentar no tener un ataque kawaii y conseguir hablar de algo que no sea lo mucho que quieres que la pareja que ha creado se convierta en un mito de nuestra generación. Adorar a dos seres surgidos de la cultura de la fritanga española siempre será más sano que rendir pleitesía a las ilustraciones de aspirantes a modelo raquíticas, ¿verdad?
¿Cómo estás viviendo algo tan bonito como esto de publicar tu primer cómic y que haya sido un éxito que va ya por la segunda edición? Estoy muy contenta, me encuentro como en una nube que aún no me deja acabar de creérmelo.
Antes parecía que los nuevos autores se formaban en el mundo del fanzine, pero tú vienes de tener tu propio blog… ¿Son los blogs los nuevos fanzines? Sí, considero que los blog cómics están muy de moda. Lo cual me parece algo genial. En ellos puedes hacer un mejor seguimiento de ese autor o autora que te gusta.
¿Cómo se te ocurre una idea tan loca como la de Croqueta y Empanadilla? Se me ocurrió hace poco más de un año, cuando me fui de viaje a Berlín con mi novio. Estábamos viendo un museo y, de tantos ya vistos, yo estaba bastante cansada. Mi novio vino y me dijo “Eres una empanada”, a lo que yo respondí: “Si yo soy una empanada tú eres una croqueta”. Nos hizo gracia la idea y, al volver de viaje, empecé a hacer las viñetas.
¿Cuánto hay de Ana Oncina en Empanadilla y cuánto de tus experiencias de pareja en Croqueta? He intentado que nos representen bastante bien los personajes en cuanto a personalidad, aunque quizás he exagerado algunas cosas. En cuanto a las experiencias en pareja, todas las historias están basadas en situaciones que nos han ido ocurriendo o que nos gustaría que nos ocurriesen, como puede ser el caso del gato y el perro.
Las “Escenas Para No Dormir” abundan en el cómic… ¿Qué las hace tan interesantes para ti? Quizás porque cuando me voy a dormir es cuando empiezan a ocurrírseme todas las historias. También es porque me parecen las más graciosas y en las que mejor se entiende cómo es cada uno.