Esto es una crónica del Americana Film Fest 2018 y sobre las pelis de indie americano que en él se han visto… Pero también es una reflexión sobre la muerte a pecho descubierto.
Hoy por la mañana me he despertado con bastantes mensajes en el móvil. Me avisaban de que una amiga mía de Hong Kong había fallecido. Los mensajes pasaban gradualmente de unos “fijo que es una broma” a “no, tía, que es verdad”, acompañados de capturas de pantalla de gente que comentaba en su muro de Facebook. Supongo que las 7 horas que nos separan del sudeste asiático ayudan a que las noticias se asienten y que, para cuando me despierte, ya no haya más especulaciones y solo versiones oficiales.
Aún sigo un poco en shock, y no creo que pase de ello en un largo tiempo.
La muerte es un tema que se hace tabú o se sobreexplota, como pasaba hace nada con los buitres de la tele y Gabriel. No hay mirada sincera.
Hace pocos días, estaba metida en una sala de los Cine Girona en el Americana Film Fest 2018 viendo películas sobre justamente esto. El cine (y las artes en general) es de los pocos sitios que quedan ya en los que el tema de la muerte es tratado sin tapujos, a veces de una manera tan cliché que te hace girar los ojos hacia sus cuencas pero a veces de manera humilde, cruda y hasta preciosa.
Fue un tema recurrente en esta quinta edición del Americana. Quizás es que es un tema recurrente en el cine americano en sí.
Hay películas donde el shock de una muerte trágica está presente en la vida de los protagonistas. Una realidad en la vida de las bandas. «Dayveon» y «Gook» tratan esto mismo con tonos muy diferentes. En «Gook«, que fue la película que abrió el festival en el Phenomena, la muerte de la muerte de la madre del protagonista (Eric de «Crepúsculo«) y el padre de la niña con la que anda causa que las bandas se enfrenten. Las dos películas, eso sí, tienen un aura de youtuber haciendo su primer video, y me pregunto si las nuevas generaciones de directores jóvenes que vienen tendrán una influencia tan fuerte de esta plataforma.
El mundo de Alex Ross Perry es totalmente lo contrario: un Nueva York en el que, como en todas las ciudades grandes, se ha desconectado tanto de la idea de la muerte que uno vive cada chorrada como si fuera la última. Los first world problems amontonándose en unos personajes que se vuelven absolutamente despreciables. Mérito absoluto por hacer que ningún personaje se libre de querer darle una hostia con la mano abierta en toda la cara.
«World of Tomorrow» el problema es el otro.
«Lucky«, mi favorita, enfrentándose a la muerte.
Una amiga escribió un fanzine.
¿Habrá una manera correcta de lidiar con la muerte? No lo sé.
[Más información en la web del Americana Film Fest 2018]