El nombre de Cerebus es uno de los imprescindibles dentro del panorama de la novela gráfica de las últimas décadas: él es el personaje central en una epopeya elefantiástica que se ha extendido durante años y años, cerrando cada vez con mayor detallismo un universo original capaz de dejar en bragas los de Star Wars o Hogwarts. Pero es ese caracter extensivo el que, inicialmente, puede echar a muchos lectores hacia atrás a la hora de abordar la obra magna de Dave Sim. «Alta Sociedad«, editada en nuestro país por Ponent Mon con mucho más que mimo, viene a solucionar la papeleta a los más vagos al recopilar un arco argumental que, aunque pilla la trama algo avanzada, puede resultar una perfecta puerta de acceso para los no iniciados.
A lo largo de algo más de 500 páginas, seguimos las (muy salidas de madre) peripecias políticas de Cerebus: de (brutote) brazo ejecutor de la ley hasta Primer Ministro es un intrincado camino recorrido por este oso hormiguero perpétuamente malhumorado (algo así como la versión malrollera de Alf). Y es que la política es precisamente el plus que hace del mundo de Dave Sim algo pluscuamperfecto. Está claro que autores como JK Rowlings o George Lucas destacan por su capacidad de crear mundos cerrados ajenos al nuestro pero perfectamente verosímiles, con sus sistemas de razas, con sus funcionamientos sociales, sus tecnologías, geografías, ecosistemas… Pero es que Sim, además de hacer lo mencionado, va un paso más allá al crear un sistema político de una complejidad sorprendente: una maquinaria formada por mil piececitas minúsculas que funcionan perfectamente engranadas y que, sobre todo, vienen con un manual de instrucciones en el que todo queda explicado al detalle.Es más: el material de instrucciones está perfectamente integrado en la propia trama, sin necesidad de pies de página forzados.
Eso sí, que nadie se asuste con todas estas implicaciones políticas: «Alta Sociedad» tiene suficientes argumentos para enganchas absolutamente a cualquier tipo de lector. El rigor con el que se aborda el sistema político se ve sabrosonamente sazonado por un sentido del humor cercano al surrealismo ilustrado e intelectualizado de cómicos célebres como los hermanos Marx (quienes, por cierto, aparecen incluso físicamente en las viñetas de este cómic, por mucho que se les cambie el nombre) y por un enfatizado gusto por la acción estilizada que no duda ni un segundo en hundir los puños en el fango de la violencia brutota tan en voga en los 80 (y sí, estoy pensando en «Conan«).
En resumen: política, humor y acción se superponen en un delicioso sandwich que, por si todo lo dicho fuera poco, también entra por los ojos. Sim aborda la página con una planificación que funciona tanto a corto como a largo plazo: la página se estructura siempre de forma ordenada e incluso clásica, mientras que los capítulos suelen exponerse con una cadencia visual sublime. En un capítulo el personaje flota entre las viñetas en una expresión directa del viaje casi místico de Cerebus a través de una dimensión extraña; en otro, la borrachera del oso hormiguero se trasluce en una lectura que te fuerza a ir girando el propio tomo… No lo olvidemos: el arco argumental de «Alta Sociedad» recoge un material publicado en los 80, así que esta exploración narrativa (tanto en lo visual como en lo argumental) no era algo habitual… sino algo que se convirtió en un referente. Que le pregunten a «Bone» por su padre.
[Raül De Tena]