10 de mayo de 1995. Parque de los Príncipes, París. Final de la extinta Recopa de Europa de fútbol entre el Real Zaragoza y el Arsenal FC. Cumplido el tiempo reglamentario, el uno a uno que refleja el marcador obliga a disputar una intensísima prórroga que parece abocada a resolverse en los fatídicos penaltis. Sin embargo, a falta de un minuto para llegar a tal azaroso desenlace, uno de los centrocampistas más habilidosos del equipo maño, Mohammed Ali Amar, más conocido como Nayim, suelta un zapatazo pleno de valentía, intención y calidad a escasos metros de la línea del mediocampo y escorado hacia la banda derecha, que baja como empujado por las manos de la Virgen del Pilar (así lo contaron en las crónicas los más creyentes…) directamente hacia la portería defendida por David Seaman, guardameta del club londinense. Increíble y milagrosamente, gol (lo pueden ver y recordar en el teaser de más abajo), victoria y copa para el club español. Se había visto uno de los tantos más bellos de las finales de los torneos europeos; y lo había conseguido, para darle más morbo a tal hazaña, un ex-jugador del Tottenham Hotspur, eterno rival capitalino de los Gunners.
Aunque su aspecto no lo sugiera, puede que, en el fondo, Alexis Taylor (el gafotas de Hot Chip) sea un apasionado futbolero. Un perfil que, de algún modo, ya dejó entrever recientemente en el último clip de su banda (el perteneciente a “Don’t Deny Your Heart”), en el que un partido balompédico de videojuego se transforma en una irrefrenable orgía entre jugadores, árbitros y todo lo que se mueve por el terreno de juego; y que, ahora, vuelve a deslizar en el título de este EP, “Nayim From The Halfway Line” (Domino, 2012), frase que resume en cinco palabras el histórico capítulo antes narrado y que se convirtió en grito de mofa que los aficionados Spurs dedican desde entonces a sus adversarios del norte de Londres. Con todo, y a pesar de que resultaría interesante seguir indagando en la relación de Taylor con el mundo del balón, hasta aquí estiraremos las memorias y analogías futbolísticas. Simplemente, porque el motivo que da nombre al 12’’ que guarda los nuevos cuatro temas firmados en solitario por el cantante de Hot Chip no tiene nada que ver con ellos.
Para dar forma a “Nayim From The Halfway Line” (segunda publicación a solas del británico tras el lejano álbum “Rubbed Out” -Treader, 2008-), el propio Taylor se ocupó de todo el proceso de grabación y producción, lo que le permitió facturar con total libertad un pequeño puñado de piezas que se alejan en cierta medida de todo lo que ha ido realizando en el pasado, tanto del electro-pop de poso funk y alma negra de su grupo como de, sobre todo, el soft-pop-rock setentero practicado en el súper-combo About Group. Es más, ni siquiera toman la vía fácil de la electrónica de baile (algo que se justificaría por las incursiones de Taylor en ese universo), dirección que sí siguieron en su momento las editadas por su compañero Joe Goddard.
Por ello, habría que observar este mini-álbum como una especie de campo de pruebas en el que el londinense da vueltas a los elementos que más le agradan y mejor domina (voz, programaciones y sintetizadores) y avanza sin necesidad de seguir estrategias férreas previamente dibujadas en una pizarra. Así, “Rhodes Dream” se construye a partir de una base casi proto-tecno-pop para desplegar una sencilla secuencia de teclado sobre la que apoyar una distorsión vocal (tampoco demasiado complicada) de dos caras, una más grave y otra más aguda. Luego, “You Want Me” gana en empaque al aparecer el auténtico y característico Taylor, desmelenándose ante el sinte e introduciendo una percusión tribal de aroma ochentero. “Hot Squash” pasaría por un ensayo doméstico, vocoder mediante, de unos Kraftwerk en pijama y pantuflas. Y, finalmente, “Jesus’ Birthday” muestra en sus nueve minutos de duración otra sucesión de notas sintéticas y analógicas interpretadas en alta y baja frecuencia y cerradas por un acople sonoro que deja la puerta abierta a una siguiente obra en la que Taylor tenga la posibilidad de concretar y vigorizar, con la misma autonomía, los bosquejos experimentales que contiene “Nayim From The Halfway Line”. A la espera de que eso suceda, mejor quedarse con su título y el relato heroico-deportivo que esconde.