Quienes, como un servidor, escucharon hasta la saciedad ese “Boys & Girls” (Rough Trade, 2012) que nos presentó a una banda orgullosa de sus raíces soul, blues y rock de los 60-70, puede que se lleven una pequeña decepción cuando escuchen por primera vez “Sound & Color” (Rough Trade, 2015). Pero este chasco inicial se convertirá en admiración cuando descubran que Alabama Shakes siguen siendo los mismos… Lo que pasa es que, simple y llanamente, se han desatado.
Cualquiera diría que la banda de Brittany Howard se ha cansado de su reciente pasado, se ha liberado de un corsé demasiado estricto y ha decidido ponerse un nuevo traje, más moderno y flexible. Esta conclusión se extrae muy rápidamente. De hecho, desde el tema que abre el disco, de título homónimo, descubrimos una faceta inédita de los de Athens, cercana al reggae. Es sólo la la primera de las muchas sorpresas que nos tienen preparadas. Sorpresas como el single “Don’t Wanna Fight” que, visto en retrospectiva, fue una acertada advertencia: da un puñetazo sobre la mesa, con un ritmo lleno de energía funk y un sonido que podría llevar la firma de Danger Mouse (tal vez el mayor experto en actualizar géneros clásicos).
Según se van sucediendo las canciones de “Sound & Color” asistimos a un proceso de transformación mutante de Alabama Shakes. A veces se ponen en la piel de cosas tan modernas como alt-J (“Future People”), otras veces prefieren no complicarse la vida y se convierten en grunges (“The Greatest”) e incluso hay momentos en los que juegan a ser dub (“Gemini”), pidiendo a gritos una remezcla a cargo de gente como Massive Attack o Pulshar. Y todo eso sin olvidar una personalidad soul que podría competir con la mismísima Sharon Jones (“Miss You”).
Pero, como sucede con toda experimentación, no todos los resultados son igual de positivos. Después de un viaje tan sideral, “Over My Head” es una pieza demasiado descafeinada para cerrar el álbum, mientras que “Shoegaze” parece un descarte de su maravilloso debut. Además, en distintos tramos del disco es inevitable pensar que podrían haber aplicado la tijera para recortar algo de minutaje.
No puedo terminar esta reseña sin hacer una mención especial a la voz, esa portentosa y única voz de Howard, que se desenvuelve sin problemas en todos los géneros presentes en “Sound & Color” y nos regala una de las interpretaciones del año: la de “Gimme All Your Love”. Sí señora, te damos todo nuestro amor. A ver si vuelves por aquí para que podamos demostrártelo.