Es inevitable pensar que algo de la autora tiene que haber en una historia de tres mujeres de la misma familia en diferentes puntos de su vida… ¿Por qué elegiste un árbol genealógico femenino como base de «Planeta Tierra», sin presencia de ningún hombre? Hablando de temas como la adolescencia y la sexualidad, para mí fue muy natural elegir protagonistas femeninas. Hablo de mis experiencias, de mi punto de vista y, claro, soy una mujer. Así que a la vez no fue una decisión, sino la conclusión lógica en este caso en concreto. Me gustaría también crear una historia más larga con un protagonista masculino, pero el foco tendría que estar sobre temas, emociones y problemas más generales.
Es curioso, a la vez, que las tres mujeres sean familia pero estén inmensamente alejadas las unas de las otras. ¿Era esta melancolía de la estructura familiar rota algo intencional? Primero desarrollé los tres personajes uno por uno, examinando los pensamientos y problemas de cada una. Cuando quise conectarlas y crear interacciones, caí en la cuenta de que no era posible porque, en este momento de sus vidas, cada una está demasiado ocupada consigo misma y no sería capaz de entender a las otras, aunque estén a su lado. Yo no diría que la familia esté «rota»: es una estructura familiar muy normal hoy en día, con problemas muy universales. Cualquier problema o etapa de la vida puede parecer oscuro, deprimente y desesperante un día, pero al siguiente vuelve a salir el sol. Este libro tal vez hable del día «oscuro», pero estoy segura de que se alcanza a ver el amanecer.
Sea como sea, resulta genial cómo cada una de las tres mujeres se aísla del resto a través de la ficción, ya sea la existencia de un alien o de un eco del pasado que te visita a través del televisor. ¿No consideraste arriesgado introducir elementos tan ficticios en algo (el relato familiar) que tiene tanto de real? Para mí, justo ese es el encanto del cómic: todo es posible. Puedo mostrar e inventar lo imposible y convertirlo en algo lógico en la historia. Sólo así puedo crear una atmósfera y otro nivel de narración. ¡Qué aburrido sería tener que seguir ciertas reglas y mostrar todo tal cual! Además, una fuente esencial de mis ideas son los sueños. Me interesa demasiado la «otra dimensión» que siempre está presente en nuestra vida cotidiana. Pero nosotros estamos bien entrenados en negarla, porque es desagradable y le tenemos temor. Por eso no debemos dejar de mostrarla en todas formas de narración (literatura, cine, teatro, etc.) para siempre concienciarnos de que esa dimensión está ahí, muy cerca. ¿No será por eso que nos fascinan las películas de Lynch?
La sensación final que queda tras leer «Planeta Tierra» es de nostalgia, incluso un poco de tristeza. ¿De dónde salen estas emociones en alguien tan joven como tú? Me sorprende un poco que muchos lectores se queden con esa sensación, porque para mí tiene algo positivo, de pasar por etapas de la vida, crecer y aprender. El final de la historia termina siendo un «happy end» para las protagonistas. Pero, sí, dejar la infancia atrás es duro y algo muy triste. El tiempo pasa demasiado rápido y la madurez conlleva muchos temores. Creo que también es una razón por la que elegí ser artista y autora de cómics: primero, me permite ser independiente y libre; segundo, logro escaparme de la vida real con mis dibujos e historias, como los niños.
Para mí, fue inevitable pensar en obras como «Intimidades» (de Leela Corman) o en autoras como Alison Bechdel. Aunque lo cierto es que no podía dejar de pensar en que por aquí tienes un equivalente masculino en Sergi Puyol… Pero, bueno, ¿tenías algunas referencias de cómics y autores claras cuando estabas creando «Planeta Tierra»? Descubrí los cómics bastante tarde, empezando con los autores underground americanos como Daniel Clowes, Chris Ware o Julie Doucet, que me sorprendieron por los temas que trataban en sus cómics y las diferentes formas de utilizar el medio para expresarse. Pero, mientras estaba creando «Planeta Tierra«, no llevaba ninguna referencia concreta en la mente, más bien me inspiraron el cine o la literatura, como por ejemplo las películas de Ingmar Bergman o los poemas y novelas de Sylvia Plath y todo lo que me interesaba en aquellos tiempos. Autoras de comic como Amanda Vähämäki (de Finlandia) o Michelangelo Setola (de Italia) me animaron a utilizar sólo el lápiz.
Has sido muy activa en el mundo del fanzine… ¿Es la antesala a ser publicado? ¿O es algo que siempre compaginarás con cómics publicados? Claro que el fanzine puede ser sobre toda una antesala para muchos autores jóvenes, porque sólo así puedes mostrar tu trabajo y de pronto hacerte con una pequeña fama underground. Autoeditarse los cómics te lleva a ferias y festivales, y en estos haces contactos importantes. Pero, al mismo tiempo, la escena de fanzine y sobre todo de cómics autoeditados se ha convertido en una escena autónoma. Es una forma artística independiente, con muchas libertades y campos para experimentar. Autoeditarse en serie puede ser una ayuda si trabajas en un proyecto o cómic largo. O puede ser una plataforma para realizar proyectos fuera del cómic.
«Brigitte», tu último cómic, todavía no ha llegado a España… ¿Qué nos puedes contar de ella? «Brigitte«, por ejemplo, fue autoeditado como serie antes de salir con mi editorial alemán. A primera vista, puede parecer completamente diferente a «Planeta Tierra«: la protagonista es una agente secreta, pero es una perra en un mundo de humanos. Es una aventura llena de citas de películas famosas de espías y agentes, como James Bond, pero todavía más absurda, con el típico «malo de la película» y un romance. Aunque, a la vez, termina siendo un retrato de la feminidad, como en cierta forma también lo es «Planeta Tierra«: Brigitte lucha porque es diferente y está sola, con lo que tiene que mostrarse fuerte, aunque lleve la tristeza en el alma, y sobre todo tiene un deseo incumplible de ser madre.
¿Qué será lo próximo para Aisha Franz? Como he dicho, estoy creando un nuevo cómic que, como «Planeta Tierra«, llevará trazos autobiográficos pero también bastante fantásticos. Lamentablemente llevará un tiempo, porque también trabajo en ilustración y estoy dando clases para ganarme la vida. Lo típico de un autor de cómics. Y, por supuesto, ¡espero que pronto pueda viajar a España!