“Un grupo de hombres viajan a la luna siendo disparados en una cápsula desde un gran cañón. Son capturados por habitantes de la luna, escapan y vuelven a la tierra”. Esta es la sinopsis de «Le Voyage dans la Lune» (Georges Mèliés 1902). Georges Mèliés se inspiró en Julio Verne y en H.G Wells para dirigir esta célebre película muda, que con únicamente catorce minutos de duración se convirtió en un hito cinematográfico no sólo por ser la primera película de ciencia ficción, sino por contener algunos de los planos más famosos de la historia del cine.
Y así como Mèliés se inspiró en dos autores para crear su película, la historia se repite pero a la inversa… Dos autores se inspiran en Mèliés para crear otro viaje a la Luna: los franceses Air, quienes en esta ocasión crean un viaje musical. La relación de Nicolas Godin y Jean-Benoit Dunckel, cabezas visibles de Air, con el film de su compatriota viene de muy atrás. En 1993 se descubrió en la Filmoteca de Catalunya la única copia que se conserva de «Le Voyage dans la Lune«, y su estado de descomposición era casi total. En 2010, la cinta fue enviada a los laboratorios Technicolor Lab en Los Ángeles y, en mayo del año siguiente, se pudo ver la obra restaurada aprovechando una coyuntura muy especial: el Festival de Cannes. Al dúo francés se le pidió que realizara una banda sonora, ellos se pusieron manos a la obra y tanto les gustó el experimento que decidieron rendir su particular homenaje a Mèliés con su séptimo trabajo de estudio bajo el poco original título de «Le Voyage dans la Lune» (Virgin, 2012).
«Astronomic Club«, que abre el álbum, es un tema que se traduce en tres minutos de relleno perfectamente prescindibles ya que, si hay una canción de bienvenida a la Luna (o al espacio), es precisamente el segundo corte del álbum, «Seven Stars«, interpretado por una siempre magnífica Victoria Legrand (Beach House). «Retour Sur Terre» es un tema que contiene 32 segundos de sensibilidad que lamentablemente se pierden cuando llega el turno a «Parade«, que me obliga a una conclusión y es que Air ya no son lo que eran. No sé si las influencias electrobailables de su país (que en los últimos años han degenerado en una mediocridad tremenda) han ejercido un fuerte poder sobre ellos o más bien es que, pese a la crisis general, ellos no quieren agudizar el ingenio y por eso se empeñan en crear temas que rozan lo futurista pero también lo insoportable. Es muy triste afirmar que los temas salvables de un álbum son los que contienen colaboraciones pero, en este caso, no me pesa. Au Revoir Simone aparecen en «Who Am I Now?» y, en cierta medida, sirven como auxilio para este despropósito.
La luna ha excitado la creatividad de mucha gente, especialmente en la cultura francesa. Una muestra de ello es la recomendadísima exposición «Locus Solus: Impresiones de Raymond Rousell» (¡hasta el 27 de febrero en el MNCARS). El problema es que, por mucho que Air también hayan querido homenajear al satélite terráqueo, su propuesta ha hecho aguas. Atrás quedan grandes álbumes como «Pocket Symphony» (EMI, 2007) o la perfección recopilatoria de «Premiers Symptomes» (Astralwerks, 1999). Muy atrás.