Y también está un poco mas loca… Un poco. Ahora miro las últimas viñetas y veo que ella va creciendo a la par mía. Yo la creé cuando tenia 27 años, ahora tengo 32 y veo las últimas viñetas y, comparando, al principio era todo “¡viva el amor!” y todo muy bonito. Ahora, sin embargo, la veo y está desquiciadísima. Eso es porque ella también va viviendo su propia evolución.
Hablemos de tus otros trabajos como ilustradora: ¿qué había antes de La Volátil? El año pasado edité con Penguin Random House “Nina”, un cómic dirigido al publico infantil-juvenil. Un personaje adolescente, similar a La Volátil, pero con otras vivencias.
¿Y que te resultó más fácil: dibujar un personaje para adolescentes o La Volátil, que es un personaje más adulto? La Volátil, ¡por supuesto! Ya sólo el entorno del personaje es mi propia casa, el personaje masculino es mi pareja… Me es mas fácil porque son cosas que tengo ahí. Hace 17 años que dejé de ser adolescente, y el proceso de creación implicó hacer un remember de mis experiencias y sensaciones, lo que me ayudó a darme cuenta de que los adolescentes de ahora no son iguales a como éramos entonces: la tecnología y la manera de comunicarse son distintos. Pero, aun así, un adolescente tiene miedo hoy y hace 17 años: tendrás tu primer beso, tus peleas con tus padres, tus miedos, tus inseguridades… Eso no ha cambiado ni va a cambiar.
Es curioso que ese personaje en el que llevas trabajando mas tiempo haya sido el que ha salido después. Cuando me contactó la editorial, La Volátil tenía 2000 seguidores, no era algo tan sólido como ahora. En su momento yo quería publicarla, pero ahora me doy cuenta de que ahora es el momento perfecto para que haya salido. Si lo hubiera editado hace un año, ahora tendría un libro en las manos totalmente distinto. A día de hoy, el personaje es como tiene que ser. Me siento muy contenta con el resultado.
El publico lo ha recibido muy bien. Sobre todo las chicas… Sí, claro: soy mujer, dibujo como mujer y escribo como mujer. Mi público es mayoritariamente femenino porque escribo de lo que conozco.
¿Las situaciones con tu novio son reales o exageradas? Están un poco exageradas, pero sí son situaciones que han pasado, como la viñeta de la compresa, por ejemplo. Lo envíe al súper y me vino con el paquete que tenía cinco estrellitas, o sea, ¡la Súper-Súper! Aunque lo comprendo, yo a veces también voy a comprar y me hago un lío y no sé cuál coger.
¿Y tu chico qué opina de que lo saques en las viñetas? Él tiene el mismo humor que yo y le encanta. Siempre que va a salir en una viñeta, eso sí, se lo enseño antes para que lo sepa. Pero intento mantener distancia: más que nosotros, intento tratar situaciones de hombre-mujer en general. Aunque el libro está dedicado a él, yo no lo llamo por su nombre ni firmo como Agustina. Son cosas íntimas, pero como las exagero tanto dejan de ser mías para ser universales.
¿Te planteas crear una historia de La Volátil con su argumento? Me lo planteé en su momento, me parece muy atractivo hacer historias con otra estructura, como la viñeta de las mariposas y la vagina, que tiene su propia mini-estructura. Solo tenía diez años cuando pasó, pero me acuerdo de todo y la profesora no se enteró de nada. Y sí, me gustaría tener una historia con su estructura y tener un libro que se leyera de principio a fin. Pero necesito parar y tener más tiempo para pensar en ello.
Ahora, además de con la promo del libro, ¿con que estás? Tengo muchas ganas de retomar el libro infantil que me robaron. Me apetecen otros caminos. Además, fue muy loco cómo nacieron esos personajes: yo hacía un taller de personajes infantiles y los dibujé en el bus camino de clase: hice un monstruo con rayas y cuernos y una mariquita con topos. Cuando llegué al curso, el profe dijo que teníamos que plantear dos personajes: uno grande y otro pequeño. Y fue com si los personajes vinieran a mí. Me cuesta mucho decidir y elegir, pero eso fue en plan: «Lo tengo que desarrollar«. A lo mejor lo hago totalmente distinto a lo que tengo en la cabeza. Hace dos años que lo hice, pero parece que las cosas me vienen solas: llegar a Barcelona, el robo, que sólo me dejaran a La Volátil… Fíjate que el libro se publicó el 20 de marzo: ¡el día de mi cumpleaños! Para mí es algo mágico.
¿Te imaginas que algún día se publica esa historia y el que te robó el piso lo ve? Pensará: «¿¿Pero a quién le he robado yo??» Pues a pesar de la molestia que resulta que te roben todo el trabajo, no es lo que mas me dolió perder. Tenía un anillo de mi abuela que era de plástico y para mi valía mas que todo lo que había allí.
Y, pese a haber nacido de algo así, La Volátil es siempre un personaje súper optimista. Como esa viñeta en la que tiene un lío mental y ella lo coge y se hace una cuerda para saltar a la comba, que me encanta… Pues esa viñeta también tiene una historia genial detrás y para mi era muy importante que estuviera en el libro. Cuando la hice, había propuesto publicar La Volátil pero me dijeron que era mejor esperar y la hice al llegar a casa totalmente de bajón. Al cabo de unos meses, me llamó Silvia Querini, la editora de Lumen, hicimos una reunión y, al llegar, me encontré justo con esa viñeta impresa encima de la mesa. Silvia me dijo que le encantaba, y ahora la tiene colgada en su despacho. Cuando empezamos a ordenar las paginas del libro, era muy importante que esta fuera la primera.
¿Y tu eres así de optimista? No mucho, pero La Volátil me recuerda que hay serlo. Es la clave de todo, ma ayuda a pensar: “Pues mira, esto o lo otro al final no era para tanto”. Me ayuda a ver que las cosas pasan por algo y que de algo malo puede salir algo bueno.