Against All Logic es el alias con el que Nicolas Jaar publicaba sus composiciones más bailables… Pero ¿sigue siendo así su nuevo disco «2017-2019»?
Entendemos por hermético todo aquello que resulta impenetrable, que no permite o niega el acceso a todo lo que procede del exterior. Pero, si queremos conocer el origen de esta palabra, tenemos que remontarnos hasta Hermes Trismegisto, el tres veces grande, un personaje histórico, paralelo al dios egipcio Tot, al que se le atribuyen algunos de los primeros textos relacionados con la alquimia y el ocultismo. A raíz de estos textos, se fue creando un sistema de creencias al que se le otorgó el nombre de hermetismo.
Es imposible para un ser humano no verse atraído por lo hermético, por lo misterioso, por lo secreto y desconocido, por todo aquello que no alcanzamos a comprender. Esta fascinación ha envuelto al mundo del arte desde que los hombres dibujaron los primeros bisontes en una pared de roca. Miles de artistas poseen esee aura mística, que nace a partir de los pocos datos que conocemos sobre ellos. Ahí tenemos a Thomas Pynchon o a El Bosco. En la música contemporánea también podemos encontrar referentes cercanos, con Daft Punk o MF Doom como máximos ejemplos. Pero lo hermético no tiene por qué ocultarse tras una máscara: muchas veces puede hacerlo incluso a cara descubierta, aunque en estos tiempos donde las redes sociales y la sobre-saturación no dejan nada a la imaginación sea más complicado.
Pero es aquí donde podemos ubicar a Nicolas Jaar, en lo hermético, alguien que rara vez se pronuncia en entrevistas o habla a se comunica con su audiencia. Ni siquiera anuncia cuando van a publicarse sus discos. Algo sabemos sobre su pasado, sobre su padre, Alfredo Jaar, uno de los artistas visuales más destacados de Chile; o sobre la relación de profunda admiración profesional que existe entre él y FKA Twigs, a quien produjo su último disco. Incluso en los conciertos, donde no le queda otra opción que estar de cuerpo presente, el artista se presenta como una figura lejana, inaccesible, etérea.
Este hermetismo, sin embargo, no se limita tan solo a su faceta personal, sino que se extiende, como el eco de una piedra al caer a un estanque, a lo musical. Su música no es sencilla: es áspera, cruda, montañosa, de difícil digestión en muchas ocasiones. Y eso, en una industria musical como la de hoy en día, acelerada, que tiene a la sobre-saturación como columna vertebral, a golpe de single cada semana, y a la que hay que dar todo ya masticado, es una absoluta rareza, un manantial de agua fresca que llevarse a la garganta.
La música de Nicolar Jaar es como escalar una montaña. Si no estás acostumbrado, pronto comenzará a faltarte el oxígeno, a fatigarte, las piernas te temblarán, sentirás desvanecerse hasta la última célula de tus músculos, pero al llegar a la cima todo ese cansanción, todo ese esfuerzo se verá recompensando e incluso lo olvidarás, porque la belleza de lo que hay ahí arriba es tal que todo lo demás no habrá importado. Su música requiere un trabajo, pero una vez que consigues entrar en ella, romper ese hermetismo, descubrirás una panorámica llena de matices, colores y texturas de las que no querrás salir.
Esta complejidad musical está presente desde »Space Is Only Noise» (Circus Company, 2011), su primera referencia, creada cuando Jaar contaba con tan solo 21 años. Sin embargo, lo que encontramos dentro del disco contrasta con esa edad. En »Space Is Only Noise» descubrimos a un artista sobrio, para el que lo minimalista es la frágil pieza que sostiene todo. Pero es, por encima de todo, un disco ecléctico, avanzado a su tiempo, en el que Jaar bebe de diferentes fuentes, desde la parte más atmosférica del house hasta la música neo-clásica pasando por ritmos folklóricos e incluso jazz.
Los años siguientes, el músico chileno se dedicaría a otros proyectos, como a su banda Darkside, donde colabora con Dave Harrington. De esta unión saldría un álbum muy interesante titulado »Psychic» (Matador, 2013), donde Jaar exploraría nuevas agua que, en cierta forma, marcarían sus siguientes pasos. No obstante, no sería hasta 2016 cuando conoceríamos su segundo álbum en solitario, »Sirens», editado por Other People, su propio sello discográfico independiente.
Es en este disco donde conocemos al Nicolas Jaar más oscuro y asfixiante, pero también al más experimental, más atrevido. Durante los seis cortes que conforman »Sirens», Jaar nos introduce en un laberinto de beats y tejidos hipnóticos sin fin, en los que el músico alcanza algunas de las cotas más altas de su carrera como por ejemplo la magnífica canción que es »Three Sides of Nazareth», diez minutos monolíticos que podrían resumir a la perfección el espíritu y la propuesta de este álbum.
Llegados a este punto nos damos cuenta de una cosa: la música de Nicolas Jaar requiere una atención plena por parte del oyente. Si te desconcentras un momento, es difícil que puedas regresar al hilo argumental de lo que el chileno está narrando. Sus canciones están llenas de giros, de matices y sensaciones en continua metamorfosis. Pareciera que propone al oyente ser la última pieza que completa su complejo puzzle. Si ellos no interpretan, la obra permanece inconclusa.
Su siguiente paso, sin embargo, se aleja de toda esta concepción que pudiéramos tener de su música. Corre el año 2018, y desde el sello Other People llega un lanzamiento que pone todo patas arriba. Lleva por nombre »2012-2017» (Other People, 2018), y va firmado por un tal Against All Logic. Por supuesto, la persona escondida detrás de ese alias no era otro que Nicolas Jaar, tal y como anunciaron medios como Pitchfork, y demostrando de nuevo que no existe un único Nicolas Jaar. Y es que, haciendo gala de su hermetismo -cómo no-, el artista no anunció el disco y, aún más, jamás ha dicho una palabra al respecto de este trabajo.
»2012-2017» es un recopilatorio de lo que el músico estuvo haciendo desde las sombras durante el lapso de tiempo que indica el título. Eso si, aquí no encontraremos ni rastro del sonido de »Space Is Only Noise» o »Sirens». Jaar abraza de lleno el house más bailable, valiéndose de samples (por primera vez en su carrera) de música negra, como soul o funk. »2012-2017» está plenamente orientado a las pistas de baile, mostrándonos una faceta hasta entonces desconocida, aunque intuida, del chileno-americano.
Aún así, después de que todos los djs del mundo pincharan algunos de los temas de Against All Logic, no parecía que Nicolas Jaar fuera a volver por esta senda. De ahí la sorpresa mayúscula de todo el mundo cuando esta misma semana ha visto la luz el segundo trabajo de este proyecto, »2017-2019» (Other People, 2020), otra vez sin previo aviso, envuelto en el más absoluto de los secretos.
Eso sí, esta vez Jaar nos la ha metido doblada. Y es que a todos aquellos que esperaban una continuidad respecto al sonido de la primera entrega de Against All Logic la ilusión les durará exactamente ocho minutos, lo mismo que duran las dos primeras canciones del álbum. Son en estas donde encontramos el único rastro de aquel luminoso »2012-2017», con unos beats basados en samples y ritmos más cercanos al club. Una vez que pasamos esta barrera, la cosa se vuelve muy distinta.
Nos encontramos con un Nicolas Jaar que regresa a sus orígenes, tejiendo esos paisajes ténues e hipnóticos tan característicos de su obra. Pero, y esto quizá sea uno de los puntos más interesantes del disco, nos revela facetas nuevas hasta entonces desconocidas por nosotros, como un sonido más agresivo, cercano al techno oscuro y a lo industrial.
En »2017-2019», Jaar nos muestra una nueva paleta de sonidos y relieves, haciéndonos saber que quizá Against All Logic es un estimulante parque de juegos, un laboratorio de alquimia oculta donde prueba y experimenta sin límites. De ahí que muchas de las canciones de este álbum suenen inacabadas, como bocetos esbozados en una hoja de papel. Y eso, sin duda, es algo que celebrar, porque significa que estamos frente al Nicolas menos cohibido de toda su carrera, dando rienda suelta absoluta a su imaginación y abriendo nuevos horizontes.
No es un disco tan bailable como el anterior, eso está claro, pero aquí la profundidad es mayor, la gama de sensaciones es más extensa, prácticamente inacabable, y el poso que deja al oyente después de acabarlo es alargado y eso siempre son buenas noticias. »2017-2019» se convierte desde ya en una de las obras ineludibles de la obra del chileno, obligatoria, seguramente, para entender cualquier movimiento que haga en el futuro. Todo parece indicar que este nuevo trabajo de Against All Logic es una visagra que separa el pasado de todo lo que está por venir. [Más información en la web de Nicolas Jaar // Escucha «2017-2019» en Apple Music y en Spotify]