Parece ser que la cartelera no se acaba de recuperar de los trasiegos del (más que reciente) puente. Será por eso que mirar los estrenos de esta semana es algo así como presenciar una colección de sobras entre las que no destaca nada en particular. Bueno, claro, para quien le gusten las pelis de tuneos varios tienen dos opciones: «Thor» (tuneo humano… ¿o no habéis visto los brazacos de Chris Hemsworth?) y «Fast & Furious 5» (tuneo de toda la vida: de coches que más bien parecen naves de «Star Wars«). Pero por estos lares somos menos de tuneo y más de leer. Será por eso que lo único que parece salvable es «Tokio Blues (Norwegian Wood)«… Por aquello de que adapta la novela de Haruki Murakami. Aunque también es cierto que hay muchas más adaptaciones aborrecibles que loables. No, no estamos muy positivos estos días.
La cuestión es que tampoco es que haya espacio para la negatividad: más allá de lo ridículo de «The Company Men» (¿en serio que alguien tiene ganas de ver a Ben Affleck y Tommy Lee Jones haciendo de ejecutivos en estos días -y años- de crisis?), el resto de estrenos están ahí que no saben si levantar el vuelo o quedarse en tierra haciendo unas birras. «Año Bisiesto» (abordando un rollo particularmente incómodo entre una suicida y el tipo que puede ayudarla a suicidarse) viene abalada por premios diversos; «No Tengas Miedo» cuenta con un director (Montxo Armendáriz) que da bastante pereza pero al que siempre hay que prestar atención porque cuando sorprende, lo hace a base de bien; «El Viaje de Jane» es la versión documental (y mucho más real) de «Gorilas en la Niebla«; «La Marca del Ángel» supone la cuota de cine francés para quien la necesite con tanta urgencia como para lanzarse a por medianías; «Vamos a Hacer Dinero» es otro documental sobre la crisis; «El Vuelo del Tren» sigue la tónica ya bastante trillada en el cine español de explotar a un niño enfermo (esta vez, una niña con leucemia); y «Bebés» demuestra que «documental» no es sinónimo de «truculencia» mostrando la amable vivencia de cuatro bebés en diferentes partes del mundo. Lo dicho: ni mucho ni poco. Ni chicha ni limoná.
[Raül De Tena]