¿Por qué conformarse con la opinión de un crítico sobre «The Life of Pablo» de Kanye West cuando en este artículo puedes saber qué opina la gente de verdad?
Ante un disco como «The Life of Pablo» (Def Jam, 2016), ante una figura / fenómeno / fantasma / mamarracha como Kanye West no hay lugar para la verdad absoluta. Desde este lado de la barrera, desde el periodismo y la crítica musical, podremos afanarnos a la hora de publicar críticas despampanantes con notas de relumbrón o textos dispuestos a ir a la yugular del álbum y dejar al descubierto que no es para tanto, que es como los faros de un coche hipnotizando a un animalillo en medio de la carretera antes de arrollarlo. Pero ¿qué sentido tiene? Repito: con este hombre y este disco no hay espacio para la verdad absoluta, y mucho menos para la objetividad.
«The Life of Pablo» es un trabajo que reclama a la fuerza tu subjetividad, que crece con ella o que se entierra a sí mismo a partir de tu propia percepción de no sólo todas y cada una de las canciones, sino del tinglado que rodea a disco y creador. Es esta la segunda cumbre de Kanye como padre absoluto de ese New Uncanny del que tanto se ha hablado a partir de este artículo de Jerry Saltz en Vulture… Y, sin lugar a dudas, es una cumbre mucho más alta, inalcanzable para el común de los mortales. Una puñetera burrada (musical y performativa) que el propio Yé tendrá problemas para superar.
Sea como sea, no es mi intención hablar aquí y ahora de mi percepción de «The Life of Pablo» porque, al fin y al cabo, ¿qué carajo os importa la opinión de un mindundi como yo? No os conforméis con la crítica de una única persona cuando las redes sociales están poniendo a vuestra disposición un abanico de opiniones a partir de las cuales podéis formaros la vuestra -incluso sin haber escuchado el jodido disco-. Por eso mismo, y porque hace tiempo que tengo un especie de relación amor-odio con el formato habitual de crítica musical, en vez de conformarme con mi opinión y forzarla camino abajo en vuestra garganta, he preferido preguntar a gente que tengo cerca y cuya opinión seguro que es más sensata (y relevante) que la mía.
He de reconocer que, más que probablemente, el que se acerca más a mi propia percepción de «The Life of Pablo«, y que lo hace además con una capacidad de síntesis que ya quisiéramos para nosotros el gremio de los periodistas, es el artista Jose Manuel Hortelano Pi, que define el disco de Kanye como «Una autofelación donde sólo alcanzas a chuparte la puntita. Por en medio tiene unas canciones que, uf, cuestan. El rollo gansta rapero ese…«. ¿Cómo añadir algo después de semejante maravilla?
Empecemos, sin embargo, de buen rollo y sin intención de buscar sangre y vísceras. Demmy Sober, ídola del nu-r&b y los future beats facturados aquí que, sin embargo, hace poquito dio el salto hacia EEUU para triunfar allá, es la más sensata a la hora de reclamar una ponderación del álbum alejada de la figura de bocachancla de Kanye: «Hoy en día es difícil que tu gusto musical no se vea influido por lo que dicen los medios, pero si escuchas a #TLOP en repeat cuatro veces, como lo hice yo, empiezas a entender por qué hay tanto hype con este álbum. Y es que «The Life of Pablo» no es un álbum comercial, no se pueden escuchar los temas de manera individual… Este disco sigue una línea de producción tan perfecta, tan definida, que si te saltas un tema es como si te saltaras una escena de una película. Las letras de Kanye son tan descaradas que es imposible que no te saque una sonrisilla. Tanto si te gusta Yeezus como si no, aparta a tus emociones sobre el individuo e intenta escuchar el álbum como si fuera una obra de arte, porque realmente lo es.»
Es esta una apreciación que se muestra muy en sintonía con la de Miguel Peña, hombre detrás del proyecto Halley que hace tiempo viene sonando en España como reflejo pluscuamperfecto de los nuevos niños terribles de la producción yanki a lo BOOTS o Kaytranada, pero en versión más cercana a la renovación del r&b. A puntito de lanzar su debut, Peña pone en su sitio lo que significa «The Life of Pablo» en un contexto histórico: «El disco de Kanye me parece una pasada, un poco loco que esté Desiigner imitando a Future, pero es increíble. Más que un rapero o un artista, es un gran productor: ha sabido coger a la gente que está trabajando más fuerte en estos momentos y los ha unido. Él en sí no es gran cosa, pero sabe rodearse de la gente adecuada, liderarla y obtener un producto que, a título personal, es uno de los mejores discos para la historia de USA a nivel «rap». Los mayores siguieron a 2pac y Biggie, la nueva generación hablará igual de Kanye o Drake.»
Y si de rendiciones hablamos, no podemos pasar por alto la de uno de los redactores más importantes de la casa Fantastic Plastic Mag además de ideólogo de la vida moderna, David Martínez de la Haza, que mas que de un contexto histórico habla de un contexto puramente discográfico: «Discazo. Es todo lo old school que podría sonar Kanye y, con la tontería, ha hecho su tercer mejor disco, con opciones de pasar por delante de «Late Registration«.»
Hagamos ahora un alto en el camino, porque la opinión de Johann Wald, gurú gastronómico desde la sublime plataforma PlateSelector, merece un punto y aparte básicamente por el hecho de contener varias reflexiones que disparan hacia diferentes dianas. Vamos allá:
«No paro de escucharlo, pero a través de Tidal. Lo primero que me consterna es la obligación «legal» de escucharlo en un servicio de streaming que va como el culo. Adoro a Jay-Z, pero es la primera vez que uso su servicio y, si puedo, lo evitaré. No sé si es culpa del Tidal, pero hay parones entre canciones.
Bueno, al tema, me intriga mucho el disco. No paro de escucharlo, pero todavía no estoy enganchado ni tengo la sensación de haberlo entendido del todo. Me cansa que siga insistiendo en usar el AutoTune. Supongo que quiere reforzarlo como si fuese una característica de su sonido, pero AutoTune lo asocio a la falta de talento en la música. Y eso que hay temazos con AutoTune que me fascinan y disfruto, pero el empleo en este disco me produce sensación de que lo ha usado por pereza. Como el que le echa salsa soja a un caldo porque… ¿Por qué no?
Pero luego están los temazos. «No More Parties in L.A.» es posiblemente el mejor tema de rap desde que los Wu-Tang se apalancaran. Y mucho del crédito se lo merece Kendrick. La parte de «Famous» en la que suena el «Bam Bam» retocado compensa el golpe bajo que le dirige a Taylor Swift minutos antes. Esto lo dije en el muro de una amiga, pero lo repito: una cosa que me produjo sensaciones mixtas fue escuchar un disco estrenado en un desfile rodeado de millenials neoyorquinos el mismo día en que Kendrick hizo uno de los manifiestos artísticos más importantes para la gente afroamericana en una plataforma como los Grammys, la misma ceremonia que tanto irrita a Yé, en la cual se llevó premio al mejor álbum Taylor Swift.»
De nuevo, poco más que aportar ante una opinión tan completa y fundamentada. Si a alguien le sorprenden las referencias a los samplers utilizados por Kanye en «The Life of Pablo«, que se empolle este artículo de FACT en el que se diseccionan absolutamente todas las canteadas que Yé ha robado a otras canciones y artistas. Pero sigamos adelante, que ahora es cuando vienen las curvas al adentrarnos en las opiniones menos benévolas.
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 2″ ]Abramos fuego con Marc Crehuet, director fundamental para entender el nuevo audiovisual catalán (suya es la serie de culto «Pop Ràpid«) que también ha realizado certeras intervenciones en el teatro (con la imprescindible «El Rey Tuerto«, de la que próximamente se estrenará la película realizada por él mismo) y en la escritura de textos siempre elocuentes en la web Minoria Absoluta. Su opinión empieza a establecer una distancia crítica al respecto de «The Life of Pablo«: «De entrada, todo el rollo que ha rodeado la grabación me parece un poco cansino y creo que en el disco hay algo de gritito de atención de un magalómano. También tengo que decirte que no es mi estilo de hip hop. Me interesan en general cosas mas frescas y reales, me echa un poco para atrás la «sobreproducción». Y no sé, me da la sensación de que ha querido tocar demasiados palos. Tampoco soy muy fan de las voces filtradas por vocoder en general (su voz en el segundo corte del disco me recuerda a la aplicación esa de Songify). Dicho esto, hay juegos interesantes, sonidos molones… No creo que sea para nada un mal disco. Pero no consigue atraparme.»
En mi búsqueda de opiniones a través de redes sociales, me hizo particular gracia encontrarme una actualización de Facebook de Senyor Pablo en la que, tras colgar la portada de «The Life of Pablo» tuneada con una foto de él mismo (nótese la ironía intrínseca), declaraba que nunca se lo perdonaría a Yé. Quise saber por qué y esto fue lo que este otro Pablo me respondió: «La Kanye me da un poco igual musicalmente: soy un bakala old school reconvertido en marica cuarentón con ínfulas de Donosti Sound. El tío me flipa como fenómeno global, la verdad. Es el típico «estaba yo haciendo lo mío y de pronto se me fue de las manos», y una muestra como hay pocas de esos fenómenos en los que de pronto hay consenso mundial de que son la hostia e irreprochables. Aunque se le está pasando. Como le pasó a Santigold, por ejemplo. Es coña… Lo de «no te lo perdonaré nunca» es un chiste local, por un polémico tweet que puso una señora bien de derechas criticando los estilismos de los Reyes Magos de nuestra querida Manuela Carmena.»
Y ya en un plano meramente personal, he de reconocer que es imposible no compartir al cien por cien la opinión de Marc Tapias de EnSilencio, más que probablemente una de las agencias de comunicación más importantes de nuestro país: «Por mi trabajo en comunicación cultural, sé que hay muchos artistas que transmiten una sensación de cercanía y de normalidad pero que, cuando te los encuentras sin cámaras, son muy desagradables. Pocas veces he podido volver a escuchar de la misma forma a según que artistas cuando estos no se han comportado de forma profesional. De hecho, hay discos que me encantaban pero, después de conocer al artista, he dejado de escucharlos. Efecto Pavlov versión ira. En el caso de Kanye West, con el que nunca he “trabajado”, su imagen como ser humano en perpetuo ego trip me parece tan estereotipada que me cuesta creer que pueda llegar a ser tan imbécil, más que nada porque eso lo convertiría, citando a «True Detective«, en “the Michael Jordan of being an asshole». Cuando me escucho los discos, soy incapaz de verlo a él, sino tan solo a su personaje. Lo veo como un actor. Además, creo que tanto este disco como el anterior son obras de arte. Dicho lo cual, ojalá le vaya fatal.»
Acabo como abría, con una muestra de pura (y jodidamente certera) síntesis. Proviene de Ariana Díaz Celma, figura clave de la escena barcelonesa y cabeza pensante detrás de la magnífica web good2b: «El disco solo es una cosa, pero el disco con el montaje es una pa-ya-sa-da. No tiene la frescura de los primeros, ¡pero es mejor que el último!»
Para el cierre me he reservado, sin embargo, un grand finale en toda regla. Sin más dilación, os dejo con la opinión de J. Navajas, colaborador de FPM y, sobre todo, líder absoluto de ese agujero negro de sanísimo y tronchante desparrame que es Gracia B. Aquí queda su sonadísimo «hasta nunki, un besi«:
«I love Kanye» es la canción que resume el disco de Kanye.
Ocasionalmente, el talento indiscutible y la ambición desmedida tienen la obligación de pasar por la chorrada absoluta.
Sí a a los puntos de inflexión.
Sí a la genuflexión de cualquier Pablo.
Sí al contrapunto cultural.
Sí a todo Kanye.
Sí a la gente loca del coño.
Kanye, eres un completo gilipollas y flipas gomaespuma.
Eres como nosotros, Kanye.
Te queremos mucho, Kanye.
Y nos encanta que tu ex vaya por ahí diciendo que te metía el dedo en el culo.
Let’s have a toast for the douchebags.
All of the lights, all of the lighs y Blood on the Leaves.
Kanye camina conmigo. Como Jesucristo y Michael Jackson. De hecho, yo soy mucho mejor que Kanye, que Jesucristo y que Michael Jackson. Lo aprendí de Kanye. Toda la culpa es de Kanye.
Mark Zuckerberg, si estás leyendo FMP mientras sales de putas después del Mobile World Congress, quiero que sepas que me debes un trillón de dólares.
Esta reseña es parte de la obra de Dios. Esta reseña es la mejor puta reseña de la historia, pero tengo que terminarla en algún sitio. Ojalá me interrumpiera Kanye. [/nextpage]