Ahora que el movimiento foodie ha recuperado el amor por la buena comida, templos como Flowers’ Will nos ayudarán a volver a amar la floristería.
Puede que suene a tontada absoluta o a gilipollez de hipster a la búsqueda de nuevo hype una vez el anterior empieza a ser mínimamente masivo, pero nadie podrá negar lo siguiente: la floristería es el próximo campo a conquistar una vez el término «foodie» incluso ha pasado a formar parte del vocabulario de tu cuñada la fan-fantal a «Gran Hermano VIP«. Y eso es así. Que cada uno lo vea como quiera: habrá quien se lo tome como la concatenación de hypes como modus operandi hipster… Pero habrá quien preferirá observar las cosas de otra forma mucho más interesante y, si me preguntan a mi, realista.
Me explico. Lo foodie, más allá de una moda pasajera, ha sido una especie de reivindicación de varios espacios de los que nuestra generación había sido expulsada: la gastronomía (por culpa del fast food), los mercados (por culpa de comer fuera), el kilómetro cero (por culpa de los precios explotados en los supermercados)… Así que, más que una moda, ¿no debería considerarse lo foodie un buen cambio de rumbo en nuestro estilo de vida? ¿Un cambio de rumbo que, además, debería tener otros corolarios tan interesantes como la floristería? Al fin y al cabo, todos hemos crecido en las casas de nuestros padres, grandes y repletas de plantas y flores. Pero, en cierto momento, alguien nos hizo creer que nuestros minúsculos pisos en la gran ciudad no eran el lugar más idóneo para criar plantas y dar continuidad a aquella bella tradición de nuestros padres.
A lo que yo vengo a decir aquí y ahora: ¡mentira! ¿O acaso no os ha animado ese amigo (que todos tenemos) que ya lleva varias temporadas cuidando las florecillas de su balcón después de haber comprobado cuáles eran las que mejor podían sobrevivir en las condiciones de su piso? ¿O ese otro colega que se montó un pequeño huerto urbano y que de vez en cuando te va pasando unos tomates tremendos? Lo dicho: si lo foodie reclamó ciertos espacios gastronómicos que nos habían sido robados, la floristería está haciendo lo mismo a la hora de lubricar nuestra eterna necesidad de contacto con una naturaleza no siempre demasiado fácil de encontrar en la ciudad. Por suerte, en Barcelona ya están surgiendo nuevos templos de la floristería como, por ejemplo, Flowers’ Will.
Situado en el número 25 de la calle Laforja (es decir: justo a medio camino entre la zona alta del Eixample y la baja del barrio de Gracia), este espacio regentado por Jandyra Parra es mucho más que una floristería. Repito: es un templo de la floristería. Que no es lo mismo. Para empezar, el propio local es una delicia: dispone de un expositor exterior que puede servir de anzuelo para los despistados, pero es en el amplio espacio interior donde se despliegan las verdaderas excelencias de Flowers’ Will… Eso sin contar, claro, el patio interior que está en proceso de convertirse en un recogido garden que tiene todos los puntos para convertirse en un hot spot en el que todos los amantes de la naturaleza querrán perderse.
Evidentemente, puedes acercarte hasta Flowers’ Will a la búsqueda de plantas y flores con las que darle un toque de vida a tu casa. Y, de hecho, si haces tal cosa, te encontrarás con una selección realmente colorida que va desde las variedades más reconocibles hasta otras más únicas y originales (pregunta, por ejemplo, por la exclusivísima planta del dinero china). Eso sin contar, evidentemente, la opción para los que quieren un toque floral en su hogar pero no quieren cuidar una planta: los ramos, ensamblados por Jandyra Parra con un mimo absoluto y con un gusto magnánimo por las combinaciones bellas sin necesidad de resultar ostentosas. Vamos, que no son los ramos que compraría tu madre, sino los que siempre has querido tener tú pero que nunca te atreviste a desear.
Esto es, sin embargo, una floristería al uso. ¿Qué es lo que convierte a Flowers’ Will en un templo de la floristería? Para empezar, el trato humano: si te acercas hasta la calle Laforja, no te limites a comprar y salir corriendo, porque lo mejor es charlar un rato con Jandyra para que te aconseje, te enseñe y amplíe tus horizontes al respecto de lo que las flores pueden hacer por tu casa. Por si eso fuera poco, en Flowers’ Will también encontrarás todo un conjunto de interesantes detalles (cerámicas, jarrones, etc.) ideales para solucionar cualquier regalo que tengas que hacer. Y, para rizar el rizo, resulta que Jandyra Parra no se amedranta a la hora de meterse en cualquier sarao que implique floristería: se ha ocupado de los arreglos florales de múltiples eventos, de complementos para desfiles de moda, tiene un extenso catálogo de regalos para empresas, ofrece múltiples servicios de «tarifas plana» para llenar de flores cualquier espacio que te apetezca… ¿Empiezas a entender por qué esto no es sólo una floristería sino un templo? [Más información en la web de Flowers’ Will]