Si estás buscando qué viene después de Larry David, Louis CK y Amy Schumer, no puedes perderte la serie «Master of None» de Aziz Ansari.
Las últimas temporadas de comedia televisiva, eso no lo duda nadie, han tenido nombre propio: desde que todos nos familiarizáramos con Larry David gracias a su impactante «Curb Your Enthusiasm«, hemos vivido sucesivas oleadas de nueva comedia yanki catódica encarnada en las personas primero de Louis CK (y su serie «Louie«) y después de Amy Schumer (con «Inside Amy Schumer«)… Evidentemente, y teniendo en cuenta que formamos parte de esta cultura del quemar los fenómenos cuanto antes mejor y ponernos a otra cosa, estaba cantado que no tardaríamos en buscar a alguien nuevo, a un cómico que nos diera la posibilidad de decirle a nuestros colegas «¿Amy Schumer? Ay, pobre, eres tan 2015…«.
Y ese cómico ya lo tenemos entre nosotros: se trata de Aziz Ansari, al que aprendimos a adorar en su icónico papel de Tom Haverford en «Parks and Recreation» pero que en «Master of None» ha encontrado por fin un vehículo a su medida con el que lucirse a base de bien (y mirando con quién). Los diez episodios de esta serie que remite a un conocido refrán yanki («Jack of all trades, master of none«, algo así como nuestro «el que mucho abarca, poco aprieta«) fueron estrenados el pasado 6 de noviembre en Netflix y, desde entonces, se han convertido en un verdadero grower que bien puede acabar convirtiéndose en algo más que una serie de culto destinado a una minoría muy concreta.
Hay que reconocer, sin embargo, que «Master of None» parece haber sido programada genética para convertirse en la nueva serie preferida de, por lo menos, dos minorías concretas. La primera de ella es la envenenada estirpe mencionada más arriba, esa que empieza por Larry David y acaba en Amy Schumer pasando por Louis CK: gran parte del humor que desprende la serie creada por el propio Aziz Ansari en compañía de su amigote Alan Yang tiene su génesis en los mismos lugares comunes usados por los mencionados cómicos. En Ansari hay mucho cuestionamiento del status quo moral y social a partir de una irreverencia que, aparentemente, está intentando introducir el sentido común como un virus dentro del cuerpo de la corrección política. Aun así, habrá que reconocer también que los ataques de Aziz son menos sanguinarios, más bienintencionados y, al fin y al cabo, con un punto adorable: así es su personaje, mucho menos cabrón que elocuente e inconformista.
La segunda minoría concreta cuyo ADN será atacado por «Master of None» es esa nación hipster poderosamente ligada a la ciudad de Nueva York. Desde su propia superficie, la serie de Ansari y Yang está pensada para convertirse en un pleaser absoluto de los que se hacen pajas con el cartel del Primavera Sound. Brian Eno, Aphex Twin, Lou Reed, The Human League, Giorgio Moroder, Yo La Tengo, XTC, The Slits, Sparks, The Cure, Father John Misty, Todd Terje, Ananda Shankar, Gunnar Bjerk, Museum of Love, Mac DeMarco… La banda sonora de «Master of None» actúa como alma de la serie, como herramienta infalible a la hora de tender un fortísimo lazo emocional hacia los fans potenciales de la serie. Eso sin contar, claro, el uso magistral del «True» de Spandau Ballet o el hecho de que, además de remitir a un refrán inglés, «Master of None» también es una conocida canción de Beach House.
Sea como sea, si la superficie melódico-emocional de «Master of None» vibra en un tono muy concreto para atraer a un público muy concreto, lo mismo puede decirse de su fondo. Al fin y al cabo, todo va ligado y no es casual que un visionario de lo hipster como James Murphy (LCD Soundsystem) sea fan confeso de Ansari y de toda la escena de cómicos que le rodean. El mismo Murphy hacía un cameo, por ejemplo, en «The Comedy«, film de Rick Alverson que podría considerarse la antesala de este tipo de joven comedia neoyorkina de la que después hemos visto otros exponentes como, por ejemplo, «Summer of Blood» (de Onur Tukel). En torno a todos estos nombres parece haberse forjado el humor de Aziz Ansari… Y, de nuevo, si en su relación con el árbol genealógico de Larry David y compañía había un «pero» que lo abría hacia otros públicos, hacia otras sensibilidades, aquí vuelve a ocurrir exactamente lo mismo: el humor de «Master of None» es menos hermético y localista que el de Alverson y Tukel, por ejemplo. Mucho más exportable, al fin y al cabo.
Pero lo que hace que la serie de Ansari y Yang se convierta en algo memorable, más allá de las referencias al humor y a la música de nuestra generación, es la forma en la que aborda nuestras problemáticas más habituales. «Master of None» no se remanga los bajos de los pantalones a la hora de meterse hasta las trancas en lodazales como los de la identidad racial, las relaciones paterno-filiales de nueva generación, el machismo laboral y, sobre todo, por encima de todo, los nuevos modelos de relación de amistad y de pareja. Ahí quedan los entrañables abrazos de Ansari con el gigante Eric Wareheim, las antológicas conversaciones de amigotes y, evidentemente, esa relación amorosa con el personaje de Noël Wells en la que es inevitable verse reflejado, en su riqueza y en su pobreza, en su salud y en su enfermedad, en lo próspero y en lo adverso.
Como un elocuente ejercicio de dinamitación sorda de zonas limítrofes entre ficción y autobiografía (los padres del protagonista, por ejemplo, están «interpretados» por los mismos padres de Ansari), «Master of None» puede acabar por convertirse en una serie generacional para todos aquellos que hemos acabado creyendo que lo «generacional» ya no se aplica cuando tienes más de treinta años. Una serie que te hace sentir cool a la vez que ruin, adulto a la vez que crío… Un polvorín lleno de contradicciones que, supuestamente, tendrían que haber desaparecido allá a la mitad de nuestra veintena. ¿No era eso lo que nos vendieron? [Más información en la web de «Master of None»]
https://youtu.be/6bFvb3WKISk