Skullcandy acaba de lanzar el altavoz inalámbrico definitivo… Pero, ojito, usa el Shrapnel con cabeza y no des por saco a los que te rodean.
Este es uno de esos casos en los que te descubres en una tremenda disyuntiva, un dilema moral de esos que sólo se pueden tachar de (y perdón por la broma) «first world problems«: ante una puñetera maravilla como el Shrapnel de Skullcandy, ¿qué debería primar por encima de todo? ¿El hecho de que es un aparato que puede darte muchas pero que muchas horas de placer (para los oídos, no pienses mal)? ¿O que, por el contrario, si cae en malas manos, puede convertirse en una verdadera pesadilla para todos aquellos que rodean al dueño del aparatejo en cuestión?
Nos explicamos: el Shrapnel es el nuevo altavoz inalámbrico de Skullcandy, y eso viene a significar que, usado con respeto por la gente de tu entorno, puede ser la piedra de toque de tu paraíso musical en la tierra… Pero que, si cae en las manos del Voldemort de turno, será la peor pesadilla de todo el vagón de metro. Sea como sea, pensemos bien, démosle un voto de confianza a la humanidad y lancémonos a gozar del Skullcandy Shrapnel, porque la verdad es que sus prestaciones son lo suficientemente chanantes como para obligarnos a ver únicamente su lado más guay y positivo.
Para empezar, el Shrapnel de Skullcandy está fabricado con materiales durables pensados para soportar cualquier golpe y/o caída y seguir funcionando tan pichis. También están diseñados para ser resistentes al agua, así que no sólo te van a acompañar en fiestas y picnics, sino que incluso podrás llevártelos para perrear como Laika en la playa o la piscina. Es ultra-ligero, funciona con tecnología Bluetooth, tiene una pequeña correa para que no lo pierdas bajo ningún concepto y su micrófono on-board hará posible que incluso mantengas conversaciones telefónicas a través de él. Pero repetimos: úsalo con cabeza. O los que te la cortemos (la cabeza) seremos nosotros.
Más información en la web de Skullcandy.