Jägermeister está preparando un corto de animación a partir de tatuajes… Hablamos sobre esto (y mucho más) con Oscar Hove de Ondo Tattoo.
La idea de Jägermeister era sencilla: hacer algo que no se hubiera hecho antes. Curiosamente, las ideas sencillas resulta que, al final, pueden ser también las más complejas. Eso sí, estamos hablando de Jäger, y para esta buena gente «complejo» es admisible, pero «imposible» no entra dentro de su vocabulario, así que se pusieron manos a la obra y dieron con un filón brillante y jugoso: ¿por qué no hacer un corto de animación en el que los frames no estén dibujados sobre papel sino sobre la piel de fans de la marca?
Dicho y hecho. Con esta idea en la cabeza, se convocaron castings en Barcelona, Madrid y Valencia. El éxito de convocatoria fue desbordante y, con más de 1500 personas dispuestas a morir por el ciervo con sabor a hiervas, se imponía una criba: sólo los elegidos podían llevar el signo de Jägermeister sobre la piel. Sea como sea, si todo va según lo previsto, en breve podremos ver ese cortometraje que se titula «Hunt or Be Hunted«… Pero en Fantastic Plastic Mag somos más curiosos que el gato al que mató la curiosidad, ya lo sabéis, así que hemos querido enterarnos de todo cuanto antes mejor.
Para ello, me encuentro con Oscar Hove, uno de los tres socios de los reputadísimos Ondo Tattoo de Barcelona, para que me explique cómo están llevando esto de tatuar a los dulces locos de Jägermeister. Evidentemente, Hove acaba explicándome eso…. y mucho más.
¿Cómo llega Ondo a un proyecto tan loco como este? Tengo que confesar que yo todavía no sé qué carajo es esto (risas). Todos estamos un poco con la duda de qué va a salir de todo el proyecto. A nosotros nos llegó a través de la productora: ellos se encargaron de buscar a los tatuadores. Si nosotros decidimos meternos fue por probarlo, por vivir la experiencia.
Entonces fue una idea que parte de una productora ajena a vosotros… Hasta donde yo sé, aunque esto a lo mejor te lo explicarían mejor desde Jäger, creo que la idea parte de la agencia. Pero no sé si fue una idea de la agencia directamente o fue la marca la que tuvo la idea y se puso en contacto con la agencia para ponerlo en marcha.
Según lo que me han explicado, la idea primigenia era hacer algo que no se hubiera hecho nunca antes. Pues ahí acertaron (risas). Pero, bueno, yo siempre digo que todavía no sabemos si esto se ha hecho antes o no. Siempre saldrá uno de Wikipedia y te dirá que en tal año se hizo algo parecido… Eso sí, te digo que a este nivel seguro que no se ha hecho nada, porque se conocería. Con tres frames tatuados en tres personas es posible que alguien haya hecho una cara sonriendo. Pero a esta escala, no.
¿Hay alguna diferencia en todo este tinglado por el mero hecho de tener una marca como Jägermeister detrás? El que sea marca yo es que ni lo veo como tatuador. Al final, a mi me llega el tatu y me llega el cliente, como en mi día a día. La única diferencia es que no tengo que preparar un dibujo porque ya me viene dado, y también las diferencias entre el dibujo que habría hecho yo y el que me están pasando. A veces es lo más complicado: el perseguir líneas que uno piensa que tienen que estar ahí y las que te faltan, las que habrías añadido. Por lo demás, son personas que vienen a tatuarse, no vienen con la gente de Jäger detrás ni tenemos azafatas por aquí… Por desgracia (risas). Nos animarían. Hasta el mes pasado éramos sólo tíos en Ondo.
¿Cómo está siendo todo el proceso? Desde donde nosotros nos sumamos, nos explicaron el proyecto, nos enseñaron unos dibujos previos, a partir de estos dibujos nosotros re-estilizamos un poco para que se acercara más al formato tatu… Y otras tonterías como que, por ejemplo, si pensamos en video y tele siempre es en formato apaisado, pero si pensamos en un cuerpo es en formato vertical. Se trataba de afinar algunos detalles que creíamos que, luego, para aplicarlos a la piel, nos resultaría más fácil a la hora de encontrar espacios.
No son tatuajes pequeños, ¿no? Hay dos medidas: son un palmo, más o menos. Es difícil que a la gente no le curve mucho, porque necesitamos que quede plano para que no haya mucho baile de un frame a otro. Pero, bueno, como decía, nosotros re-estilizamos los diseños y, después, los animadores acabaron de dibujarlos haciendo que aquello se pudiera mover. A partir de ahí, nos pasan todos los frames y es lo que estamos tatuando ahora.
En total son ciento y pico personas… No tengo ni zorra de cuántos son ni quiero saberlo (risas). Voy mirando un poco y digo: «mañana tengo cuatro». Todo el mundo me pregunta por la planificación y ni la sé. Yo me levanto, miro el móvil, si tengo tatu mío lo preparo, y si es de Jäger ya sé a qué hora tengo que venir y ya está. No me preocupo más. Si hay alguien que se cae, me lo dicen y se hacen cambios, pero no me preocupo más. Si no, sería un poco agobiante.
Me han explicado que al casting se presentaron más de mil quinientas personas y que, al final, han quedado ciento y pico. ¿Sabes cómo se animarán los ttus al final? Porque teniendo en cuenta que cada segundo son 24 fotogramas… No sé cuántos frames van a utilizar por segundo. Lo que sí que vimos nosotros fue una animática, que es un montaje a partir de los diseños que se hicieron, y vimos toda la peli entera.
Pero, entonces, ¿es una peli larga? Es larguita, sí. Hay historia. No es el ciervo que corre y se estrella contra el muro. Se explican unas cuantas más cosas. Sí que sé que, a través de la web, se apuntaron más de mil personas para el casting… Cuando nos avisaron fue cuando pensamos que era verdad, que había gente que se prestaba a ello y que el proyecto seguía adelante. Porque, la verdad, tú puedes imaginártelo súper guay y que la gente no lo entienda y no se apunte nadie.
¿Vosotros estuvisteis presentes en el casting? De los tres socios que somos en Ondo, nos dividimos los castings: han habido cuatro, así que tocamos a uno por persona menos uno de nosotros, que repitió.
¿Y qué tal la experiencia? Porque la gente de los castings tenía que ser muy divertida… ¡Pues muy guay! A lo mejor yo soy muy escéptico para todo y, hasta que no lo vivo, no me lo acabo de creer. Pero ver a la gente tan motivada con quererse tatuar, y hay personas que se van a hacer dos tatus incluso, te choca a la vez que te alegra.
¿Cuál era el corte para decidir quién pasaba el casting y quién no? El corte general no lo conozco, pero te puedo hablar de mi corte: era que la persona tuvieran espacio para tatuarse y que fuera una piel sana. Como mucho, yo podía intentar medir si realmente tenían ganas de tatuarse o no por mi experiencia de cuando viene alguien a pedir cita y, al final, acaba no volviendo a tatuarse. Esto, más o menos, lo podemos ver, aunque a veces se nos escapa: alguien puede disimular que está súper animado a tatuarse y que el dinero no le importa y, el día que toca el tatu, salieron de fiesta y se les han quitado las ganas, se han gastado el dinero o no tenían el dinero y estaban fardando porque venían con un colega. Estas cosas pasan. Así que esa era mi criba, aunque creo que en el caso de este proyecto con Jäger nadie se ha echado para atrás. Han habido cambios de días, pero no casos de gente del tipo «al final me lo he pensado».
Bueno, al no haber el problema de la pasta de por medio, la gente se lo piensa menos… No te creas. Cuando tú no pagas, a veces, le das menos valor a las cosas. Esto es como una mascota: cuando te regalan un perro, si no has pagado por él, hay gente a la que no le cuesta deshacerse del perro.
¿Y en el casting la gente explicaba por qué quería tatuarse? Preguntábamos para entender si había vinculación con la marca o no. Obviamente, entendemos que esto es un tatu que vas a llevar toda tu vida… Hay gente que fue muy sincera y explicó que entraba en el proyecto porque les encantaba. Conocían Jäger porque, básicamente, es súper popular y cualquiera que ha salido por la noche seguro que lo ha tomado y ha tenido experiencias súper divertidas con él. Pero estos se metieron en el proyecto porque les parecía interesante. Luego, claro, estaban los verdaderos fans de Jäger, que eran la mayoría, que les daba igual el qué: querían hacerse algo de la marca porque les recuerda una etapa de su vida, porque lo asocian con su ocio y otros motivos. Luego estaban los que sumaban las dos cosas: que les molaba el proyecto porque lo veían como algo súper nuevo y guapo y que, además, les encanta Jäger y son fans.
Es que la verdad es que es un proyecto que, más allá de la vinculación con una marca, tiene que ser muy excitante para los participantes… Ahora que estamos con los tatus más avanzados, me arrepiento de no haber elegido un frame al principio. Pero, bueno, yo soy más particular y escojo un poquito más: tendría que ser un frame que me gustara mucho. Pero alguno de los que he tatuado, al verlo, he pensado: «me lo habría hecho».
Ya. Lo que yo he visto, además, es que tampoco es que sea puro branding de la marca… Exacto. Puedes entender que es Jäger por el contexto. Pero cualquiera que lo vea desde fuera y de forma individual, no lo asociará a la marca. Lo que yo le explicaba a la gente en el casting es que, a la hora de escoger frames, debían tener en cuenta que a lo mejor había un frame que no era el ciervo, que es la imagen que todo el mundo asocia a Jäger, pero que formaba parte de un dibujo mayor. El símil que decía es que se estaban haciendo un tatu muy grande que no era suyo individualmente: cada tatu es una pieza de un puzzle. De hecho, hay tatuajes que son otros animales y no el ciervo. Si te tatúas el gato, por ejemplo, y yo lo veo, nunca voy a asociarlo a la marca.
Qué ganas de saber de qué va la película… Es lo que te digo: en cualquier película, por mucho que haya un protagonista, también hay otros personajes y actores secundarios. En algún momento, en escena, el ciervo no es el protagonista, sino que el protagonista es con el que interactúa.
Más info en la web de Jägermeister y en la de Ondo Tattoo.