Ya están aquí: son los 15 EPs internacionales que deberías haber escuchado en este año 2015… Bueno, deberías haberlos escuchado ¡y adorado!
Nuestras listas de los mejores EPs del año, una internacional y otra nacional, han ido creciendo de forma exponencial año tras año… Y, ahora que se han estabilizado, una cosa os decimos: a veces hemos forzado ese crecimiento y nos hemos visto con poco donde seleccionar. Pero precisamente ahora, con la ya mencionada estabilidad, nos encontramos con que nuestro formato es óptimo: quince EPs internacionales y quince EPs nacionales. Ni hay lanzamientos se queden fuera, ni tenemos que meter relleno. Es perfecto.
Y eso se nota más que nunca en nuestra lista de los mejores EPs internacionales del año 2015. De nuevo, resulta que el EP es un formato al que le están dando caña artistas más bien novedosos que no están programados por los formatos estancos de la industria musical anticuada. Los nuevos sonidos se merecen un nuevo formato, y ese es precisamente el EP.
Así que, sin más dilación, os dejamos con los que para Fantastic Plastic Mag han sido los quince EPs internacionales más relevantes de este año 2015. Y una cosa os decimos: por una vez, no hemos necesitado ningún tipo de debate para estar de acuerdo en quién debía llevarse el número 1.
15. «MALIKA», de TĀLĀ. Es una verdadera mierda que TĀLĀ esté pasando desapercibida por eso de que, al fin y al cabo, bebe de muchas aguas pero no se baña en ninguna. Partamos del nu-r&b y de los future beats, vale, pero a partir de ahí todo se desdibuja. Para empezar, TĀLĀ rompe fabulosamente la baraja de la dialéctica entre lo masculino y lo femenino que ha polarizado a estos géneros: su música es puramente masculina, pero su voz y ciertas aproximaciones sensuales (escasas, eso sí) dejan claro que detrás de este proyecto hay una mujer de armas tomar. Y después esta la visión internacionalista de sus canciones, en las que se pueden encontrar ecos de la África negra, tonos arábigos e incluso toques orientales, todo ello sin dejar de sonar a subsuelo londinense. Al fin y al cabo, la capital británica siempre ha sido crisol de culturas, ¿no? Sea como sea, en su último EP, titulado «Malika» (Aesop, 2015), hay canciones con colaboradores de todo el mundo, y eso se nota en el abanico de sonidos que la diva en ciernes pone sobre la mesa… Sobre todo en esa «Wolfpack» a pachas con Banks que, más que a duelo de ídolas, sabe a jugueteo entre unas sábanas bien húmedas. Se confirman las sospechas: el futuro de la renovación del r&b no está ni en Inglaterra ni en EEUU… Está desperdigado por el mundo. [Raül De Tena]
14. «INTL STYLE», de Momo. Las cuatro canciones que la neoyorquina casi debutante Momo Ishiguro ha compuesto, interpretado y producido para este precioso EP, “Intl Style”, suenan a todo lo que nos hace querer enamorarnos fuerte. Así, si “Shonda Rhimes” nos atrapa y nos hace querer abandonarnos a nuestra suerte en la pista de baile, “A Novel Light That Changed” -tan cercana a veces a las producciones de Dev Hynes– nos devuelve a un rincón oscuro de la discoteca donde poder llorar por lo perdido o por lo no ganado. Mientras, el bajo disonante y pitcheado de “Young in Tempo” se mezcla con una línea de sintetizador para hacernos flotar apenas un par de centímetros por encima de tierra firme, para que “16 Billion” nos devuelva a la calma cálida de los edredones, solo o preferiblemente acompañado. El pequeño sello Art Not Love Records se puede dar con un canto en los dientes: acoge en su seno una de las más preciosas joyas ocultas de 2015. Puritita euforia. [David Martínez de la Haza]
13. «MOVIES», de Class Actress. ¿Dónde se había metido Elizabeth Harper, dama del synthpop estiloso que hizo de su debut en largo, “Rapprocher” (Carpark, 2011), un arma de seducción masiva hace cuatro temporadas? No tenemos la respuesta, aunque su regreso con el EP “Movies” (Casablanca, 2015) certifica que su proyecto Class Actress -personal a todos los efectos, puesto que ya no se encuentran en él Scott Rosenthal ni Mark Richardson- se mantiene musicalmente muy vivo. Tras fichar en 2013 por el emblemático sello Casablanca, Harper reclutó a dos escuderos de lujo -entre otros colaboradores- para dar forma a su nuevo trabajo: Neon Indian (que lleva “GFE” a una dimensión glo-fi) y, especialmente, Giorgio Moroder (su mano -más próxima a “Midnight Express” que al reciente “Déja Vu”, menos mal…- se aprecia en la base cósmica y fluorescente de “More Than You” y “The Limit») la ayudaron a poner banda sonora a un fondo argumental basado en las fantasías de una mujer que se adentra en los claroscuros del glamour hollywoodiense. Una historia poco original pero que facilita que Class Actress vuelva a retozar entre suaves sábanas sintéticas ochenteras, aunque realiza un par de interesantes escapadas: en “Love My Darkness”, hacia el electro-R&B contemporáneo; y en “Movies”, hacia el pop dramatizado propio de Lana del Rey. Dos vías estilísticas que, quizá, Elizabeth Harper explore con mayor profundidad en el futuro… [Jose A. Martínez]
12. «ENDLESS VACATION», de Annie. Es lo que pasa cuando la industria musical te da más problemas que el servicio de atención telefónica de Movistar: que, al final, todo te la suda y haces lo que te da la gana. Después de que el segundo disco de Annie estuviera en el limbo durante varios años por culpa de su discográfica, parece que la sueca ha aprendido la lección y que va a hacer las cosas a su manera. Ya lo demostró en su anterior «The A&E EP» (Pleasuremast, 2013), donde se juntó con su productor fetiche Richard X para facturar un EP maravilloso que recuperaba el euro dance de la forma más sana posible: sin pretensiones. Dos años después, sigue sin haber disco de Annie a la vista. Pero, para compensar, la ídola ha lanzado un EP titulado «Endless Vacation» (Pleasuremast, 2015) en el que vuelve a retozar con Richard X para facturar cuatro hits que llevan incluso un poquito más allá su rollito euro dance noventoso: «Cara Mia» podría ser un single perdido de Ace of Base; «Dadaday» es algo así como Vengaboys con bien de vocoder y con el tempo ralentizado; «Out of Reach» nos recuerda que Enigma existieron (y que algún día tendremos que recuperarlos); y, finalmente, «WorkX2» vuelve a poner sobre la mesa las comparaciones con Kylie. Las sensaciones son encontradas: por un lado, placer ante semejante EP repleto de hits; por el otro, pena porque parece que tendremos que resignarnos a no tener otro disco de Annie entre nuestras manos nunca jamás. [RDT]
11. «CROSSWORDS», de Panda Bear. Por si no hubiera sido suficiente haber entregado uno de los discos más sobresalientes del año, “Panda Bear Meets The Grim Reaper” (Domino, 2015), Noah Lennox aka Panda Bear se sacó de su genial chistera un EP -junto a otro de relecturas publicado a cuenta del mencionado álbum, “PBVSGR Remixes” (Domino, 2015)- que supera la condición de simple entremés al demostrar que en su baúl se habían quedado guardadas algunas gemas dignas de ser descubiertas. “Crosswords” (Domino, 2015) es, de este modo, un agradecido complemento que rescata tres temas inéditos que, vaya usted a saber por qué, no accedieron al tracklist final del LP. En ese saco no entran la titular “Crosswords (EP Mix)”, lógicamente, que se presenta en una mezcla no muy distinta en cuanto a ornamentación y sinuosidad con respecto a su versión original; ni tampoco “The Preakness”, incluida en la edición extendida de “Tomboy” (Paw Tracks, 2011) y que aquí gana enteros al subir su tempo sin perder su halo hipnótico. El resto del contenido del EP transita entre las nebulosas que salpican el característico universo del Oso Panda, volviendo a traer al presente un retazo de pop futurista (“No Mans Land” se mueve de manera imprevisible según las luminosas inflexiones una melodía beachboyesca), revistiendo de luz y color un ritmo hip-hopero (“Jabberwocky”) y recordando a su banda madre, Animal Collective, con un bombón pop relleno de mermelada de fresa de efectos alucinógenos (“Cosplay”). La cornucopia sonora de Panda Bear parece no tener fondo. [JAM]
[/nextpage][nextpage title=»Del 10 al 6″ ]10. «ANOTHER ONE», de Mac DeMarco. Dada su visión despreocupada de la vida y después de haber facturado un notable disco, “Salad Days” (Captured Tracks, 2014), Mac DeMarco podía haberse tumbado a la bartola tranquilamente a lo largo de este 2015. Pero no. Nuestro hombre aprovechó que la inspiración aún le perseguía tras publicar su último álbum y pasarlo en grande presentándolo en escenarios de medio mundo para salir de su apartamento y registrar las canciones de “Another One” (Captured Tracks, 2015). Un mini-LP que calca la identificativa (y exitosa) fórmula que Mac aplicó en su anterior trabajo: guitarras perezosas, acordes relajados, punteos diáfanos, acierto melódico y una interpretación vocal que transmite que se deben tomar los azares del día a día con calma, mucha calma. De Marco plasma de nuevo esa actitud en un conjunto de historias corrientes que divagan sobre las cosas del querer, intentan desenredar confusiones varias y dejan caer algún que otro arrebato melancólico (y bucólico) hasta erigirse en algo más que en el Jonathan Richman del siglo XXI: además de haber patentado su peculiar receta slacker rock, ha cautivado con su singular forma de contar relatos reales y cercanos. “Another One” está especialmente indicado para abstraerse del ruido urbano y ver la vida pasar con toda la pachorra del mundo. [JAM]
9. «REST OF THE PAIN», de cccandy. De cccandy me atrevería a decir que sólo se saben tres cosas: que tras este proyecto a medio camino entre la minimal-wave y el industrial hay un único chico, que el pavo en cuestión es alemán, y que todo lo que hace mola muchísimo. El único problema de que en 2010 la mina de oro que es el sello italiano Avant! Records para los aficionados a la música más vanguardista y oscura (como apunte, fue este sello el encargado de editar lo primero de los daneses Lust For Youth cuando aún nadie les hacía ni caso) lanzara el primer largo de cccandy, “Lonesome Berlin”, es que el alemán tocó con él su top-notch. Qué digo lo tocó. Lo aporreó a ritmo de bases frías y brutalistas como la Berlín de los años 80 que, junto a un aura extremadamente lo-fi y una voz hipnótica, hacen de “Lonesome Berlin” uno de mis discos favoritos de todos los tiempos y que, si aún no habéis escuchado, ya estáis tardando. El problema, decía, es que nada de lo editado posteriormente por el alemán ha podido, sin embargo, estar a la altura, aunque las cinco canciones que conforman “rest of the pest” (que hemos catalogado como EP, pero que en realidad se trata más bien de una playlist en Soundcloud) son en su mayoría temarrales. El EP se abre y se cierra con dos temas de una apabullante fuerza, en la que hay que destacar el sorprendente uso de guitarras que se hace en “Vagina Pier” (creo que no había oído jamás usar guitarras a cccandy), que dejan entremedio espacio a los temas a los que el alemán nos tiene acostumbrados: frases repetidas casi mántricamente sobre sólidas bases de sintes acompañadas de melodías frías e hipnóticas. En mi humilde opinión, pocas cosas tan interesantes han salido este año. [Patri de Filippo]
8. «HER SONGS», de Sean Rowe. Sean Rowe toma prestado “Ode to Divorce” de Regina Spektor” (podando las florituras del piano de cabaret rococó para convertirla en una canción de soledad, ocaso, desierto y frontera), “Hold On, Hold On” de Neko Case (a la que realiza un serio trabajo de pulido, aplicando hombría sobre la fuerza de Neko sin necesidad de tapar su feminidad), “By Your Side” de Sade (en el que es, más que probablemente, el ejercicio de transmutación más sorprendente y magnánimo del disco: ¿a quién se le hubiera ocurrido esto de convertir una de las torch songs con sonido más ochentero de la historia en una balada de cow-boy destinada a partirte el corazón cada vez que te pille en tu soledad menos deliberada?), “Soldier’s Song” de Lucinda Williams (en una transposición que no cambia demasiado del original porque realmente no era necesario tocar este clasicazo rompe-corazones), “Let it Die” deFeist (donde el crooning elegante de la diva canadiense se entierra bajo capas y capas de polvo entre las que el corte respira un nuevo aire más ajado, de masculinidad en declive) y “Colors and The Kids” de Cat Power (que ya estaba suficientemente depurada en su versión original con tan sólo un piano y que ahora, en manos de este hombre, vuela hacia el horizonte nocturno a lomos de una de esas guitarras acústicas no aptas para almas con tendencia a romperse en mil pedazos). [leer más]
7. «FEBRUARY 15», de Nao. Espectacular. Solo así puede calificarse la continuación de “So Good”, el EP con el que debutaba NAO el pasado año. Este “February 15” transita mediante un paso anacrónico pero absolutamente brillante en pos de apostillar los nuevos-viejos postulados del R&B: a la evolución por la involución, por así decirlo. Y es que, por extraño que parezca, la joven artista londinense es capaz de recordar en diversos pasajes de su disco tanto a AlunaGeorge como a Destiny’s Child (oigan “Zillionaire”, “Golden” o “Inhale Exhale”), siempre, eso sí, sobradísima de clase y creando esa sensación de que estamos ante algo difícil de parar, expansivo y absolutamente gozoso. En “Apple Cherry” se acerca incluso a al sonido de Grimes o a FKA Twigs (ese aullido en crescendo retrotrae al grito entrecortado de Twigs en “Two Weeks”) mientras que en “It’s You” se aproxima a la Janet Jackson de aquel glorioso “janet”. Todo ello sirve para convencernos de que estamos ante una de las mujeres más talentosas en una escena tan rebosante de artistas interesantes como es el llamado r&b alternativo. De verdad, un puñetero discazo. [DMDLH]
6. «NYMPHS III», de Nicholas Jaar. Tras cuatro años de silencio discográfico, el productor chiloneoyorquino Nicolas Jaar parece haberse tomado el 2015 como un año para recuperar todo el tiempo perdido, editando dos EPs (“Nymphs II” y “Nymphs III”) y un largo, el sorprendente “Pomegrenates”, pensado como una especie de banda sonora a la película de 1969 del director armenio Sergei Parajanov, “El Color de la Granada”. Sin embargo, de todo este material hemos decidido quedarnos aquí con “Nymphs III”, aunque dicha elección no se deba a una atenta escucha y minuciosa análisis de todo el material que Nicolas Jaar Jaar Binks (lo siento, de veras que lo siento, pero no me he podido resistir) ha editado este año, sino algo así como un amor a primera oída. Si bien “Nymphs III” mantiene cierta continuidad con su predecesor, mientras este último estaba compuesto por dos temas de casi la misma duración, nos encontramos aquí con un larguísimo corte de trece minutos -“Swim”-, seguido por otro de apenas cinco, “Mistress”. Y “Swim”, señores y señoras, es un santo temazo. Construido con cachos de sonidos y ruidos que parecerían de lo más aleatorio si no fuese por aquel sampleado de piano que recorre toda la canción y la dota de una organicidad asombrosa, el tema crece y crece y crece (con algunos acertados momentos en los que vuelve a predominar el casi silencio) hasta que casi al final Jaar le mete una parte vocal. Y no voces cualesquiera, sino un maravilloso y reverberado coro que terminan de cerrar una canción de baile asombrosa. “Swim” deja entonces paso a “Mistress”, una lenta y relajante composición de piano que poco a poco va descomponiéndose para dejar que el ruido hable por sí solo. [PDF]
[/nextpage][nextpage title=»Del 5 al 1″ ]5. «BROKEN FLOWERS», de Danny L. Harle. Tras publicar el año pasado la que fuera una de las mejores canciones de 2014, aquella adictiva y bombazo extático “In My Dreams”, el productor británico Danny L. Harle ha vuelto a acertar este año con su EP “Broken Flowers”, primera referencia del sello PC Music desde que se asociara con Columbia (un pequeño aparte: ¿soy la única que ve en este anuncio del partnership entre las dos discográficas una tajante ironía en frases como “A multi-tier attack exposing the radical DNA of chart music, and the heart and soul behind every lab creation”?). Sea como sea, lo importante es que nos encontramos aquí con quince minutos de puro baile. Joder, son las dos de la mañana, estoy agotada y, sin embargo, aquí estoy, sin poder evitar bailotear en la cama mientras escribo esto. En realidad, el EP se abre y cierra con la misma canción (salvando las distancias, que tampoco son pocas): “Awake for Hours”, el último corte, es una versión reacelerada hasta un límite casi demencial del primero y homónimo al EP, completada por un drop y un interludio más machacón que la de su versión original. Lo más interesante se encuentra no obstante quizás en los dos temas centrales del EP, “Forever” y “Without You”, ambos caracterizados por un mayor pitcheo de la voz. En la primera, Harle retoma el tema de la contraposición entre eternidad y la exaltación festiva del presente de “In My Dreams” con frases como “We are here right now/ I need you to know/ You just make me feel like we’ll do this forever/ Hold on tight/ Here we go/ I need you to know/ I will always remember”. En “Without You”, en cambio, una voz que parece la de alguien que acaba de chupar un globo aerostático de helio entero es contrapuesta a una letra no tan naïve y llena en cambio de ironía, para finalmente dejar que todos los ritmos alegres y bailables que caracterizaban la canción se deshagan progresivamente en unos sonidos algo sórdidos hasta el último minuto. [PDF]
4. «HALLUCINOGEN», de Kelela. Es más que posible rastrear los signos identitarios de los productores detrás de cada canción: es evidente que la apertura con “A Message” suena poderosamente a Arca en los golpes de percusión sorda y en el envoltorio amniótico, “Rewind” puede alardear de esa producción de cromo y platino tan propia de Kingdom y, en la magnánima “All The Way Down“, DJ Dahi consigue facturar lo que parece un manifiesto que debería definir el sonido de la radio del siglo 21 (si hubiera justicia en el mundo, claro). Pero repito: lo que prima en “Hallucinogen” es la personalidad de Kelela, una mantis religosa que puede retozar con el sonido de los productores en cuestión, pero que al final acaba canibalizándolo para perseguir sus propias metas y configurar una personalidad que se aleja de los excesos “arty” y “showy” de otras divas similares y prefiere celebrar la reciente ascensión del soul noventero, del 2step británico y de los future beats más recientes. [leer más]
3. «OCCUPIED», de The Radio Dept. Antes de nada, tengo que hacer una confesión: he descubierto a The Radio Dept. este año (lo mío tiene delito, lo sé), así que quizás no pueda alcanzar a comprender lo que significa que, tras cinco años de silencio -apenas interrumpido por esa, maravillosa eso sí, “Death To Fascism”-, los suecos editasen a principios de verano el EP “Occupied”. Por otro lado, también decir que desde ese día de marzo en el que alguien me puso la canción de amor más bonita del mundo después de “Rosas” de la Oreja De Van Gogh aka “You And Me Then?”, me aficioné tanto a ellos que en verano mi emoción y expectativas respecto al EP estaban casi al mismo nivel de quienes llevaban un lustro esperando ese momento. Y The Radio Dept. no defraudaron. Menos pop y más electrónico que de costumbre, el dúo se marcó aquí dos canciones de llorar un rato, pero de gimotear sin poder salirte de la pista de baile. Dos cortes largos e hipnóticos en los que consiguen unir con una maestría reservada a pocos electos dos emociones tan antitéticas como euforia y melancolía (baste pensar ese momento de “Occupied” donde, justo después de soltar ese “down, down, down”, la canción empieza a volar y a desatarse; o en “It Looked Like Heaven (It Feels Like Hell)”, en cuyo puente encontramos hasta sonidos parecidos a las trompetas de las canciones rave de los 90’ más extasiantes). Finalmente, el EP termina con un remix de “Down Down Down” de Liminals, que ni idea de donde sale pero que es cosa fina sin lugar a dudas. [PDF]
2. «II», de Yumi Zouma. En pequeñas dosis. Así se han propuesto los neozelandeses Yumi Zouma hacer llegar sus canciones al mundo desde que debutaron hace algo más de un año con “The Brae” y posteriormente con el resto de canciones que conformaban “Yumi Zouma” (Cascine, 2014), su EP de debut. Así, tras telonear a Chet Faker o a la joven diosaLorde y encaramarse como triunfadores masivos en el corazón del aficionado al pop más puro con su mencionada ópera prima y el correspondiente disco de remezclas, el trío formado por Josh Burgess, Charlie Ryder y Kim Pflaum regresa a los tocadiscos y reproductores de la audiencia más exquisita. De nuevo, claro, en pequeñas dosis. [leer más]
1. «M3LL155X», de FKA Twigs. “M3LL155X” apela al siglo 21 desde su propio título, ya que debe leerse como “Melissa” pero está escrito con un código que a alguien que supere los 30 años le parecerá sánscrito pero que las generaciones que nos vienen detrás descifrarán sin esfuerzo alguno. El EP está compuesto de cinco canciones, dos de las cuales ya habíamos escuchado con anterioridad: “Glass & Patron” sirvió de fondo para el anuncio que la Twigs dirigió para Google Glass y a principios de este mismo año ya alucinó a propios y a extraños con un videoclip dirigido por la propia artista, mientras que “Figure 8” apareció de la nada hace algunas semanas, sin que supiéramos ver que era el aperitivo de este “M3LL155X“. Los cinco temas del EP, por mucho que mantienen grandes similitudes con la estética sonora de Arca(¿eternamente ligado al imaginario de esta artista?), vienen producidos por Boots, tic y Cy An. Todos ellos mantienen el pulso y las constantes vitales de “LP1” (Young Turks, 2014) e incluso las amplían: fascinan los ecos orientales de “In Time“, por ejemplo, mientras que el ritmo de golpes bajos de “Glass & Patron” asimilan a la perfección las enseñanzas de Boots a la producción. El conjunto es sólido como un cubo de mármol de Carrara:FKA Twigs sigue explorando los pliegues de la propuesta de “LP1“, lo que sólo puede conseguir aumentar más todavía la parroquia de sus fieles, pero añadiendo suficientes variaciones para mantener en alerta a los que hace tiempo que la siguen. [leer más] [/nextpage]