¿Tú también escuchas últimamente más EPs que LPs? Entonces te interesa nuestra lista de los quince EPs nacionales del año 2016 que son pura C R E M I T A.
Seguimos con nuestra semana fantástica de la música nacional… Si ayer revelábamos nuestra lista de las cincuenta canciones que, a nuestro entender, han marcado el ritmo (literalmente) de este año 2015, ahora es el momento de seguir subiendo las apuestas con una de esas listas que, a cada temporada que pasa, va ganando en importancia. Varios de nuestros colaboradores lo tienen bien claro: a día de hoy, escuchan más EPs que LPs. Y una cosa os decimos bien clarita: nuestros colaboradores no se equivocan. Nunca.
De hecho, es curioso considerar otra cosa: los primeros puestos de la lista de EPs están básicamente copados por artistas y bandas noveles, que son los que mejor están entendiendo el formato. La única banda clásica que ha conseguido filtrarse en nuestro top de EPs ha sido Los Planetas (y, relacionado con estos, Grupo de Expertos Solynieve)… Y, aunque habrá quien esté deseando que sus grupos favoritos empiecen a darle cañita brava a este formato, desde aquí decimos que mejor que no, que estamos bien así, que se lo queden los que están llegando y saquen a relucir todas sus posibilidades. Chau.
Mientras tanto, aquí os dejamos con nuestros quince EPs favortios del año 2015… ¿Qué opináis? ¿Merecemos la muerte por habernos dejado alguno en concreto? O, por el contrario, ¿vamos a conseguir que nadie nos insulte esta vez? Cruzamos los dedos.
15. «EL MONTE DEL PERDÓN», de Calavera. Calavera acaban de cerrar una sublime trilogía de EPs con su nuevo trabajo, el pletórico “El Monte del Perdón” (Gran Sol / Doma Clásica, 2015). Después de abrir camino en sus dos anteriores publicaciones a base de letras con el justo equilibrio entre lo emotivo y lo elocuente, las cinco canciones de este tercer EP saben a resumen, a síntesis pluscuamperfecta de un folk-rock que acaricia como el folk y que, cuando toca, acaricia como el rock. Con producción de Carasueño, masterización de Javi Roldón (Vacuum Master) y con un precioso diseño de Montalbán Estudio Gráfico, “El Monte del Perdón” lo tiene todo para convertirse en uno de esos discos que escuchas en tu intimidad, que es precisamente donde crecen los lazos más fuertes con esa música que acaba convirtiéndose en algo así como el coro que te acompaña día a día cantando en el fondo de tu cabeza. [leer más]
14. «S/T», de Santa Teresa. Como despertarse triste tras soñar algo bonito. Algo parecido a eso traen a la mente las canciones de Santa Teresa. Ellas son Paola Rivero y Elinor Almenara, que editaban a lo largo de 2015 las cinco canciones que componen este EP de la mano del exquisito sello Snap Clap! Composiciones bañadas en una curiosa melancolía frágilmente distorsionada, ya sea por la vía del folk fantasmagórico de “Hurt Pride”, del dream pop sedante de la preciosa “Erstwhile” o del lamento mecido entre acordes levemente disonantes de “Monsters in Water Drops”. Editado en cassette con fanzine acompañante, como ocurría con el EP de Sant Miquel que precedió a esta obra en la serie Snap!, en una serie limitada a 70 copias, estamos ante una interesantísima colección de canciones que, ojalá, tenga continuación bien pronto. [David Martínez de la Haza]
13. «BRIGITTE LAVERNE», de Brigitte Laverne. Después de entregar un par de temas en forma de demos a lo largo de 2013 y acudir al año siguiente a la prestigiosa Red Bull Academy en Tokyo como única española seleccionada, a Brigitte Laverne sólo le faltaba culminar su prometedora etapa inicial con una referencia de estreno que sirviera para rubricar las expectativas creadas en torno a su estilo basado en el synth-pop urbano y noctívago. El EP homónimo “Brigitte Laverne” (Foehn, 2015) cumplió a la perfección ese cometido al confirmar y multiplicar las virtudes esbozadas en sus primeras composiciones: gran manejo de las texturas artificiales proporcionadas por los sintetizadores (su arma fundamental) para dotarlas de la emoción necesaria, construcción de melodías que se balancean con suavidad entre la melancolía y la evocación ensoñadora y el uso de una voz seductora que esquiva el tópico del simple susurro magnético. La comparación con Chromatics (y otras bandas afines del colectivo Italians Do It Better) resulta inevitable: Johnny Jewel mataría por convertir a Laverne en su nueva diva de neón, por mucho que Ruth Radelet se pusiera celosa. Pero el hecho de que este EP lleve en su título el nombre de su autora sugiere que el pop sintético de Brigitte Laverne posee la suficiente personalidad para seguir su propia senda desde este notable punto de partida. [Jose A. Martínez]
12. «IMPRESSIONS», de Defled. Defled practica largas progresiones en las que las composiciones se van construyendo en base a la tensión entre dos fuerzas muy diferentes: por un lado, la repetición de patrones circulares y metronímicos que parecen surgidos de un ordenador en perpetuo estado de error fatal y, por el otro, los elementos melódicos que lubrican el conjunto y lo hacen no sólo accesible, sino también fascinante. Con todo ello, suelto la pregunta necesaria: ¿por qué debería interesarnos a los humanos de aquí y ahora una música que parece querer extinguirnos prematuramente? ¿Por qué querríamos estar dentro de la cabeza de un androide que piensa con pulsiones asesinas, con un caos ordenado que somos incapaces de entender? Por algo muy interesante: porque música como la de este “Impressions” consigue, efectivamente, extinguirte, hacer que salgas de tu propia piel, hacer que tu ritmo cerebral abandone la humanidad y entre en la era tecnológica. ¿Y por qué deberías querer algo así? Primero, por puro escapismo. Segundo, porque siempre vas a regresar cambiado de un viaje de semejante magnitud. [leer más]
11. «SMOOTH», de Skygaze. En “Smooth” (Neonized, 2015), Skygaze se sube al carro cósmico del future jazz tirado por Flying Lotus y a los beats atmosféricos más experimentales aunque pasándolos por su propio filtro hasta arrimarlos a la dulzura del glo-fi (“Don’t Belong To Here” traslada al oyente a paraísos reales sólo en su imaginación), la suave cadencia del downtempo gaseoso (“Sparkles”, “Sad Days Are Needed Too”) y el hip hop deconstruido (“Ten Et Tiwa Dorment”, “Call On Me”). Unos vericuetos sonoros que harán que todo aquel que atraviese la nebulosa en la que se encuentra suspendido “Smooth” (su portada es elocuente…) concluya que, sin ninguna duda, se debe introducir a Skygaze en esa reluciente nómina que da forma a la electrónica más candente facturada dentro de nuestras fronteras pero con alcance transnacional: John Talabot, Pional, BFlecha, beGun, Mwëslee, Arufe, Fernando Lagreca, bRUNA, los también asturianos HUIAS… [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 10 al 6″ ]10. «RABUÑA», de Musel. Cuando parecía que Musel, uno de los grupos sobre los que más expectativas y esperanzas se depositaron en la Galicia musical alternativa desde su puesta en marcha en 2011, se iba a quedar en el limbo tras publicar sólo dos canciones, regresó a este mundo para entregar, por fin, su primer trabajo oficial. Con una alineación renovada (Eva M. -voz y teclado-, Iván Juniper -batería- y Carlos Méndez -bajo y theremin-) y guiada por su miembro fundador, Óscar Vilariño (voz y guitarra), Musel se embarcaron en la tarea de seleccionar cuatro piezas distintivas de entre un buen puñado de composiciones que Vilariño guardaba en su cajón para reformularlas según las nuevas posibilidades sonoras de la banda. El producto final de tal proceso fue “Rabuña” (Acuarela, 2015), un EP que concentra el espectro estilístico de los actuales Musel, que saltan con naturalidad del slowcore (“Catasol” y “Trebón”, cuyos desarrollos reptantes y fluctuaciones eléctricas remiten inevitablemente a Low o Galaxie 500, influencias reconocidas de Vilariño) al pop luminoso y contenidamente épico (“Raiolo”) e incluso al post-punk profundo (“Trapalladas”). “Rabuña” es un breve pero intenso viaje a través de un pequeño universo repleto de sensibilidad cotidiana y emociones a flor de piel. [JAM]
9. «WINS», de BeatLove. En “Wins“, las canciones de Benjamín se construyen con la profundidad de campo de otros magos de la electrónica consagrados a explorar la música como espacio en el que extirpar las voces para que sea la propia música la que se perciba en todo su esplendor. Pero, a la vez, Rodríguez y Fernández consiguen establecer una entente cordiale en la que sus dos campos, música y voz, son capaces de crecer juntas sin perder un mínimo de profundidad por separado. Hablando en plata: reconozcamos que en los grupos como AlunaGeorge muchas veces la música es poco más que una tonadilla resultona pero plana a más no poder y que bebe más de la unidimensionalidad pop que de la electrónica multi-capas. Pero BeatLove consiguen que no hayan puntos débiles y que “Wins” sea una fortaleza magnánima y, sobre todo, única en la orografía de la música actual. Imaginad cuando decidan convertir esta fortaleza en un rascacielos… [leer más]
8. «HOLI <3», de Axolotes Mexicanos. En FPM no sabíamos muy bien en qué categoría colocar “Holi <3” (Elefant, 2015) de los Axolotes Mexicanos -que si en LPs porque son ocho canciones, que si en EPs porque no llega ni a la media hora de duración, que si uno lo ha votado en equis categoría, que si otro en la otra y blablá- pero la verdad es que la cuestión no tiene más importancia que a un mero nivel organizativo: lo remarcable del primer largo de los asturianos es que sus poco más de veintipico minutos encierran una genialidad que ya les gustaría a muchos, toda ella resumible en el contraste entre el amorosocuqui título y la portada de colores pastel pero con el cuchillo tras la espalda como elemento rompedor de la estética rollo kawaii. En “Holi <3” no es que encontremos temas fuera de lo común en la música adolescente -como el amor, el sexo o los amigos-, sino que es la vuelta de tuerca llena de humor que le dan los Axolotes lo que hace de este EP uno de los mejores del año. Así, las canciones de amor se convierten en algo crípi y retorcido (“Interestelar”, “Disparo de Amor” o “Te Miro Mientras Duermes”, la mejor letra de todo el disco quizás con perlas como “sé que entre nosotros jamás pasará nada / te acuerdas de esa chica que tanto te miraba? / no le gustabas tanto mientras la estrangulaba”) y las de sexo en algo más bien disfuncional. Joder, hasta hablan de matar un perrete y hacen un guiño a “A Toda Mecha” de SJK en “Interestelar”. Si, además, todo esto lo completas con una mecla entre tontipop y bases tralleras, tienes uno de los mejores seacualseaelformato del año. [Patri di Filippo]
7. «S/T», de Sant Miquel. Sant Miquel es el proyecto de folk de alcoba a oscuras del jovencísimo mallorquín Miquel Cañellas y, a día de hoy, tenemos claro que ha sido una de las más gozosas sorpresas dentro de la escena nacional este año. En los cinco minúsculos -no tanto en duración, sí en ornamentos- temas que componen este disco (por cierto, encantadoramente presentado en forma de cassette acompañado de un fanzine la mar de bonito), se dan la mano las raíces tradicionales de la triste y preciosa en “Tu Padre” o “El Arco de Triunfo” con el pequeño pop de “En la Catedral”. No obstante, si hay un tema que destaca en esta colección de preciosas canciones, ese es “Como los Vampiros”, una joya magnífica e impactante por su desnudez y su aparente frialdad, sustentada en pequeños arpegios que parecen a punto de fragmentarse en múltiples pedazos de pop melancólico, de tan frágil que suena todo. [DMDLH]
6.»LUCRO CESANTE», de Grupo de Expertos Solynieve. El fuego como componente purificador, alimento de espíritus rebeldes y combustible de revoluciones tanto pacíficas como estruendosas. Este carácter metafórico de dicho elemento de la naturaleza aparecía muy vivo en la portada del anterior EP de Grupo de Expertos Solynieve, “Colinas Bermejas” (El Segell del Primavera, 2014), y vuelve a mostrarse con claridad en la de su nueva referencia en corto, “Lucro Cesante” (El Segell del Primavera, 2015), como parte de un amenazante cóctel molotov sujeto por una recreación de Temis, diosa de la justicia, que se quita la venda para abrir bien los ojos y comenzar a poner orden y concierto en nuestro jodido mundo. De acuerdo, tal alegoría puede resultar manida y tópica, pero en este caso se revela absolutamente necesaria por su potente simbolismo, que se relaciona sin ambages con las sentencias (y, quién sabe, presagios) que trufan de irritación y mala baba este EP. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 5 al 1″ ]5. «EL TELESCOPIO GIGANTE», de Grushenka. “El Telescopio Gigante” es una especie de máquina del tiempo que traslada a Grushenka a la época en que el indie-pop miraba con un ojo al entusiasmo jangle y con otro a la aflicción dreamy y after-punk justo antes de que irrumpiese el shoegaze. En esa nebulosa sonora se balancean una pieza granulada de luz y color variables (“Círculo de Bellas Artes”), una dulce sacudida de melancolía nocturna (“Corazón de Acuarela”), un chispazo efervescente (“Tú Nunca Serás Superstar”), un tramo calmado repleto de calidez lírica (“Los Paseos por el Parque”) y una nota a pie de página: “Els Colors que Ningú ha Pogut Veure”, primer tema elaborado por Grushenka en catalán y una oda a la escritura automática aplicada a la composición. Degustado este notable entremés, ahora sólo queda esperar a que Grushenka den el próximo paso en su imparable marcha y quede en segundo plano el recurrente asunto de su insolente (y, a veces, incomprendida) juventud. Al fin y al cabo, lo que debe importarnos es qué hacen y, claro, cómo lo hacen. [leer más]
4. «DOBLES FATIGAS», de Los Planetas. Tras la salida de su último álbum, “Una Ópera Egipcia” (Sony BMG, 2010), y después de cinco años sin editar material fresco bajo el signo de Los Planetas, el grupo ha encontrado hueco entre la fructífera actividad de sus proyectos paralelos (Grupo de Expertos Solynieve, Los Evangelistas, Los Pilotos y colaboraciones con artistas y formaciones de diverso espectro sonoro) para entregar un breve pero descriptivo EP, “Dobles Fatigas” (El Segell del Primavera”, 2015), que realiza un provechoso recorrido por las diferentes vertientes estilísticas que han caracterizado su larga (y a veces pionera en suelo patrio) trayectoria. En este sentido, una vez destapados los cuatro temas que componen este trabajo, surge una curiosa duda similar a la que se planteaba en “m b v” (m b v, 2013), álbum que devolvía a la vida discográfica a My Bloody Valentine: ¿estas composiciones se pueden considerar realmente nuevas o han sido rescatadas de algún modo del fondo del armario para ser convenientemente actualizadas? [leer más]
3. «CROCANTI», de Rusos Blancos. Soplan vientos de cambio en el pequeño de universo de Rusos Blancos. Embarcados en la apasionante a la par que complicada aventura de la autoedición y la autoproducción, los madrileños han decidido reformular su conocido libro de estilo practicando un giro llamativo dentro de su personal visión del pop sin renunciar a sus dos principales señas de identidad: la melodía, siempre reconocible y con efectos adhesivos; y la lírica, modelada de tal modo que huye de los lugares comunes de ese espacio tan común que es el amor y todas sus connotaciones (tanto emocionales como físicas). Ambos elementos componen el tuétano de la nueva referencia de la banda, el EP “Crocanti” (autoeditado, 2015), pero el tejido sonoro que lo cubre rompe todos los esquemas establecidos previamente con respecto a Rusos Blancos al mostrar texturas electrónicas, beats entre bailables y atmosféricos y ritmos preñados de sintetizadores fluorescentes. [leer más]
2. «OLIVEROLIVER», de Piedad Os Lo Ruego. El que intente refutar el hecho que el debut de estos dos jóvenes leoneses afianzados en Madrid sea uno de los mejores EPs patrios que se han parido este año es que está sordo. O si tal sufre de alguna curiosa deficencia. Y punto. Se podría decir que si cogiésemos a Los Punsetes y los soltásemos a corretear en medio de un descampado donde suena bakalao a toda tralla, «OliverOliver» sería el resultado. Pero aunque las reminiscencias sean inevitables -y es que, con letras como «Llueve fuego ceniza y aplaudes / ríos de sangres y aplaudes[…] / es el fin del mundo y aplaudes / te quiero como amigo y aplaudes / cuando algo se termina tú aplaude» de “Standing Ovation” sumadas a la voz femenina de Leti, es difícil no acordarse de Ariadna y compañía-, Piedad Os Lo Ruego se rigen perfectamente por sí solos: con cuatro cortes que no llegan ni a los dos minutos de duración, el dúo suelta a diestro y siniestro unos varapalos de energía y proeza lírica que, sumados a la notoria producción a cargo de Juan de Axolotes Mexicanos, al fin mueven algo nuevo y fresco en el casi en su totalidad repetitivo y hasta tedioso panorama underground más jóven. «Santa Teresa«, con ese homenaje al “¡Exta sí! ¡Exta no!” de Chimo Bayo en el que directamente no hay lugar a negativa posible y es todo un “éxtasis, éxtasis, éxtasis, éxtasis“, con ese «va, va, va, va!” que sirve de enlace al trallazo y que te pone los ánimos por los cielos sin necesidad siquiera de comerte el cuerpo de Cristo, es uno de los temas del año y pensamos repetirlo hasta la saciedad. Además, en enero lanzan nuevas canciones, y que no os quepa ninguna duda de que a finales de 2016 volvamos a colocarlos entre lo mejor del año. [PDF]
1. «10/15», de C. Tangana. «10/15» o «cómo partir la pana mejorando temas que no son tuyos«. Habrá quien, de entrada, habrá desdeñado el nuevo EP de C. Tangana basándose en el hecho de que las cinco canciones que contiene son re-escrituras de originales de ni más ni menos que Drake… Error imperdonable. Al fin y al cabo, más que una re-escritura, el artista practica una especie de canibalismo gourmet en el que, tras masticar las canciones originales y partirles los huesecillos entre sus dientes, vuelve a ensamblarlas aquí y ahora, reajustando el espacio y el tiempo a su alrededor para que sean asimilables en la escena española. Y no sólo a través de la jugada de frasear en castellano: el flow de C. Tangana sigue siendo la espina dorsal de todas sus canciones, pero es que en «10/15» las letras vuelven a ser las balas de este ataque terrorista contra tus emociones. Alejándose de la elegancia postmoderna y el coolism estilizado de su anterior «LO▼E’S«, el nuevo EP de C. Tangana se abre con tres canciones que hacen fascinante apología de la bajuna (el himno «C.H.I.T.O.«, la impactante «Nada» y esa «Bolsas» que demuestra que las drogas pueden aparecer en el hip-hop de nuevo siglo sin resultar barriobajero ni soez), sigue con una revisión de los pliegues más oscuros del romanticismo («Drama«) y cierra con una desafiante «Back to Bars» en la que el artista pasa lista a sus referencias básicas. Sin lugar a dudas, «10/15» es mucho más que una revisión de canciones de Drake: es un elocuente elogio del palimpsesto en la era del fin del copyright. C. Tangana: a años luz del resto de artistas de su camada. [Raül De Tena] [/nextpage]