Color negro, oversize absoluto, unisex, multiculturalidad y astrología… Estas son las coordenadas en las que se mueve el imaginario de Dystopia.
Algunos siguen mirando hacia otro lado y abogando por la eterna (y eternamente errónea) actitud de subestimar las tendencias que entran «por debajo», a través de los más jóvenes, a través de ese corpus social fuera de la élite fashionista… Pero a poco que mires a la calle, habrás advertido dos cosas realmente incontestables: que el oversize y el negro son la tendencia máxima (eso que algunos han dado en llamar health goth y que estaría personalizado en los asistentes de Berghain) y que lo multi-étnico ha acabado por convertirse en algo estético que horrorizará a aquellos que sean incapaces de extrapolarlo de su significado icónico y religioso.
Me explico, porque sé que esto último necesita ser matizado: de un tiempo a esta parte, sorprende cómo artistas como Sŏmadamantina (por poner un ejemplo que nos queda cerca) han asimilado en su imaginario estético todo un conjunto de prendas (a veces más y a veces menos) vaciadas de su significado cultural y / o religioso. Es algo que sólo pueden hacer los más jóvenes, los valientes que asimilan lo que les atrae sin el peso de la historia que lleva detrás… Y si meto este rollazo aquí y ahora es porque todas estas disquisiciones me han venido a la cabeza al contemplar -y al gozar- la primera colección de Dystopia.
En Dystopia prima el unisex, lo oversize, el negro (es decir, la ausencia de color) como color primario y la multiculturalidad, lo étnico y la astrología como señas de identidad.
Es esta la firma creada en 2014 por Honeykill, artisa que lleva más de un lustro dándole caña a la ilustración y al graffiti y que el pasado año decidió plasmar sobre la ropa sus últimas vivencias. Después de viajar y vivir durante un largo tiempo en el sudest asiático, Honeykill encontró en Bali el lugar idóneo para fraguar su visión de la moda: unisex, oversize, con el negro (es decir, la ausencia de color) como color primario y con la multiculturalidad, lo étnico y la astrología como coordenadas básicas a la hora de invocar la musa de la creación. El resultado son silueta extirpadas de género y tallaje, ideales para cualquier persona sea cual sea su sexo y su tamaño: una democratización de la moda muy siglo 21 que no le da la espalda a la pasarela, sino que la redefine desde la propia calle. Y que, además, apuesta con ahínco por el slow fashion, con una producción de tirada corta realizada utilizando técnicas artesanas locales.
La primera colección de Dystopia (que, a su vez, pretende ser totalmente atemporal) está a punto de llegar a la calle: el próximo 12 de octubre se pondrá a la venta en la web de la firma… Pero, antes, del 8 al 10 de octubre se realizará una presentación en sociedad en la tienda Iguapop Gallery de Barcelona, donde se podrá realizar una precompra de la colección antes de que esta llegue a la online store. ¿A qué grupo perteneces: a los que miran la nuevo con recelo… o a los que se suman a esta tremenda tendencia encapsulada en la primera colección de Dystopia?