Tenemos que reconocer que echábamos de menos a Chad Valley… Pero, Chad, tío, esto de que nos rompas el corazón con «Seventeen» no tiene nombre.
De Chad Valley siempre nos ha gustado (y enamorado) su capacidad para practicar ese difícil género que bien podríamos llamar «bailar con lágrimas en los ojos«. Es un sub-género del pop de toda la vida pero con una carga doble de melancolía, con los ojos cerrados y el ceño fruncido en gesto de dolor. Es un género del que no necesitarás que te sigamos comiendo la olla para reconocerlo si es que ya eres fan… Y, si no eres fan, ni querrás oír mentarlo. Sea como sea, aquí hemos venido a hablar de Chad Valley, al que dejamos hace un par de años practicando este rollo que tanto nos gusta y que ahora, sin embargo, parece haber tirado más hacia la melancolía y menos hacia el baile.
Nos explicamos. Vamos paso a paso. El proyecto musical de Hugo Manuel tiene listo su nuevo disco, que se titulará «Entirely New Blue» (Cascine, 2015) y que se lanzará oficialmente el próximo 2 de octubre. Y si su debut en largo «Young Hunger» (Loose Lips, 2012) fue una especie de glorioso despegue de la ola de chill wave por la vía del synth pop ochentero más bailable, parece que de cara a su nuevo trabajo podemos esperar algo similar pero completamente diferente.
Digámoslo ya: «Entirely New Blue» es un disco de ruptura y, como tal, podemos esperar tristeza por un tubo. Tristeza como la que impregna el primer single, que se titula «Seventeen» y que dura casi seis minutos. En ese tiempo, Chad Valley no sólo deja que las inflexiones de su voz, desde el dulce linimento al dolido falsetto, se desplieguen de una forma para nada exhibicionista, sino que también se olvida de la concisión pop para practicar una evolución emocional compleja y arrebatadora.
Sólo te podemos dar un consejo: no te pongas «Seventeen» cuando estés de bajuna, porque te puede romper el corazón con una facilidad pasmosa.