Ante el éxito de sus anteriores libros, Alpha Decay sigue editando a la Fleur Jaeggy inédita con el inquietante y fantasmático «Las Estatuas de Agua».
Hay ocasiones en las que la labor de una editorial no se reduce simple y llanamente a poner en el mercado todo lo que a sus editores les da la gana… sino más bien a establecer un interesante diálogo con los lectores. Escucharles. Atender a sus comentarios, gustos y necesidades. Y después, claro, editar. Esto es lo que parece que está ocurriendo entre Alpha Decay y sus lectores: desde que la editorial publicara hace ya algunas temporadas el micro-libro «Vidas Conjeturales«, los lectores han ido pidiendo cada vez más. Y a fe que han tenido más: hacia finales del año pasado se editó «El Dedo En La Boca» y, ahora, Alpha Decay sigue desenterrando inéditos de la autora con «Las Estatuas de Agua«.
Es este un libro original de 1980 pero que todavía no había sido publicado en nuestro país. Y, la verdad, es de extrañar teniendo en cuenta la relevancia (literaria e ideológica) de la escritora suiza. Puede que su carácter inédito provenga del hecho de ser un tomo extraño en la obra de su autora: una novela incómoda y personalísima en la que Jaeggy no se amedranta a la hora de dejar que las palabras vivan su propia vida en continuas disociaciones envueltas de una ironía supurante.
La historia de «Las Estatuas de Agua«, al fin y al cabo, tiene una interesante (y magnética) carga de inquietud fantasmática: su protagonista, Beeklam, es un misántropo que un buen día decidió romper toda relación con un padre por el que sentía una insana dependencia para ir a vivir a un sótano con la única compañía de sus estatuas de agua, con las que conversa continuamente. Su soledad sólo se ve vulnerada por la presencia de un mayordomo al que le une un vínculo algo extraño… O, por lo menos, hasta que en una escapada nocturna da con Katrin, una joven que es su opuesto total y que conseguirá que se replantee su extraño modo de vida.
Ya tenemos entre nosotros nuestra ración anual de Fleur Jaeggy gracias a Alpha Decay… ¿Durante cuánto tiempo conseguirá calmarnos el mono?