Round Table Knights tienen un nombre artúrico que hace pensar en caballeros de brillante armadura dispuestos a entregar su humilde pero heróica existencia a la búsqueda de un fin tan alto como el Santo Grial. El círculo se cierra cuando Biru Bee (antifaz artístico de Christoph Haller) y Questionmark (alias de Marc Hofweber), los dos miembros de este dúo suizo, afirman que prefieren quedarse en Berna por amor a su arte, ya que si vivieran en cualquier otra ciudad mucho más activa acabarían por desenfocarse y echarse a perder. ¿Suena o no a gesta heróica? Tanto esfuerzo y entrega, sin embargo, ha dado sus frutos: Round Table Knights lanzan «Say What?!» (Made to Play, 2011), su debut en largo, en el sello Made to Play: el exclusivo laboratorio ultrasónico donde Jesse Rose va fraguando su propia concepción de la música electrónica de baile (y no tan de baile) como una especie de alquimia a medio camino entre la magia tradicional y el digitalismo ketamínico. Pese a que los lanzamientos de esta discográfica siguen un patrón de normalidad en lo que a maxis se refiere, es sorprendente observar que el formato LP es algo a lo que se resisten en Made to Play: una entrada como máximo al año… Así que, con un ratio de aciertos tan elevado en el campo de los maxis (Zombie Disco Squad, Claude VonStroke, Renaissance Man), será cuestión de prestar atención a su única novedad anual en largo.
No es difícil: Round Table Knights llevan un par de temporadas amenazando con algo grande. Así que a nadie debería sorprenderle el ratio de aciertos (y de temazos) por metro cuadrado que presenta «Say What?!«. De hecho, escuchar el debut de Biru Bee y Questionmark es algo así como ponerse a día de hoy un best of Ministry of Sound y comprobar que no sólo sigue vigente (algo que queda lejos de toda probabilidad por mucho que en aquel momento nos pareciera algo suppa-cool), sino que ha envejecido consiguiendo adaptarse al pulso de los tiempos que corren e incluso adelantándose ligeramente a lo que está por venir. Y es que «Say What?!» bebe mucho, muchísimo, del house de finales de los 90, cuando las discotecas dejaron de ser discotecas y pasaron a ser clubs: la producción de Round Table Knights está repleta de detalles en forma de bola de espejos (esos suspenses en silencio en medio de la canción justamente previos al delicioso subidón e incluso la incorporación del sonido de máquinas de humo que ya dignificara Kelis en su momento) y de reminiscencias de aquellos tiempos en los que era posible que un cantante (a ser posible una cantante de color con kilos de más) saliera en medio de una sesión para desgranar algunas líneas pseudo-soul-discotequeras sin que nos pareciera para nada ridículo. El verdadero logro de los suizos estriba precisamente en desterrar completamente el ridículo de la paleta de colores con la que se pinta su debut: aquí sólo hay espacio para el gozo housero que, más allá del recopilatorio de hits chonis, también se acerca nada tímidamente al mayor cúlmen de aquella cultura: los mejores discos de Armand Van Helden, especialmente al referencial «2 Future 4 U» (X-Mix, 1999). De hecho, «Say What?!«, single absoluto con la elegante colaboración de Ogris Debris, hará que Van Helden se esté mordiendo las uñas pensando qué ha hecho con su vida desde el cambio de siglo.
El influjo chunda-chunda, por otra parte, se matiza certeramente aplicando el electro-shock de nuevos puntos de vista: hay aquí temas que remiten al sunshine-house de última hornada marca Louis La Roche (como la magnífica «Old Fashioned» que abre el disco justo después de una breve intro), pero también rave primigenio a lo warehouses de Manchester (la vikinga «Drop The Dow«) e incluso sobriedad germánica y gelidez berlinesa (en la espídica «Stomper» o en la hipnótica «Paparussi«, donde Round Table Knights demuestran que los vientos y la música electrónica pueden hermanarse sin caer en el bochorno facilón y troni de Alex Gaudino y su «Destination Calabria«). Hay balcanismo funkero en el que la palabra «cerdismo» remite más al rollo aguardientoso de taberna que no al easy-sex de guarronas («Cut to the Top«, con voz rota de Reverend Beat-Man), pero también ese senso-house noctívago y afrancesado que practicaban Cassius en sus amaneceres de bajón (la delicada «All Night«). La carta ganadora, sin embargo, sigue siendo ese tropicalismo que aparece en forma de percusión aquí y allá («Why Be Serious«), como referencia espacial y geográfica ( esa referencia juguetona a Air en «Cherry Pie«) y como explosión absoluta de placer bailongo en «Calypso«, grand finale de «Say What?!» con el que es inevitable caer rendido a los pies de Biru Bee y Questionmark (pese a que fuera el tema que les proporcionó relevancia en el panorama musical y que han incluído aquí como coda final). Lo fácil sería decir que estos Caballeros de la Mesa Redonda han llegado para salvar algo… Todos sabemos el qué. Pero lo mejor es pasar de esos agoreros que llevan una década con la cantinela de que la electrónica está muerta. No, no está muerta. Y no, tampoco necesita que ningún caballero andante la salve. Pero eso no quita que el debut de Round Table Knights se posicione desde ya como la UCI ideal en la que prepararnos para el verano a base de píldoras químicas que le alegran a uno los píes y el cuerpo y la cabeza y lo que haga falta.