Joanna Gruesome se convirtieron en la gran esperanza alternativa galesa cuando publicaron su álbum de estreno, “Weird Sister” (Slumberland, 2013), el cual, además de ser recibido con gusto por el público ávido de sonidos eléctricos frescos y renovados dentro del universo indie y alabado convenientemente por la crítica especializada, se llevó el Welsh Music Prize en 2014 como mejor disco de la temporada anterior en su tierra. Todo un mérito para una banda que, en un principio, no tenía el boleto ganador para lograr tal premio al manejar un estilo en apariencia desconcertante, al mezclar la amabilidad melódica de The Pains Of Being Pure At Heart (compañeros de sello en Slumberland y, yendo más allá, evidente influencia en su ADN más pop) y el frenesí guitarrero de The Wedding Present con puntuales pero atronadoras incursiones en el noise-hardcore-punk (todo ello metido, incluso, en una misma canción).
Pero, a decir verdad, daba la sensación de que a Alanna McAddle (voz), Owen Williams (guitarra), Max Warren (bajo), George Nicholls (guitarra y órgano) y David Sandford (batería) poco les importaban los reconocimientos oficiales para evolucionar a su manera sin pensar en seguir contentando a oyentes propios y extraños. De hecho, en su segundo trabajo, “Peanut Butter” (Slumberland, 2015), la banda sube su apuesta inicial al exprimir con más fiereza la etiqueta indie-punk-pop para obtener todo su vitamínico jugo y, de paso, exhibir la amplia gama de posibilidades sonoras que pueden aprovechar y que, por ejemplo, les permitió compartir el split “Astonishing Adventures!” (Slumberland, 2014) con los apabullantes Perfect Pussy y salir vivos de la colaboración.
Así, cómodamente asentados en una fórmula que combina una base rítmica pétrea con un juego de melodías enérgicas a la par que infecciosas, Joanna Gruesome desparraman en este LP toda su crema de cacahuete sónica guiados con firmeza por la voz de Alanna, capaz tanto de acariciar oídos cuando se pone encantadoramente indie-pop como de reventar tímpanos cuando se desboca en las fases en las que sus compinches reparten latigazos noise-punk a diestro y siniestro. Un esquema que se aprecia en cuanto “Peanut Butter” arranca a toda pastilla encadenando “Last Year”, “Jamie (Luvver)”, “Honestly Do Yr Worst” y “There Is No Function Stacey” sin dar opción al respiro ni a que el cerebro se relaje en un continuo subidón entre anfetamínico y esquizofrénico que refleja las intenciones del grupo en este disco: sacudir a la audiencia con un repertorio breve, intenso y veloz (diez cortes en poco más de veinte minutos) que pasa como una exhalación.
Sólo en un par de piezas hábilmente colocadas en el tracklist (“Crayon” en la mitad y “Hey! I Wanna Be Yr Best Friend” al final) Joanna Gruesome aflojan el nervio en toda una demostración de que, hoy por hoy, tiene la sartén indie-rock de Gales cogida por el mango; a su lado, Los Campesinos! parecen hermanitas de la caridad… Eso sí, una noticia desvelada hace unos días ha provocado que surjan algunos nubarrones en el horizonte de la banda: su carismática y rugiente vocalista ha anunciado que abandona el barco acuciada por problemas psicológicos que le impiden continuar la aventura en condiciones. Imagínense la fuerza que desprende Alanna, que sus ya antiguos colegas han tenido que fichar a dos cantantes (Kate Stonestreet y Roxy Brennan) para compensar su ausencia. Veremos cómo cuaja el cambio en un 7’’ que Joanna Gruesome tienen previsto editar en los próximos meses… Sería una lástima que, tras sólo dos discos, se apagara la poderosa y fulgurante mecha de estos galeses tan impetuosos y flamígeros como el dragón rojo de la bandera de su nación.