Maria Rodés no sólo escribe sus canciones y las canta: Maria Rodés sueña. Y cada mañana lo transcribe a un cuaderno que ha acabado por convertirse en «Duermevela».
LA COMPOSITORA QUE SUEÑA Y ESCRIBE. Tengan cuidado, este no es un libro cualquiera. «Duermevela» (editado por Alpha Decay) contiene sueños que nos persiguen, amantes que se esconden bajo forma de animales, madres caníbales, celos, vergüenza, pánico al escenario, temor a la enfermedad y a la muerte. «Duermevela» es una exhibición de atrocidades, una galería de imágenes que impactan, de sueños que nos transportan a la infancia y al mundo que habita la artista catalana Maria Rodés.
Maria compone sus canciones. Maria canta. Maria sueña. Maria escribe. Maria tiene un cuaderno negro que aguarda cada mañana lo que ha tenido lugar en su cabeza la noche anterior. Aquí vive el miedo, el amor, la infancia, la misma muerte. Aquí Maria cada noche deja el cuerpo y abre la puerta a lo que guarda pero que calla. Porque de noche todo lo que escondemos grita, toma forma y nos muerde. De noche todo lo que ocultamos, aun sin saberlo, se cuela en nuestra habitación y se convierte en el amante sin cara, en el animal herido, en la historia por contar. Llega el nuevo y muchos preferimos guardar silencio, dejar que el paso de la mañana haga su trabajo, que las horas desdibujen la ceremonia que trajo con ella los monstruos, los animales, nuestra vida deformada por el sueño y la noche, por lo que deseamos en voz baja.
Pero no sólo de sueños y pesadillas se nutre «Duermevela«. Sus páginas mecen los dibujos de Maria niña. Ceras, garabatos, letras un poco torcidas… Como si las manos de la infancia supieran del presagio. Como si algo supiera y callara, que lo que Maria dibujaba, algún día sería sueño y canción.
Porque con la luz todo es más fácil, no hay escondite posible para lo que sucede en la noche. Porque escribir sobre miedo, celos e ilusiones es tarea de valientes. Hurgarse a uno mismo y que duela, pasar las tripas del sueño al papel y no sentir ningún tipo de recelo ni vergüenza. Porque queremos sentirnos libres, pero queremos seguir soñando.
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No sabes querer
(6 de diciembre de 2012)
Estoy en una habitación con parte de mi familia.
Mi bisabuela está en la habitación, sentada en una silla de ruedas.
Está a punto de morir.
Todos lo sabemos y esperamos a que llegue el momento para despedirnos de ella.
Siento que la voy a perder y que no le habré mostrado lo mucho que me importa.
Voy corriendo hacia ella, la abrazo y le digo que la quiero.
Ella me mira a los ojos y sin devolverme el abrazo me dice:
-Maria, tú eres incapaz de querer.
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Micro-pesadillas
29 de marzo de 2014
Tengo un corte en el pecho. Si me muevo, moriré.
17 de junio de 2014
Sólo recuerdo la imagen de una persona sentada en una silla y otra detrás apuntándole en la cabeza con una pistola, a punto de apretar el gatillo.
18 de agosto de 2014
Hay una mujer estirada en la cama. Tiene el torso desnudo y cubierto de barro. También tiene barro en la cara y en los brazos. Está atada, no puede moverse. Grita y llora angustiada. El demonio, impasible, está sentado en una silla frente a ella con las piernas cruzadas.
1 de diciembre de 2014
La especie humana ha desarrollado una nueva enfermedad que está matando a la mayor parte de la población. Pequeños pulpos rosados nacen en nuestro vientre alimentándose de nuestros órganos. Los pulpos que consiguen extraer del cuerpo están a la venta en cualquier supermercado. Mi madre y yo vamos a comprar uno.