Por una vez, nuestro FPMix no está pensado para quemar zapatilla a base de bombo: esta sesionaca de Nosaj Thing está pensada más bien para perder la cabeza.
A estas alturas del cuento, y con este hombre entre nosotros desde hace más de cinco años, hay que reconocer en voz alta que, oye, Nosaj Thing nunca va a ser gigantesco, no se va a convertir en un dj estrella de los que se pasean por festivales con una botella de cava en mano ni de los que hace apariciones estelares en eventos de moda… Y, sin embargo, desde esa falta de pretensiones, hay otra cosa que hay que tener clara: Nosaj Thing lleva tiempo capturando, definiendo y re-definiendo los estilos del momento y seguro que va a seguir haciéndolo durante mucho tiempo. Lo que viene siendo sentar cátedra.
Ya no es sólo que haya producido a lumbreras como Kendrick Lamar, Kid Cudi o Chance The Rapper. Tampoco es que haya remezclado para gente de alta alcurnia como Radiohead, Charlotte Gainsbourg, The xx o Flying Lotus. Es que, al fin y al cabo, y sobre todo en los últimos años, Nosaj Thing se ha labrado una fama mucho más que interesante como retratista de la electrónica de texturas, de esa música ideal para clubs donde la gente no va a sudar a base de bombo sino a cerrar los ojos… y dejarse llevar.
Así lo prueba el set que Jason Chung se marcó el pasado 4 de abril en el Music Hall de Williamsburg: casi una hora de electrónica hiper-texturizada que coge el IDM más noventero y consigue transponerlo al nuevo siglo actualizándolo con las aguas fecales de esas alcantarillas frecuentadas por el primer Burial. Todo ello sin abandonar el prefijo «future» contrapuesto a diferentes géneros, ya sean el r&b, los beats o el hip-hop más abstracto. Por una vez, este no es un FPMix para quemar zapatilla: es un mixtape para perder la cabeza. Y punto.