Ahora resulta que cualquier desalmado es un foodie… Pero, ojo, porque si hemos invitado a Sr. Boca a nuestro club Fantastic People es porque es una foodie «de las buenas».
Digámoslo ya porque la cosa canta de muy mala manera: el mundo foodie empieza a estar lleno de desalmados. Así. Tal cual. La verdad es que, en el principio de los tiempos (es decir: hace solamente un par de añitos), la palabra foodie cayó entre nosotros para designar a un tipo de persona muy especial, alguien que vivía la comida de forma profunda, con intensidad, siempre buscando retos nuevos y formas de darle brío a esta cultura gastronómica en la que hemos crecido y en la que imperan horrores como el chorizo Revilla o la pizza Casa Tarradellas. Si alguien me pregunta a día de hoy, diría que un foodie es alguien que va por delante. Siempre.
Lo que ha empezado a abundar en ciudades como nuestra Barcelona, sin embargo, son todo un conjunto de supuestos foodies de tres al cuarto que se caracterizan no por ir por delante, sino más bien por ir por detrás (sólo conocen los sitios «a los que hay que ir», y algunos ni siquiera cocinan) y, sobre todo, porque tienen unas ganas tremendas de aparentar, de hacerse selfies continuos con su cara al lado de esos platos que fueron descubiertos por otros hace unos meses. En este paradigma barcelonés, alguien como Sr. Boca es un soplo de necesario aire fresco. Para empezar, porque en su caso no hay espacio para aparentar: lo importante en Sr. Boca no es el Sr. Boca, la persona o el personaje, sino su voluntad de transmitirnos su pasión absoluta por la gastronomía.
De hecho, y para que veas el nivel de desapego que tiene el Sr. Boca hacia si mismo, debes saber que este señor no es un señor, sino una señora (o señorita): Irene es la persona detrás de uno de los proyectos que de forma más activa se ha propuesto dinamizar la escena gastronómica de Barcelona. No verás su cara en casi ningún sitio (de hecho, sorprende que nos haya pasado una foto para ilustrar este artículo) porque lo que ella quiere es más bien que te metas en su web (o en su Instagram, que también tiene mucha tela que cortar) y que descubras nuevos lugares en los que vivir la gastronomía como la fuente de emociones, sorpresas y vivencias que debe ser. Si dudas sobre cuál debe ser tu próxima comida legendaria, en su web puedes buscar propuestas por zona de la ciudad, por tipo de cocina o (en un alarde de originalidad sublime) por el horario en el que te quieres pegar el atracón.
Pero, como decía más arriba, basta con seguir el Instagram de Sr. Boca para ver que lo de Irene está muy lejos de los nuevos foodies de pacotilla: lo suyo es la búsqueda incesante de nuevos lugares, de manjares novedosos que echarse al paladar. Y, por mucho que en tres, dos o uno vayamos a entrar en una era en la que la palabra foodie substituya a hipster como epítome de la modernidad (con toda la carga de negatividad que eso comportará), no se me caen los anillos a la hora de afirmar que Sr. Boca es una foodie de las pioneras: de las que van por delante. De las que tienen mucho que enseñarnos. Por eso mismo hemos querido invitarla a que ingrese en nuestro club de Fantastic People pasando por el aro del único requisito de acceso que demandamos: contestar el siguiente cuestionario.
Nombre. Irene.
Edad. 32 años.
Profesión. Trabajo como diseñadora gráfica en una agencia de publicidad.
El rincón favorito de tu ciudad. Me tengo que buscar uno nuevo, porque hasta hace poco era el mostrador del Mandarosso Pastis repleto de sus deliciosos pasteles… ¡Pero lo han traspasado!
El último hallazgo en tu ciudad. Un reciente local en Sant Antoni llamado Fish & Chips Shop. Preparan una tempura de merluza fresca para morirse; y lo mejor es el trato al cliente: los hermanos que llevan el negocio son majísimos.
Ese sitio que no quisieras que conociera más gente para que no lo abarroten. Uy, es top secret. No lo he publicado ni en Sr. Boca. Una pista imposible… Está muy cerca de la plaza Sant Jaume y se parece más a una cueva que a un restaurante.
El último evento en el que has estado. La presentación del tercer número de la revista FUET en el Bar Nou, pero solo diez minutos, porque estaba abarrotado.
¿Cuáles son tus tiendas favoritas (no necesariamente de ropa)? Recomiéndanos alguna tienda de tu ciudad y de algún sitio que hayas visitado… Solo existe una tienda en Barcelona de la cual me quedaría -si fuera millonaria y no mileurista- con todo su género: Dentrodeloquecabe. Una tienda centrada en mobiliario de diseñadores clásicos de los 50 y los 60, aunque también puedes encontrar joyas del estilo Bauhaus o Memphis. De vez en cuando me fustigo visitándola. Tienen una juego de café Art Deco que me fascina, ahí lo dejo -se acerca mi cumple y mi novio seguro que lee este cuestionario-.
¿Dónde haces la compra? Para ser sinceros, en el súper de la esquina. Eso sí, intento que todos los productos sean de proximidad. El pan en el Forn Mistral, la carne en el mercado de Sant Antoni, el embutido en un colmado de toda la vida que se llama Navarro y el té en Olokuti: tienen la marca inglesa Clipper, a la cual estoy enganchada.
Si te invitara a cenar a mi casa… ¿Qué traerías? Me curraría un postre y traería una botella de vino -y, si luego vamos de fiesta, una de Jager-.
Define tu estilo (de vestir, de vivir, de trabajar, de lo que sea) en pocas palabras… Soy sedentaria. Mi momento feliz se puede simplificar con esta ecuación: palomitas + Cacaolat + sofá + compañía. Eso no quita que viajar sea una de mis máximas, pero siempre tengo ganas de volver a Barcelona.
¿Cuál es tu prenda de vestir favorita? Tengo una peculiar fijación por los zapatos y los abrigos. En casa hay dos armarios sólo para ellos, y ya no caben.
¿Crees que tu look te define de alguna manera? Seguramente, pero no me visto conscientemente para que eso ocurra.
Dime algún icono que te guste imitar, o que simplemente te guste y por qué te gusta… Tengo interiorizado un poco de cada uno de los iconos que me han influenciado en mi vida -que han sido muchos-, y creo haber conseguido mi propio estilo. Cuando una amiga te dice: «Este X es muy tú«, ¡ya lo tienes! Pero puedo contarte que el primero fue Angela Chase: el personaje que interpretaba Claire Danes en la serie noventera «My So-called Life«: camisas de franela XL, tejanos rotos, combinación de estampados… De teenager estaba obsesionada con su corte de pelo y lo llevaba igual.