Te guste o no, «El Taxi» de Osmani Garcia, Pitbull y Sensato ya es la canción del verano… Aquí cinco cosas del tema que fascinan a la vez que inquietan y horrorizan.
Te puede gustar más o menos, pero hay dos cosas que no puedes negar: 1. «El Taxi» ya es la puñetera canción del verano y estamos todavía en marzo (así que imagina cómo crispará tus nervios cuando lleguemos a julio) y 2. La canción se pega cosa mala quieras o no quieras. Vamos, da igual que en redes sociales te desvivas posteando cuánto te mola el nuevo disco de Sufjan o cómo no puedes parar de escuchar el nuevo tema de Tame Impala: si entras en contacto una única vez con «El Taxi» de Osmani Garcia, el resto de cultura musical de tu cabecita se ve a ir inmediatamente de baretas y lo único que podrás hacer es repetir mentalmente «cho-cho-cho-chofer para el taxi» como si fueras un tarado cualquiera en unas carpas de verano random.
Permitid que os explique mi historia personal con este tema: hace poco más de una semana que regresé de un viaje a al Desalia 2015, y en los siete días que estuve en Punta Cana creo que escuché esta canción unas setecientas veces. La primera vez que la escuché, además, no pude evitar alucinar con que absolutamente todo el mundo a mi alrededor se la sabía, la cantaba, hacía coreografías y esas cosas que hacen los animalillos cuya máxima aspiración en la vida es ser tronista. Eso sí: pese a mi rechazo inicial (a ver, el corte lo tiene todo para que alguien como yo la rechace: es perreo y con vocación popular / populista), no pude quitármela de la cabeza en todo el viaje. Y lo reconozco: cuando me pilló en un catamarán con demasiado ron-cola en el cuerpo, incluso la canté y la bailé.
Mientras sigo poniendo velitas al San Hipster de turno para que no haya imágenes de aquel desliz, sin embargo, me dispongo a compartir con vosotros todas esas cosas que me fascinan a la vez que me inquietan y me horrorizan de «El Taxi» de Osmani Garcia con un featuring de Pitbull y un tal Sensato que no tiene que serlo tanto cuando se mete en proyectos de este pelaje.
1. A TODAS LAS MUJERES QUE HACEN VINO. A ver, todavía no acabo de entender las numerosas referencias a las mujeres que hacen vino en esta canción. Hagamos recuento: «Queremos darle una bienvenida a todas las mujeres que hacen vino por todo el mundo«, «Ella está pa un accidente, no me importa si está crazy, no me importa si hace vino por ahí«, «No le tengas duda, ella le saca todo el jugo a la uva, que hace vino, sí, hace vino«, «Ella se bebe dos botellas de vino, para que seria mas fino y sea bueno pa los intestinos«… ¿Qué conclusiones extraemos de todas referencias? ¿La protagonista de esta canción es una somelier experimentada? Mi primera impresión es que aquí Osmani está recurriendo a complejos juegos de palabras y habla de «vino» en referencia a «venirse» / «correrse» (ya sabes: «ella hase vino» / «ella se vino»). Pero también parece como si más bien se estuviera refiriendo a un acto onanista compulsivo que tampoco acabo de entender, porque el vino se hace con los pies y las pajas con las manos. Lo único que tengo claro es que, a partir de ahora, cuando me presenten a una mujer, no le voy a preguntar si estudia o trabaja: le voy a preguntar si hace vino.
2. LO PARÓ CON UNA MANO, LO PARÓ QUE YO LA VI. Aquí Osmani Garcia vuelve a ponerse poético y travieso y parece que juega con la polisemia de «parar», que puede significar «detener» o «empalmar el miembro viril que tienen nombres mil». Para la historia de la lírica erótico-festiva más sutil queda esa apertura de la canción en la que el cantante afirma «me lo paró», deja un silencio expresivo, y remata: «el taxi». Luego repite la jugada varias veces, por si no hemos pillado que no le paró el taxi, sino que más bien le «paró» el pene con una mano, que él la vio. No lo sé: si yo fuera una mujer, de verdad, después de escuchar esta canción me aterrorizaría la idea de «parar» un taxi.
3. CHO-CHO-CHO-FER PARE EL TAXI. Como toda buena canción del verano, «El Taxi» debía tener su controversia. En este caso, la polémica nace de que nadie parece entender demasiado qué dice el estribillo de la canción: ¿»Yo yo yo le paré el taxi«? ¿O más bien «Cho-cho-cho-fer pare el taxi«? Si es la primera opción, vendría a reforzar el punto dos de este artículo, de tal forma que la damisela protagonista de este cuento con «final feliz» se enorgullece y alardea de sus habilidades para «parar» el taxi (seguro que lo tiene puesto en su perfil de LinkedIn). Si es la segunda opción, sin embargo, dudo que haya juego de palabras con el «chocho» porque juraría que esto es una expresión más castiza que latina… Pero en el mundo de Osmani García todo es posible. Ya lo hemos visto.
4. TÚ DE DOMINIQUI TE PONES QUINQUI. El fraseado en inglés que se incluye al final de la canción es poesía pura, de verdad. Vamos con él: «You look like a freaky, dame cerebro y pinky. Tú de Dominiqui te pones quinqui. You put it in places that I would never think it, right«. Y, ahora, frase a frase. «You look like a freaky«: hombre, en qué quedamos, ¿ella sabe de tó, hace vino o es una freaky? Osmani y Pitbull (que supongo que es el que canta este trozo) no se ponen de acuerdo. «Dame cerebro y pinky«: totalmente de acuerdo en que alguien les dé a estos tarados un poco de cerebro, pero lo del pinky no acabo de pillarlo. «Tú de Dominiqui te pones quinqui«: quien dice «tú» dice «cualquiera«, que yo «de Dominiqui» no respondo. «You put it in places that I would never think it, right«: No comment.
5. LOS ESTILISMOS. Empecemos por Osmani: tío, de verdad, mil gracias por quitarme las ganas de vestir de blanco este verano… Pero, oye, devuelve el gorro con purpurina dorada a los chinos de todo a 100 en el que lo compraste, porque te ha dejado la cara que pareces un travesti del Carnaval de Las Palmas. Seguimos con la que hace vino: no sé qué me horroriza más, tu sujetador de pinchos / flecos o tus pantalones de cuero con aperturas corseteras. Vale, sí, ambas me producen las mismas ganas de clavarme un bolígrafo en la retina. Ahora con la que sabe de tó: eres la única que no hace que me sangren los ojos porque, además, eres de esas mujeres que sabes conservar el misterio. ¿Me dirás qué libro estás leyendo, por favor? Y, por último, la tercera tipa que ni hace vino ni sabe de tó y que está ahí un poco para hacer de relleno: la fama cuesta, tía. Cúrratelo más, porque pasas desapercibida.