La esencia de la vida, queridas amigas, se encuentra en un cuestionario de Telva: ¿Sexo con amor o sin amor? ¿Pensar con la cabeza o con el corazón? ¿Pelo en el pecho o depilado? ¿Dutch Uncles de antes o Dutch Uncles de ahora? La respuesta de los de Manchester a este hipotético test sería como sigue: B, B, A, B. Si les hubiéramos preguntado hace no tanto tiempo, sin embargo, las respuestas serían probablemente distintas. Su lenta pero firme transformación artística les ha ido llevado a nuevos y mejores registros en cada paso. Desconozco si Dutch Uncles han encontrado la esencia de la vida, pero parece que sí han encontrado la esencia de sí mismos.
“O Shudder” (Memphis Industries, 2015) es, de lejos, el mejor disco de Dutch Uncles, una banda que siempre se ha distinguido por sus minuciosos arreglos, sus complicadas tramas de ritmos y melodías entrelazadas. Lo suyo siempre ha sido hilar fino: qué esperar de una banda que cuenta a Steve Reich como gran influencia. Al fin y al cabo, ellos nunca han renegado de la etiqueta math-pop ni de aparentar ser los más listos de la clase… hasta ahora. Apretad bien las piernas, queridas amigas, que los empollones se han desabrochado la camisa y han abandonado la biblioteca para salir de caza.
Esta vez no han bajado el grado de complejidad pero sí que han subido (y de qué manera) la temperatura global. El cambio climático se traduce en canciones deliciosamente funk, sutilmente bailables, caramelos calientes no aptos para mojigatos ni témpanos de hielo. Sólo hay que escuchar su primer single, “In N Out” (dentro y fuera, mete y saca… ¿lo pillas?) con ese videoclip rollo Tears For Fears sexualizados al máximo para ver cómo Dutch Uncles han apartado a un lado el libro de matemáticas y vienen dispuestos a derretir corazones y otras cosas. Al final, tanta exuberancia se hace algo pesada, pero a ellos siempre le ha ido bastante el barroquismo. “Be Right Back” cierra, por suerte, el álbum de la mejor manera: sobre preciosos arreglos de cuerda, las chicas de Stealing Sheep aportan sus voces a un estribillo que estarás cantando todo el día. Créeme. Nada como acabar algo con alegría.
Dutch Uncles siempre han pasado algo desapercibidos, a la sombra de representantes más conocidos del nuevo art-pop británico: Foals, Everything Everything, Hot Chip, Alt-J, Wild Beasts. Con “O Shudder” no logran deshacerse de esa imagen de banda que copia fórmulas probadas con éxito por sus contemporáneos y por sus ancestros, aunque tampoco parece importarles. Su vocalista Duncan Wallis describe este trabajo como new wave sin sonrojarse. Sus canciones tienen sus raíces en los 80, en la sensualidad pop de Japan y Talk Talk, y no pasa nada. Su falta de originalidad no debería disuadir a nadie del disfrute de este gran disco. Y es que a su música cerebral de siempre le han añadido, esta vez, un punto salidillo que les sienta muy, muy bien: Dutch Uncles acaban de encontrar su punto G.