Después de lo hawaiano y lo tropical, ¿qué tal un poco de estampados con rollo primitivo? Si es tan fetén como el de Adrià Colorado en «Rupestris», compramos.
Ahora que todos empezamos a buscarle las tres patas al gato con eso de que la nueva tendencia es lo tropical y que, ¡ojo!, no hay que confundirla con lo hawaiano (venga, vamos, ¿admitimos ya que prácticamente son lo mismo o ke ase?), ya va tocando buscar que vendrá después de lo tropical, ¿no? Pues ojito, porque la propuesta de Adrià Colorado puede ser de esas que resulten totalmente visionaria. Por mucho que la lógica pendular que rige el mundo de la moda haga pensar que, tras el desbarre multicolor hawaiano / tropical debería venir un nuevo paradigma de austeridad, ¿por qué no nos metemos de lleno en un mundo de colores y formas primitivas? Mucho mejor.
Así, como lo lees. «Rupestris«, la nueva colección de Adrià Colorado, supone un gozoso y desprejuiciado viaje temporal hacia una era desconocida de la que quedan pocas referencias visuales: a partir de ellas, de un arte rupestre tosco pero fascinante, Colorado ha configurado un hipnótico imaginario de estampados enloquecidos y enloquecedores dispuestos a romper tus esquemas mentales y a convencerte de que, tras lo tropical, en vez de optar por el «menos es más» lo hagas por el «más es más todavía». De hecho, si artistas de la talla de M.I.A. y Santigold descubren esta colección, tened por segur que ellas sí que van a hacer suyo el «más es hasta el infinito y más allá».
Tras la fascinación por Le Maroc en su anterior colección, Adrià Colorado sigue explorando las constantes de su estilo: unos estampados de colores vibrantes e intensos y formas juguetonas que parten de la mano artesana del diseñador pero que también apuestan por el acabado digital. El resultado, en el caso de «Rupestris«, puede verse en movimiento y de forma brillante en el vídeo que para la ocasión ha dirigido Josep Prat Sorolla: un minuto en el que disfrutar con las prendas de hombre y (por primera vez en la historia del diseñador) de mujer en un festival de colores saturados, optimismo vital y emociones luminosas. Porque de eso trata al final la moda: de que lo que lleves fuera anime un poco lo que tienes dentro.