Burial ha conseguido sonar a sí mismo pero sonando completamente diferente: su nuevo single, «Temple Sleeper», suena a piyulismo noventero gozón.
Cosas que pasan: justo cuando el 88,72 % de los artistas de electrónica ven cómo en sus reseñas siempre aparece lo de «esto suena a Burial«, resulta que el propio Burial suena cada vez menos a Burial. Pero, oye, que de eso se trata en el mundo de la música, ¿no? De ir abriendo camino, de salirte de tus propios límites para buscar nuevos terrenos de juego. Y si algo caracterizó al «padre» (o algo así) del dubstep primigenio (el de verdad, no lo que más tarde se llamó dubstep y que no tiene absolutamente nada que ver con lo de este hombre y sus amigotes), fue precisamente su capacidad para abrir camino.
De esta forma, no es de extrañar que «Temple Sleeper» suene a tralla noventera de piyulismo gozón: en su último EP hasta la fecha, el muy tremendo «Rival Dealer» (Hyperdub, 2013), Burial ya indagaba en campos tan inusuales como el rollito new age (que no ha prosperado todavía, para suerte de muchos pero escarnio de todos esos que siguen diciendo que «el new age vuelve») o el extrarradio más poligonero… Y esto sí que ha medrado en el sonido de Burial. ¡Y cómo ha medrado!
Pero vamos por partes: «Temple Sleeper» es un tema que Burial acaba de lanzar como un vinilo con una única canción editado por Keysound. Pero, sobre todo, «Temple Sleeper» es un jitazo muy tremendo que recupera los adjetivos que siempre se utilizaron en el principio de los tiempos del dubstep (es decir: oscuridad, lumpen, suciedad, lisergia) para aplicarlos en un contexto totalmente diferente: el de aquel hardcore melódico que durante los 90 desbordaba las ondas radiofónicas de medio mundo. Así que preparémonos: de aquí a un año, el 88,72 % de artistas de la electrónica sonarán a este Burial. Pero, más que probablemente, Burial sonará a un Burial completamente nuevo.