VIRAVOLTA / Apenino [77%] Al abajo firmante, la música y el nombre de Marco A. Maril le trasladan en un placentero viaje en el tiempo a una época en la que no existía el pasado, se vivía con intensidad el presente y todavía estaba por imaginar un agitado futuro que, desgraciadamente, no tardaría en llegar. En aquel momento, era casi una costumbre diaria sentarse en la barra del bar favorito de Santiago de Compostela mientras se escuchaba alguna de las canciones del único álbum de Dar Ful Ful, “El Artista Adolescente” (Jabalina, 2001), y una deliciosa calma dominaba la atmósfera. A medida que transcurrían los años, a pesar de que Marco ya volaba en solitario con el alias de Apenino, sus delicadas composiciones conseguían mantener esa sensación imperturbable de paz infinita. Y, así, hasta ahora… Aunque su actividad discográfica los últimos tiempos no ha sido frenética: desde la salida de “Un Rayo de Sol” (Jabalina, 2007), Marco ha ido dando puntuales pero acertadas señales de vida musical a través de sencillos, apariciones en discos homenaje, colaboraciones, participaciones en iniciativas como el Ukelele Kit Project, postales sonoras y especiales intervenciones en directo como en el Sinsal SON Estrella Galicia 2014.
Con todo, aunque no había dejado de cultivar su aura de inspirado compositor doméstico ni de expandir su universo personal, se echaba de menos que Apenino volviese a condensar en un trabajo más o menos largo su habitual pop sintético de textura aterciopelada, voces amables, fondo mullido, arreglos de juguete, tono romántico, ambientación intimista y belleza cautivadora. “Viravolta” (Jabalina, 2014), tercer álbum del santiagués afincado en Vigo (elaborado con la inestimable ayuda de, entre otros, Eva e Iván de Linda Guilala y entregado en formato de vinilo de 10’’), no sólo conserva intactos todo esos rasgos, sino que los amplía mediante dinámicas bases rítmicas que se inscriben en el synthpop enriquecido por ensoñadores punteos de guitarra (“Conversa Ultramarina”), el uso -por primera vez en la carrera de Marco– del gallego como idioma perfecto para multiplicar la sonoridad evocadora de sus piezas (“Mirada Atlántica”, “Esforzo Infinito”, “Todo Aquilo”) y la bendita aportación vocal de Mónica Vacas (Mus) en dos temas fundamentales: “Opresión”, que define la sensible relación de las nueva letras de Apenino con el actual contexto de depresión -acción que se extiende a “La Estafa Social”-; y la “Leyenda del Tiempo”, inesperada pero lograda relectura del original de Camarón que demuestra la versatilidad y valentía de Apenino sin renunciar a sus señas de identidad.
“Viravolta” es un auténtico soplo en el corazón, una agradable y cálida brisa marina atlántica que entra por los oídos hasta conquistar por completo cuerpo y alma. Es, en definitiva, Apenino en estado puro. [Jose A. Martínez]
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BUSINESS PLEASURE / Little Boots [75%]. Lo peor que le puede ocurrir a una artista pop es que pierda la confianza en sí misma: hay que reconocer que, dentro y fuera del escenario, el aura de excelencia que proyecta una diva pop viene a ser algo así como el 80% de su encanto o charm, llámenlo ustedes como les dé la real gana. Y aquí está precisamente lo más jodido de todo: ¿qué hacer cuando no te llega el éxito que tocabas con la punta de los dedos cuando empezabas y parecía que te ibas a comer el mundo? Porque, a ver, si eres la Gaga o alguna de estas mamarrachas, puedes permitirte todas las excentricidades del mundo sabiendo que se te va a perdonar e incluso justificar. Pero, ¿qué pasa cuando no eres la Gaga? ¿Qué pasa cuando no tienes un macro éxito pero, oye, quieres seguir ahí, haciendo tus cosillas y tus cancioncillas?
Pasa que tienes que admitir dónde están tus límites y actuar en consecuencia… Y si me he marcado esta introducción patillera to the max es porque, escuchando el nuevo EP de Little Boots, «Business Pleasure» (This is Music, 2015), uno se da cuenta de que Victoria Hesketh ha admitido por fin dónde están sus límites: suena natural, sin grandilocuencia injustificada pero con la confianza en si misma justa. «Hands» (Warner, 2009) sonaba a carta de presentación de una nueva diva a lo grande, pero pronto la estrella de Little Boots se apagaría y, ya en el lanzamiento de su segundo disco, «Nocturnes» (On Repeat, 2013), parecía claro que lo de Hesketh no iba a ir a más. Tampoco a menos. Pero seguro que a más no. Es de suponer que la producción poco prolífera de Victoria no está ayudando: entre el primer y el segundo disco distaron cuatro largos años y, ahora, entre «Nocturnes» y este «Business Pleasure» que nos ocupa han pasado otros dos años más. Esto, en una era en la que los artistas más adictos a Soundcloud están jugando al apabuyamiento por la vía de la sobrabundancia, parece sinónimo de una única cosa: olvido.
Pero no, repetimos: Little Boots tiene su público. Y es un público fiel. Un público que va a abrazar «Business Pleasure» como si no hubiera un mañana. Da igual que sea un EP con tan sólo cuatro canciones, porque hay que reconocer que estas cuatro canciones vuelven a recoger lo mejor del asosacionismo que siempre ha caracterizado a Hesketh: su amistad con Andy Butler (Hercules & Love Affair) queda aquí patante en la estilosa apertura con «Taste It«, un pildorazo de sensualidad grabada a cámara lenta; mientras que su colegeo con Philip Oakey (The Human League) sale a relucir en las rítmicas de robótica ochentera de «Business Pleasure«. «Heroine«, por su parte, recuerda a otra que no es amiga de Victoria pero que es como si lo fuera: esa Kylie Minogue que siempre está presente cuando se habla de Little Boots. Y para el final la declaración de intenciones: en «Pretty Tought«, la Hesketh canta «You think I’m pretty old / Well, I can be pretty tought«. Y con esto no te digo nada y te lo digo todo. [Raül De Tena]
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MR. FACE / Ty Segall [78%]. Ty Segall no puede parar de crear, y eso nos gusta. Sobre todo cuando lanza EPs coincidiendo con un martes y 13 (de enero) y nos alegra un día que está programado para ser fatídico. Después de haber concebido uno de los mejores trabajos del año pasado (al menos, para una servidora) con un sonido mucho más limpio de lo que nos tiene acostumbrados y haciendo un repaso por el glam rock, la psicodelia y el rock de los 70, ahora nos muestra en «Mr. Face» (Famous Class, 2015), una línea muy parecida a la seguida con «Manipulator» (Drag City, 2014), en el que no faltan los falsetes y la psicodelia que ya vimos en su anterior trabajo.
Y si Ty Segall no puede parar de crear, nosotros no podemos dejar de comprar sus discos, y más todavía si se marca una edición tan ingeniosa como la de «Mr. Face«. A pesar de ser un EP con tan sólo canciones, se ha dividido en dos vinilos translúcidos, uno rojo y otro azu,l con la genial idea de que te pongas uno en cada ojo a modo de gafas 3D para ver el artwork de «Mr. Face» o para hacer el monguer con tus amigos, lo que más te guste. Por si tus orejas no aguantan el peso de semejante invento, se han incluido unas gafas de cartón de toda la vida.
El EP ha sido editado por Famous Class, un colectivo del barrio de Williamsburg en Brooklyn. «Mr. Face«, «Circles«, «Drug Mugger» y «The Picture«, las canciones que integran este EP, siguen introduciéndonos en mundos abstractos llenos de LSD o cualquier otra substancia psicotrópica que distorsione la realidad. «Drug Mugger» recuerda mucho a «Tall Man Skinny Lady» del álbum «Manipulator«, mientras que «The Picture» es una balada que todo el mundo querría bailar bien cerca del rey o de la reina del baile de fin de curso. [Miriam Arcera]
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