¿Que las concept stores son todas estiradas y prep? Ni hablar. Background apuesta por una concept store versión 2.0 repleta de sudaderas, chándals, gorras y otras locuras.
[dropcap]H[/dropcap]ace un par de años, en la ciudad de Barcelona (y digo yo que podremos tomarnos esta ciudad como reflejo de lo que pasa en otras grandes urbes, ¿no?) vivimos una especie de auge de un nuevo tipo de tienda: la concept store en la que podías encontrar marcas de gama media, ni tan baratuna como el fast-fashion ni tan prohibitiva como la haute couture, que iban más allá del rollo limítrofe de la moda y se desbordaba hacia el lifestyle más abierto de mente. Eso sí, y ahora ya a título personal, he de reconocer que me gusta pensar en las concept stores son mucho más que eso, que son como una especie de espacio en el que acceder a una selección de firmas realizadas por un prescriptor en el buen gusto del que confías a ciegas… Pero, claro, de todo hay en la viña del Señor y, al final, con la excusa de las concept stores nos tragamos algunos zancochos que no había por dónde cogerlos.
Sea como sea, vuelvo a la opinión puramente personal para subrayar lo extraño que me parece que el rollo concept store acabar asociado a lo prep, al high end y a lo aspiracional como medio de vida (o como un modelo de vida al que, francamente, cuesta acceder económicamente). Por suerte, en los últimos tiempos el mundo de la moda ha empezado a mirar hacia otros paradigmas estéticos más asequibles y se empieza a notar un receso en el rollo prep y un aumento en el gusto por sudaderas, chandals, active wear y, en general, por una concepción de la moda más confortable y relajada. Totalmente a favor, la verdad. El único problema es que en las mencionadas concept stores de primera generación parece no haber espacio para este nuevo zeitgeist fashionista… Así que tendremos que esperar hasta la versión 2.0 de las concept stores, ¿no?
Va ser que no. Va a ser que la versión 2.0 de las concept store ya ha llegado y que en Barcelona tenemos un primer exponente realmente seductor: Backgroud, situada en el número 38 de esa calle Joaquín Costa a la que en los últimos meses se le está lavando la cara a base de bien (y ya era hora, porque la que hace unos años fuera la calle hip de la Ciudad Condal se había convertido en los últimos tiempos en un lugar hinóspito por el que daba pereza pasarse, algo que han solucionado propuestas como las de Les Topettes, Mother, Chandal, Fusta’m, Fantastik o esta Background que nos ocupa). Para empezar, el propio espacio dista un abismo de los tintes preppies de otras concept stores: el local apela a lo industrial remodelado y aplacado por los blancos omnipresentes y por los espacios abiertos sólo vulnerados por las perchas y los expositores, mientras que en la parte trasera de la tienda hay una pequeña sala de exposición que puede dar mucho juego para futuras locuras. Pero todo se verá.
Por ahora, concentrémonos en lo que tenemos en Background, que no es poco. Para empezar, lo que decía más arriba: una concepción de la moda puramente urbana y confortable que pone especial atención a sudaderas, chandals y camisetas. La selección de marcas impresiona: desde la elegancia minimal de CHMPGN hasta la locura multicolor de estampados all over de Hype y Lazy Oaf, pasando por la sublime y magnánima presencia de Krizia Robustella. En Background también hay lugar para complementos de todo tipo, desde las gorras de Cool Shit hasta diversas riñoneras o los siempre sorprendentes calcetines de Aparttogether; pero también para joyería puro siglo 21 o para relojes y gafas tan especiales como las de Komono. ¡Ah! Y ojito con la selección de vinilos en los que se nota una gozosa y lúbrica afición por el French Touch.
Lo mejor es que, como decía más arriba, Background desprende un poderoso espíritu de cambio, una profunda sensación de que se va a convertir en una tienda en la que pasen cosas de verdad. Así lo atestiguó un opening en el que Alizzz la lió bien parda a los platos y que hizo pensar (y desear) que aquella sólo fuera la primera de muchas aventuras. Tiempo al tiempo. Por ahora hay que quedarse con la idea principal: que Background no sólo es una concept store versión 2.0, sino que es, por encima de todas las cosas, el espacio personal de unos prescriptores que (permítanme ustedes el lenguaje soez) tienen un buen gusto de puta madre en el que confiar a ciegas.