Nuestra sección de cartelera de esta semana se deja caer en los brazos del mejor palomiteo con «El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos» y «Big Hero 6».
[dropcap]V[/dropcap]enga, vayámonos de vacaciones de buen humor… Esta es, oficialmente, la última sección de cartelera de este año 2014, ya que a partir del miércoles que viene entraremos en el habitual bucle de festividades navideñas y a ver quién es el majo que se preocupa ni que sea de forma remota de los estrenos cinematográficos. Y si digo que nos vayamos de buen humor es porque esta semana sólo hay espacio para una actitud: dejar de lado cualquier tipo de esnobismos y lanzarnos de cabeza a chapotear en el lado más comercial de la vida fílmica.
Primera parada palomitera de la semana: «El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos«. Porque, a ver, ¿fue la segunda entrega de la trilogía un bluff en toda regla que era imposible de tragar? Sí, lo fue. Pero, ¿conseguía eliminar este traspiés la sensación de que la primera entrega fue espectacular? No, no lo conseguía. Así que ahora, de cara a este cierre de la trilogía, es inevitable dejarse llevar por la esperanza de que Peter Jackson se habrá puesto las pilas y habrá vuelto a elevar el listón para darle a la saga el grand finale que se merece. Por probar, que no quede.
Segunda parada palomitera de la semana: Marvel y Disney unen fuerzas en «Big Hero 6«, una de esas películas que parecen haber nacido para convertirse en un clásico instantáneo. Baymax, el robot hinchable protagonista, está destinado a ser merchandising best seller for ever and never… Pero es que, además, no sólo nos encontramos ante la adaptación de un cómic clásico oculto de la Marvel, sino que los toques japanófilos de «Big Hero 6» dejan bien clarito que desde la Disney tienen bien asimiladas las referencias. Menos princesas, más manga. Vamos bien.
https://www.youtube.com/watch?v=oV1hsbYOKHI
Última parada de la semana (nada palomitera): «Mr. Turner«. Porque no todo van a ser atracones de palomitas, señores. Denle ustedes una oportunidad al espíritu navideño más esnobista con la aproximación de Mike Leigh a uno de los pintores básicos del impresionismo, interpretado aquí por un Timothy Spall que dicen por ahí que se sale lo más grande. Para contrarrestar tanta palomita, nada mejor que un biopic histórico con marca de autor.