Este Top 5 de motivos incontestables por los que «Sunset Overdrive» es un juego del futuro va a dividir a los lectores en dos: los jóvenes y los viejunos (de espíritu).
Voy a empezar este texto saliéndome un poco de madre, así que les pido a ustedes perdón por adelantado. Pero es que «Sunset Overdrive» me ha obligado a plantearme algo en lo que nunca había pensado y que, sin embargo, gracias a este juego se ha cristalizado en mi cabeza como una gran verdad universal… Pero empecemos por el principio. Tengo 34 años y, la verdad, si mi madre me viera jugando a «Sunset Overdrive«, no tardaría en decirme que ya estoy mayorcito para estas cosas (bueno, lo cierto es que mi madre diría que estoy mayorcito aunque me viera jugando a un survival horror sangriento para mayores de 90 años). La cuestión es que este juego me recordó a un momento de mi año pasado: el concierto de Disclosure en el Primavera Sound 2014. Yo lo disfruté. Yo lo gocé. Yo lo vibré. Pero lo cierto es que la mayor parte de colegas de mi misma edad lo detestaron y, a partir de entonces, se refirieron a aquella actuación como «el horror aquel para la chavalada«.
Aquí viene cuando sumo dos y dos y esto de irme de madre empieza a parecer menos apocalíptico. Como aquella actuación de Disclosure, «Sunset Overdrive» es un videojuego que ayuda a dividir al mundo en dos: los jóvenes y los viejos. Y no me refiero a una cuestión de edad, sino más bien a algo que tiene que ver más con el espíritu. Siempre he considerado que viejo no es el que tiene arrugas, sino el que, llegado a cierto punto de su existencia, deja de ser capaz de asimilar lo que está pasando a su alrededor, las novedades que van dejando atrás ese mundo conocido al que se aferra porque le reconforta. Viejo es el que ha perdido la capacidad de ilusionarse ante lo nuevo y el que, ante determinadas manifestaciones artísticas novedosas, se escuda en el esnobismo de la reivindicación del pasado como verdadera forma de arte. Y, oye, visto lo visto, habiendo disfrutado de Disclosure en concierto y estando completamente viciado a «Sunset Overdrive«, me enorgullece pensar que no me estoy quedando atrás y que todavía hay espacio en mi vida para la sorpresa.
Pero centrémonos en «Sunset Overdrive«, un lanzamiento exclusivo de Xbox One que aterrizó entre nosotros a finales del año pasado y que, desde entonces, no ha dejado de crecer entre aquellos que, cuando se ponen delante de una consola, lo que buscan es una buena dosis de adrenalina y diversión. Las referencias del juego parecen claras: «inFamous» en la mecánica, «Saint’s Row» en el humor… Pero que las referencias sean claras no impide que «Sunset Overdrive» sea un juego completamente original que exuda personalidad por cada uno de sus poros. La idea es sencilla: los habitantes de Sunset City se han convertido en un ejército de mutantes informes y violentos transformados por la acción del refresco radioactivo Overcharge de la empresa FizzCo. Tu, como protagonista de esta aventura, te ves en medio de una ciudad arrasada superpoblada por mutantes que se comportan como drogadictos y por diferentes facciones de supervivientes, algunas más militarizadas y malrolleras que otras.
Pero, ojo, porque el punto de partida de «Sunset Overdrive» no es más que una excusa para proporcionar una de las experiencias de juego más frescas, vibrantes e intensas que te vas a echar a la cara en mucho tiempo. Una experiencia que parece llegada desde el futuro y que, sin lugar a dudas, deja bien clarito cómo van a ser los videojuegos que las nuevas generaciones abracen como si no hubiera un mañana. Por eso mismo, permitidme que os hable de mi Top 5 particular de los motivos por los que «Sunset Overdrive» es un juego del futuro… Si no eres un viejuno, te interesa.
5. MELANCOLÍA ATEMPORAL. Para empezar, todo «Sunset Overdrive» tiene un toque de melancolía que, sin embargo, no resulta «vieja» para nada: no es una nostalgia de un pasado que fue mejor, sino que más bien es un reflejo de cómo las nuevas generaciones abordan la historia de la cultura en general a través de las pantallas de sus ordenadores. Para los que superamos los 30, la afición a la música, por ejemplo, siempre iba pareja a un proceso de educación cronológica, a saber que primero vinieron los Beatles y después los Ramones. Pero las nuevas generaciones lo tienen todo ahí, al alcance de un click, y no les importa un pepino de qué año es esta canción o esta otra: para ellos, toda la cultura es un aquí y un ahora. Así que es normal que en «Sunset Overdrive» hayan dulces apuntes al pasado (tanto en la estética como en la música) que, sin embargo, no se anclan en ningún tiempo concreto: aquí hay punk, sí, pero no como algo añorado o revisionado, sino como un presente continuo desligado de su existencia pasada. Vale, aquí se me ha ido un poco la olla con la reflexión esnobista. Pero no se preocupen ustedes: por eso lo he puesto en el número 5, porque el resto de puestos van a ser menos intensitos en lo sesudo (al fin y al cabo, este juego ataca más a otras partes del cuerpo y menos al cerebro).
4. ARGUMENTO POST-TODO. En el mundo de los videojuegos hay una tendencia un poco extraña a considerar que un lanzamiento tiene un «buen» argumento si este responde a unos parámetros de calidad literarios o cinematográficos. ¿Será una buena película? ¿Sería un buen libro? Pues entonces tiene que ser un buen juego, ¿no? «Sunset Overdrive» demuestra que no necesariamente. El argumento, tal y como ha quedado descrito más arriba, es una mera excusa para el despiporre adrenalítico, para una experiencia de juego puramente física. Aquí, y por mucho que acabe de desdeñar la referencia cinéfila, puede hacerse otro paralelismo con ese nuevo cine de las sensaciones que desató el 3D en la gran pantalla: un cine en el que lo que pasa es menos importantes que cómo lo percibe el espectador. «Sunset Overdrive» es así: el argumento es tan solo un camino de migas destinado a que no te pierdas en un camino que es el verdadero protagonista. Algo que no te estorba y que, no por eso, es menos «bueno».
3. GAMEPLAY ABRUMADOR. «Sunset Overdrive» se salta a la torera esa regla no escrita que dice que todo videojuego ha de empezar con un tutorial mínimo que te ayude a ubicarte y a hacerte con los controles. Cierto es que ya hay muchos títulos que optan por dejar caer al jugador en el medio de un lío considerable para que aprenda por las bravas… Pero, oye, nada como esto. «Sunset Overdrive» no empieza en el medio de un lío considerable: empieza en un locurón que no te deja ni pensar y que te obliga a haber asimilado los controles en el minuto uno. A partir de ahí, vivirás un festín de saltos, disparos desde el aire, armas loquers, movimientos de ataque fardones, grindeos en cables de alta tensión, rebotes en coches a modo de muelle y, sobre todo, un estilo de juego en el que no puedes parar de moverte y disparar ni un segundo (porque, si no, pierdes el mojo de las habilidades especiales). Si estás acostumbrado a juegos en los que pasear sigilosamente y que te dejan tiempo para pensar tu próximo movimiento, lo vas a pasar francamente mal en «Sunset Overdrive«.
2. MÚSICA Y ESTÉTICA PURO SIGLO 21. Ya lo he dicho más arriba: la música y la estética de «Sunset Overdrive» beben directamente de las referencias punk más ancestrales, pero también de un gusto puro siglo 21 por el nu-rave de colores flúor o por el EDM de peinados imposibles a lo Skrillex. Todo ello, además, tiene su correspondencia directa en una banda sonora que bien podría haber optado por hacer una recopilación de temazos existentes de grupos y artistas de estas corrientes musicales, pero que prefiere convertirse en una especie de muzak post-moderno que acompaña y enfatiza, pero que nunca roba protagonismo. Los puristas del punk pensarán que esto no tiene ni pies ni cabeza y que «Sunset Overdrive» es un sinsentido musical y estético… Pero, de nuevo, cualquiera que piense algo así está dejando en evidencia su viejunez galopante.
1. TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD. Vale, cierto es que este trastorno no es cosa de broma… Pero, justo cuando estás en medio del vicio más absoluto con «Sunset Overdrive«, es inevitable pensar que el juego te gusta tanto porque precisamente se adapta perfectamente a la sobre-abundancia de estímulos de nuestra era: en un momento en el que estamos acostumbrados a tener mil pestañas abiertas en nuestros navegadores, a vivir abrumados por las continuas oleadas de contenido en los feeds de nuestras redes sociales y en el que el lenguaje audiovisual de los videoclips ya pertenece al «lento» siglo XX, es inevitable rendirse ante la vibrante experiencia de «Sunset Overdrive» como lo que es: un reflejo directo de nuestros cerebros, que siempre quieren más, que lo quieren todo ahora y en grandes cantidades. Incluso la diversión. Bueno, no: sobre todo la diversión.