Olvídate de lo que concibes como un «corto»… «Bildungsroman» de Gerardo de Hierro es un viaje vibrante de la niñez a la edad adulta en tan sólo dos minutos.
Los cortos ya no son lo que eran… Y que conste que lo decimos para bien. Para muy bien. En los últimos tiempos, con esto de la crisis y demás mandangas, parece que el cine concebido como negocio se ha topado ante la imposible levedad de su ser y, en consonancia, ha empezado a buscar carreteras secundarias: exhibición de películas antiguas, películas enfocadas a un entorno más museístico que fílmico, etc. Y, claro, los cortometrajes también han tenido que reinventarse al ver su función comercial puramente extinta. Sorprendentemente, el corto fue el primero en mostrarse permeable a otras prácticas mucho antes de la recesión: los motion graphics, el 3D y el lenguaje que bebe más del diseño que del cine hace tiempo que llegaron a este formato para quedarse.
Y ahí estamos, con maravillas como «Bildungsroman» de Gerardo del Hierro dándole caña al formato corto desde diferentes flancos. Es esta una pieza de dos minutos que no es un videoclip puesto que la excelente música de Fernando Domínguez ha sido creada expresamente para adaptarse a la vertiginosidad del corto y, sobre todo, porque su carga argumental y conceptual es cosa fina: tomando su nombre de esas novelas que retratan el paso de la infancia a la madurez, «Bildugnsroman» es un trepidante viaje de iniciación hiper-estilizado donde abundan la violencia y el sexo.
«Nobody said that growing up was easy» es el lema de este corto cuyo póster ha sido realizado por Luca Zamo y que viene a condensar en dos minutos de nada una concepción del tránsito de la niñez a la vida adulta tan traumático como subyugantemente bello: cuerpos post-humanos, escenarios oscuros, simbología atávica… Todo suma para convertir el corto de Gerardo del Hierro en una pequeña gran joya con una carga estética que roza lo icónico.