Seix Barral sigue dándole caña a los autores japoneses… Esta vez, edita una de las obras más sentidas de Kenzaburo Oé: la muy autobiográfica «Muerte por Agua».
Seix Barral se está tomando muy pero que muy en serio esto de traer hasta nuestro país todo un conjunto de autores japoneses imprescindibles para entender la literatura oriental pero también necesarios para cualquiera que quiera alimentar mínimamente su alma con el fruto de una pluma sensitiva y emocional, cargada de sentimientos concretos como un haiku en versión aletargada y alargada. Hace un par de meses, la editorial hacía llegar hasta nosotros «La Pandilla de Asakusa» , más que probablemente una de las muestras más vibrantes del mejor Yasunari Kawabata (de la que te hablamos debidamente en esta noticia)… Y ahora es el momento de que Seix Barral le dé caña a otro nipón de oro: Kenzaburo Oé.
¿Por qué un nipón de oro? No sólo por el hecho de que Oé fuera el segundo japonés en llevarse el Premio Nobel, sino sobre todo porque desde que se hiciera con aquel galardón ha seguido practicando una literatura del más alto nivel. Así lo atestiguan obras como «Una Cuestión Personal» o «Un Amor Especial«, en las que vuelca su vivencia como padre de un hijo disminuido, además de otros clásicos como «¡Adiós, Libros Míos!» o «Renacimiento«, ambas publicadas en nuestro país de la mano de Seix Barral.
Precisamente estas dos últimas novelas están protagonizadas por Kogito Choko, que resulta ser también el protagonista de esta «Muerte por Agua» que acaba de aterrizar entre nosotros. En esta ocasión, y diez meses después de la muerte de su madre, la hermana de Choko le entrega el «baúl de cuero rojo», un objeto misterioso que contiene correspondencia del padre de ambos, un defensor del imperialismo que murió ahogado. Evidentemente, el autor aprovecha la figura del padre ausente como herramienta para criticar directamente a un imperialismo japonés que todavía colea lo suficientemente como para que la nación no haya admitido todavía sus crímenes de guerra. ¿Lo mejor de todo? Que, como en el resto de libros con el mismo protagonista, Choko no es otro que Oé. Toma juego de espejos.