Dave Eggers retrata en «El Círculo» un futuro distópico que puede quedarnos más cerca de lo que creemos: ¿es la era de la (ultra)comunicación una pesadilla?
Lo de Dave Eggers es un caso verdaderamente interesante de modelo de autor literario del siglo 21: este hombre nunca entendió las letras como un campo de batalla sobre el que lanzar sus novelas a forma de bomba y esperar a ver desde las alturas cómo la onda expansiva va destrozando todo a su paso (o no). Por el contrario, Eggers siempre parece haber concebido la literatura como una guerra de guerrillas, como una contienda en la que tienes que estar embarrado hasta los muslos. Será por eso que este hombre es igual de conocido tanto por ser uno de los escritores imprescindibles a la hora de entender la literatura de las últimas décadas como por ser un agitador cultural nato en aventuras como la icónica revista McSweeney’s.
Así las cosas, no resulta nada extraño que su nueva novela, «El Círculo» (editada ahora en nuestro país de la mano de Random House), haya sido señalada desde el minuto cero como uno de los trabajos más importantes de este año… y de los últimos tiempos. No en vano las comparaciones la están situando al lado de clasicazos distópicos como «1984» de Orwel, «Farenheit 451» de Bradbury o «Un Mundo Feliz» de Huxley. ¿Palabras mayores? No cuando se dice que Eggers ha conseguido actualizar estos iconos literarios incorporándoles la pesadilla de la era de la (hiper)comunicación.
«El Círculo» se sitúa en un futuro (¿demasiado?) cercano en el que un nuevo ente virtual, ese El Círculo del título, se ha convertido en la empresa de tecnología más importante de la historia, habiendo absorbido a gigantes como Google, Facebook o Twitter. Su creador, Ty Gopodinov, vive recluido en las montañas y ostenta un comportamiento bastante similar al de Steve Jobs. Y ahí empieza el peligro: ¿qué ocurre cuando una única empresa controla nuestra vida pero nos vende un life style supuestamente buenrollero e inocuo? La respuesta, en «El Círculo» de Dave Eggers.