Yasunari Kawabata debería ser un autor de lectura obligatoria… Por suerte, ahora Seix Barral edita uno de sus básicos: «La Pandilla de Asakusa».
Yasunari Kawabata es uno de esos autores que deberían ser obligatorios en la educación sentimental de todos los seres humanos: su literatura no sólo está repleta de emociones a flor de piel, de una visión descarnada del amor fuertemente ligada al erotismo y la sensualidad, sino que también es uno de los autores que mejor ha ejemplificado el choque entre el Occidente arrollador y el Oriente tradicionalista. Libros como «Lo Bello y Lo Triste«, «La Casa de las Bellas Durmientes«, «El Maestro de Go» o «Mil Grullas» deberían tener reservado un espacio destacadísimo en la librería de cualquier aficionado a la lectura.
Y, claro, además de todas las obras mentadas, también a «La Pandilla de Asakusa» se le debería guardar un lugar privilegiado en la biblioteca, ya que en este libro Kawabata consiguió encapsular el zeitgeist de uno de los tiempos y los lugares más vibrantes de la historia cultural de los últimos siglos. Antes fue Montmartre en París y más tarde sería Times Square en Nueva York, pero la década de los 20 fue el momento para que el barrio de Asakusa en Tokio refulgiera con un furor fascinante: teatros de revista, burdeles, bares de jazz, arquitectura modernista, cines destartalados… Asakusa era el centro de un vibrante mundo cultural que el escritor supo capturar y explotar.
Comparada con «Dublineses» de Joyce y con «Berlín Alexanderplatz» de Döblin, «La Pandilla de Asakusa» ofrece un fresco de aquel barrio durante una época de efervescencia cultural y social. Utilizando la crónica y el relato popular, Kawabata firmó un libro de plena vocación callejera y de ritmo cinematográfico sin por ello traicionar algunas de sus constantes, como pueden ser el erotismo, el envenenamiento amoroso o el choque con Occidente. Todo ello en una edición elegante como sólo saben practicar los chicos de Seix Barral. Repetimos: Kawabata debería ser un autor de lectura obligatoria. Si no lo lees, no sabes lo que te estás perdiendo.