Gracias a su «Definitive Edition», por fin podremos disfrutar de «Sleeping Dogs» sin la sensación de que los gráficos se han quedado un poco viejos.
Hay veces que, hagas lo que hagas, te esfuerces lo que te esfuerces, no hay marcha atrás… Es el caso, por ejemplo, de un cambio de generación de videojuegos como el que estamos viviendo en la actualidad. A día de hoy, muchos ya somos los que les dedicamos más tiempo a nuestras Xbox One y PS4 que a la Xbox 360 y la PS3. Y esto implica que, cuando volvemos a los sistemas antiguos para continuar las partidas que teníamos abiertas en diferentes frentes, la sensación es de ligera decepción: ¿de verdad que «aquellos» gráficos nos parecían lo más de lo más? ¿Cómo puede ser que ahora se vean tan pasados?
Por todo ello, se agradece eternamente esta nueva práctica en la que muchas son las compañías que están lanzando versiones remasterizadas de su antiguos juegos pero totalmente adaptados a la nueva generación de consolas. El último en llegar (pero ya sabes que último no significa peor para nada) es «Sleeping Dogs: Definitive Edition«, que se lanzará el próximo 10 de octubre para Xbox One, PS4 y PC. Por si es necesario refrescarle la memoria a los más despistados, recordaremos que «Sleeping Dogs» fue uno de los juegos más importantes del 2012 (de hecho, fue el ilustrísimo número 3 de nuestra lista de los mejores videojuegos de aquel año).
En esta ocasión, podremos volver a vivir esta especie de revisión oriental de «GTA» con maravillosos añadidos de lucha y conducción con un regalo de lo más suculento: «Sleeping Dogs: Definitive Edition» no sólo traerá unos gráficos loquísimos remasterizados para la nueva generación, sino que pondrá a disposición del jugador desde el minuto cero el total de 24 contenidos descargables que se fueron lanzando en su momento (entre ellos la historia adicional «El Año de la Serpiente» y el terrorífico «Pesadilla en North Point«). Una oportunidad única para volverse a poner en la piel del ya icónico Wei Shen sin la sensación de que los gráficos se han quedado viejunos.