Por mucho que a Pier Paolo Pasolini se le conozca principalmente por su (revolucionaria) labor cinematográfica, nadie debería catalogar a este artista bajo la palabra «cineasta». Muchas son las etiquetas que también le sientan como un guante: poeta, novelista, dramaturgo, ensayista y, la fin y al cabo, dinamizador de la cultura italiana del siglo XX. Por todo ello es de especial relevancia de los dos textos inéditos que, desde la editorial Errata Naturae, recopilarán en el tomo «Nueva York«: una declaración de amor en toda regla en la que Pasolini demuestra su debilidad por una ciudad de la que él mismo afirmó que le «gustaría tener dieciocho años para vivir una vida en Nueva York«.
El primero de los textos es la transcripción de una entrevista que durmió ignorada durante cuarenta años en una casete perdida en los sótanos del Instituto Italiano de Cultura de Nuevo York. En esta entrevista, Pasolini vuelve a dejar claro que no tiene pelos en la lengua a la hora de despotricar sobre Dios, sexo, marxismo, racismo, poesía, cine y utopía. En el segundo texto, sin embargo, el autor recurre al formato de película mental para reconstruir las escenas de sus propias vivencias en la ciudad: noches de negro activismo en Harlem, pacifismo en el Village, su encuentro con Gingsberg… Todo ello, a partir del 21 de febrero en las librerías. Justo al lado de visiones de esta misma ciudad como la de Brendan Behan (en «Mi Nueva York«), imprescindibles por lo que tiene de subjetivas y deliciosas.